sábado, 14 de mayo de 2016

Mayoriano y la Batalla de Cartagena



Los restos del Imperio Romano de Occidente eran la sombra de su pasada gloria. Un germano, Flavio Ricimero, ostentaba el poder real, pero su ascendencia no le permitía convertirse en emperador. Ante la posibilidad de erigirse como Gobernador o Dux, y someterse al emperador de Oriente, Ricimero optó por colocar en el trono imperial a candidatos sobre los que ejercería su influencia.

Flavius Iulius Valerius Maiorianus Augustus, conocido como Mayoriano, fue designado como emperador en el año 457, gobernando un territorio reducido a Italia, Dalmacia y parte de Galia. La debilidad de Roma era tal, que eran frecuentes los ataques y saqueos mermaban su poder, destacando el saqueo vándalo del año 455, liderado por Genserico.

Mayoriano comenzó a destacar por su independencia, su capacidad militar y su voluntad de mejorar las condiciones de vida de las clases populares. Invade el sur de la Galia, derrotando a francos y alamanes, y en el año 458, consigue rechazar un ataque vándalo en Campania, que pretendía repetir el saqueo de Roma e Italia.

Con la idea de recuperar parte del antiguo territorio romano, derrota a Teodorico II en la Batalla de Arelate, obligando a los godos de Hispania y Septimania a convertirse en pueblo federado de Roma. En virtud a esta nueva condición política, Mayoriano firma un acuerdo con Teodorico II para preparar una invasión del norte de África, destinada a derrotar a los vándalos.

En el año 461, Mayoriano cruza los Pirineos y concentra en Carthago Nova una flota de 40 barcos, que esperaba continuar reforzando para preparar el ataque. Consciente de la superioridad naval romana, el rey vándalo Genserico, organiza un ataque sorpresa para el 13 de mayo del 461, conocido como la Batalla de Cartagena.

Al mando de sólo 17 barcos, ataca a la flota romana amarrada en puerto, destruyéndola casi por completo e impidiendo cualquier posibilidad de ataque al territorio vándalo. Muchos capitanes romanos habían sido sobornados para no hacer nada durante el ataque, precipitando la derrota romana. Mayoriano se vio obligado a firmar la paz con Genserico.

La derrota de Cartagena minó el prestigio militar del emperador, uniéndose al descontento existente entre una parte del funcionariado por las medidas contra la corrupción desarrolladas por Mayoriano, que minaba sus intereses. En este contexto, Ricimero promueve una sublevación en Lombardía, que precipita la caída del emperador. Mayoriano renuncia al trono y, pocos días después, el 7 de agosto del 461, muere envenenado.

Los pactos posteriores entre Ricimero y Genserico, así como la desconfianza que el germano tenía en Mayoriano, hacen suponer la existencia de un complot para hacer caer al emperador. Ricimero no podía permitir el ascenso de Mayoriano, cuyo prestigio militar, independencia política y proyección, le hacían un rival peligroso que amenazaba su poder, por lo que prefirió destruir primero su imagen y luego deponerlo y asesinarlo.

Sin embargo, Mayoriano se convertirá en el último emperador romano de occidente que intentó restaurar el territorio del antiguo imperio.