martes, 31 de diciembre de 2019

El País:El camino que lleva a la ciudad cartaginesa sin nombre


El general cartaginés para afianzar su dominio en la Península Ibérica y defenderse de los posibles ataques romanos fundó un ciudad fuertemente fortificada en lo que ahora es el barrio de La Albufereta (Alicante). Corría el 230 a. C. cuando el asentamiento amurallado -de calles anchas, viviendas y almacenes que aseguraban su habitabilidad- comenzó su construcción. Los expertos del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) han hallado en la última campaña de excavaciones la puerta de acceso a la ciudad púnica, hasta ahora oculta bajo una romana posterior. Son visibles hasta las marcas que dejaron los carros en su ascenso a la ciudadela. El problema al que se enfrentan los expertos es que desconocen qué ciudad cartaginesa, de las tres que se tiene constancia en la Península, han hallado.

Los arqueólogos no saben aún si fue Amílcar o su hijo Asdrúbal los que ordenaron construir la ciudad y, ni siquiera, su nombre, aunque barajan que pudiera tratarse de Akra Leuka (Promontorio blanco, en griego). En España solo hay documentada la existencia de tres ciudades fundadas por los púnicos en el último tercio del siglo III a. C.: Cartago Nova (Cartagena), Akra Leuka (Alicante u otra ciudad del Valle del Guadalquivir) “y una tercera de la que se desconoce su ubicación y su nombre”, explica Manuel Olcina, director técnico del MARQ. “Es una cuestión muy interesante porque no sabemos exactamente a qué ciudad corresponde el camino de acceso. Desconocemos si se trata de Akra Leuka o de la tercera ciudad sin nombre, pero sí estamos seguros de que al final del camino hallado se sitúa la puerta de acceso a la ciudad”. Esta puerta puede estar enterrada a una profundidad de entre 0,5 y 2 metros.


De lo que sí están seguros los expertos es que la ciudad cartaginesa fue destruida los romanos en el 209 a.C., durante la Segunda Guerra Púnica -se han hallado estratos del incendio y los consiguientes derrumbes- y que sobre ella estos levantaron Lucentum. Todos los restos conforman ahora el yacimiento arqueológico visitable del Tossal de Manises.

Durante las guerra civil romana de Sertorio (82-72 a. C.) se construyó una muralla dotada de torres con base de sillería y durante los enfrentamientos entre las tropas de Pompeyo y Cesar (49-45 a. C.), una puerta con elementos de fortificación (bastión, torre y muralla de 2,7 metros de anchura).

Este espacio habitado alcanzó la categoría de municipio (estatuto jurídico que le confiere de instituciones y magistrados propios) en época del emperador Augusto el 30-20 a. C. Se trazaron nuevas calles sobre la ciudad púnica, algunas con alcantarillado, y se levantó el foro, compuesto por una plaza porticada y el área del templo. Igualmente, se alzaron termas y viviendas, así como establecimientos comerciales como las tabernae. Junto al mar se abrió un embarcadero y pronto nacieron numerosas villas rurales a su alrededor que explotaron económicamente el territorio.

Sin embargo, en el último cuarto del s. I d. C. se produjeron los primeros síntomas de crisis y de decadencia. Se dejaron de mantener las cloacas y cesó la actividad de los baños. Durante el siglo II se asistió ya al progresivo e imparable desmantelamiento urbano, con el expolio de edificios y áreas públicas, como la plaza del foro. El siglo III supone la total desaparición de Lucentum. Se conviertió en un lugar de rapiña de materiales de construcción.

Entre los siglos VIII y IX, el área se transformó en un cementerio islámico. Se han encontrado más de un centenar de cuerpos. El Tossal de Manises comenzó a ser excavado en los años 30 del siglo pasado y sus materiales enviados al MARQ.

A principios de los noventa, este lugar histórico milenario presentaba un estado de ruina y abandono que motivó que la Diputación de Alicante emprendiera un amplio trabajo para su recuperación. La operación de rescate culminó en la apertura al público en 1998 de este yacimiento de cinco hectáreas de extensión. “Queda mucho por excavar”, señala el director técnico del MARQ, “y más con el hallazgo del camino cartaginés que nos lleva directamente a la puerta de la ciudad púnica sin nombre”.

sábado, 28 de diciembre de 2019

ABC:Descubierta la gran mentira sobre la barbarie de las legiones romanas que hemos creído desde 1930


En los años treinta y cuarenta del pasado siglo, los investigadores dieron credibilidad a la recién forjada teoría de que, cuando se hallaba al mando de la legión II Augusta en plena conquista britana, ordenó a sus hombres que aniquilaran por sorpresa a una tribu acantonada en el Castillo de Maiden (un poblado fortificado sobre la colina más alta de la zona).

 El artífice de la teoría no era un don nadie ávido de ganar portadas en los periódicos. Ni mucho menos. Era Sir Mortimer Wheeler, uno de los arqueólogos más reputados de Gran Bretaña tras haber prestado sus servicios en el Museo Nacional de Gales y en el Museo de Londres. El doctor tampoco hizo su afirmación a la ligera, sino que se basó en una década de trabajo sobre el terreno y en el hallazgo de lo que, en sus palabras, eran los restos de medio centenar de nativos (52, en concreto) asesinados por la espalda a golpe de lanza, jabalina y flecha durante la invasión romana. Sobre este «cementerio militar» (como lo denominó) forjó la teoría de la barbarie de la Legio II Augusta de Vespasiano en el año 43 d. C. Una visión que dio a conocer en 1943 tras escribir su primer informe sobre el suceso.
Teorías frente a frente

Dicha teoría, que empezó ya a ponerse en cuestión en los pasados años ochenta, ha vuelto a sufrir un nuevo revés estas navidades. En este caso, de la mano del doctor Miles Russell, profesor de arqueología en la Universidad de Bournemouth. Este experto ha afirmado, en declaraciones recogidas por varios diarios británicos, que la historia de la contienda es «engañosa» y, al menos a día de hoy, no existe «absolutamente ninguna evidencia» de que en la mencionada posición se perpetrase matanza alguna contra los habitantes. «La mayoría de los arqueólogos están de acuerdo en que no se puede demostrar que se produjera», señala.

 Sus conclusiones fueron publicadas en la revista especializada «Oxford Journal of Archaeology» el pasado julio, donde incluso ha incidido en que, al menos según los datos disponibles, es plausible que ni siquiera hubiera una contienda contra Roma en el Castillo de Maiden. Una teoría que solo se extendió, en sus palabras, por su epicidad después de que fuera narrada por Wheeler. «El lugar había sido abandonado, al menos en gran parte, un siglo antes de la llegada de Roma. Sin embargo, eso es menos impactante que la posibilidad de que la tribu de los Durotriges sufriera una severa derrota allí y fuera después esclavizada», añade en el texto.

En su favor, el doctor pone sobre la mesa una serie de estudios científicos que confirmarían que una de las patas que arman la teoría esgrimida por Wheeler (la supuesta premura con la que fueron enterrados los cuerpos por los legionarios romanos) es falsa. En su dossier, el experto incide también en que una parte de los cadáveres fueron inhumados de forma cuidadosa y con su ajuar funerario. A su vez, añade que, según las nuevas investigaciones, es posible que los restos no fueran bien fechados. De hecho, especifica que, aunque es cierto que el 74% de los fallecidos dejó este mundo de forma violenta, sus muertes podrían ubicarse en cualquier momento entre el año 100 a. C. y el 50 d. C. La polémica está servida.
Invasión

Pero vayamos por partes. La historia de esta presunta matanza comienza (y acaba) en el 43 d. C. Fue en ese año cuando el emperador Tiberio Claudio César Augusto Germánico (más conocido simplemente como Claudio) decidió seguir los pasos de Julio César y acometer una empresa tan difícil como ansiada por sus predecesores: la conquista de Britania. Aunque al dictador no le había ido demasiado bien durante las dos invasiones a las islas (llevadas a cabo en el 55 y 54 a. C.) él esperaba convertirse en el hombre que sometería a unas tribus rodeadas de misticismo tanto a nivel religioso como militar gracias, respectivamente, a los druidas y a la potencia de sus carros de combate.

Narra el historiador Stephen Dando-Collins en su magna «Legiones de Roma, La historia definitiva de todas las legiones imperiales romanas» que, en el año 43 d. C., Claudio ordenó a cuatro de sus legiones reunirse en Bolina para, a continuación, partir hacia Britania. Las elegidas fueron la XIV Gémina, la XX, la IX Hispana y la II Augusta. Recién llegada de Estrasburgo, la última estaba al mando del futuro emperador Vespasiano, entonces un pretor de 33 años que, tal y como narra el experto en su obra, era ya famoso por haber «comandado como prefecto una unidad de auxiliares tracios mientras ascendía por los peldaños de su carrera».

 Desde los inicios, la invasión estuvo rodeada de cierto aura de misticismo. Los legionarios, temerosos por las historias de magia que les llegaban desde las islas británicos, se negaron en principio a partir hacia lo que (por entonces) era el fin del mundo. Al parecer, solo una interesante paga extra les motivó para embarcar en una flota creada de forma expresa para ellos. Lo que está claro es que no se reparó en gastos. Algunos autores señalan que el emperador llegó a formar una unidad especial de elefantes africanos para contrarrestar la potencia de los carros de combate enemigos. Aunque, al menos en la actualidad, es imposible demostrarlo.

Los hechos palpables afirman que las cuatro legiones desembarcaron, en su particular Día D, durante el verano del año 43 d. C. Lo hicieron en las playas cercanas a la bahía de Pegwell, al suroeste de las islas y frente al Pas du Calais. Al mando de la expedición se hallaba Aulo Plaucio, quien no tardó en tomar la zona (las tribus locales no sabían de su llegada) y en crear un campamento en las cercanías desde el que orquestar el avance hacia el interior. En el lugar se quedaría, como una suerte de reserva, la IX Hispana mientras sus compañeros exploraban aquellas tierras con la ayuda de las guías planteadas, años atrás, por Julio César. Había comenzado la invasiíon.
La legión romana de Vespasiano

La II Augusta avanzó, en principio, hacia la actual Canterbury. Dando Collins es partidario de que, en su camino, se enfrentó a dos grandes contingentes britanos a los mandos de Togodumno y Carataco. Cronistas como Suetonio afirman que venció al segundo sin apenas esfuerzo gracias a la eficiencia del sistema de combate de las legiones y a que los guerreros locales acudían a la batalla sin armadura. De hecho, una buena parte luchaban desnudos de cintura para abajo o sin ninguna prenda sobre el cuerpo. Poco después, el futuro emperador avanzó hasta el río Medway, lo cruzó después de que sus ingenieros construyeran múltiples puentes y (en palabras del historiador de la época) «mataron a muchos adversarios».

 La maquinaria romana continuó su avance hasta el interior y presionó de tal forma que Carataco, tras ser derrotado, se retiró hacia Gales con su séquito real. Todo parecía perdido para los nativos. Sin embargo, y tal y como sucedería en los cómics de Astérix y Obélix, varias tribus del suroeste se negaron a aceptar la derrota y continuaron su enfrentamiento contra los legionarios. Ante su resistencia, se ordenó a Vespasiano que ampliara el frente y las hiciera pedazos para que el emperador, que había partido ya desde Italia ávido de aceptar la claudicación de sus enemigos, no se topara con una conquista sin finalizar.

Suetonio cuenta que, azuzado por sus superiores, Vespasiano no tuvo piedad y, durante aquella campaña, libró más de treinta batallas, conquistó más de una veintena de pueblos y aceptó la rendición de dos tribus. Todo ello, para gloria del Imperio. Así fue como cayó, por ejemplo, Chichester (al surestre de Londres), en cuyo interior se estableció un campamento romano del que, a día de hoy, todavía quedan restos. «La propaganda defendería más adelante que las legiones atravesaron el Támesis bajo el mando de Claudio, se toparon y derrotaron a un nutrido ejército de guerreros britanos y, a continuación, aceptaron la rendición de los reyes y de sus desarmados guerreros», finaliza Dando-Collins.
Supuesta matanza

Esta es la historia oficial de lo que ocurrió el año 43 d. C., y así se contó hasta que, en los años treinta, el arqueólogo Sir Mortimer Wheeler arribó a la colina del Castillo de Maiden (en Dorset) y, tras una década de excavaciones, halló los restos de 52 britanos en lo que, según afirmó, era un «cementerio de guerra» de la época romana. El reputado experto, tras investigar en profundidad los esqueletos, afirmó que eran cadáveres de hombres, mujeres y niños que habían sido asesinados mediante flechas, lanzas y jabalinas por la espalda.

Sabedor de que, en su recorrido a través del sur de las islas, la II Augusta había pasado por la zona, esgrimió que Vespasiano había ordenado a sus soldados que atacaran el poblado por sorpresa para evitar que la tribu local organizara una defensa efectiva. «Bajo las nubes de humo que se levaban, las puertas se asaltaron y se tomó la posición. […] Hombres, mujeres, jóvenes y viejos fueron brutalmente asesinados antes de que la tribu pudiese tomar las armas. […] Los aturdidos habitantes fueron enterrados entre los restos de las cenizas de sus cabañas», desveló en sus memorias.

 El arqueólogo puso varios ejemplos para dar consistencia a su teoría. Según escribió, «un cráneo mostraba la perforación cuadrada producida por el perno de un proyectil romano cuadrangular» y otro esqueleto «tenía una punta de flecha de hierro incrustada profundamente en una vértebra», lo que indicaba que había recibido un disparo de alguno de los hombres de la II Augusta antes de ser rematado en el suelo. Presentó su primer informe en 1943 y, a partir de entonces, esta teoría fue la más replicada por los expertos de la zona.

Al menos, hasta que -durante los años ochenta- una nueva corriente de investigadores revisó su trabajo y puso en cuestión varias de sus conclusiones. Con la ayuda de nuevos aparatos de análisis óseo determinaron, por ejemplo, que los signos de quemaduras en las viviendas (atribuidos hasta entonces al asalto) pudieron producirse mientras los habitantes del poblado trabajaban el hierro. A su vez, establecieron que las puntas de flecha que causaron la muerte de los fallecidos pudieron pertenecer a otras tribus que asaltaron el lugar antes de la invasión romana. También pusieron en cuestión que los cuerpos fueran enterrados de forma apresurada por los legionarios. Unos argumentos que, este 2019, Russell enarbola de nuevo.

viernes, 27 de diciembre de 2019

El País:Hallan rastros de la destrucción babilónica de Jerusalén


Arqueólogos de la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte, junto con el Colegio Académico Ashkelon y la Universidad de Haifa, anunciaron ayer que, tras una década de excavaciones en la colina occidental de la antigua Jerusalén han llegado al descubrimiento más destacado de la excavación hasta la fecha: un depósito de cenizas que contenía numerosas evidencias de la la ciudad en la llamada Edad de Hierro.

Enmarcado en el Proyecto Arqueológico del Monte Sión, en esta fase aparecieron entre las cenizas puntas de flecha (algunas de bronce), tiestos de la Edad del Hierro, lámparas de aceite, una pieza de joyería de oro y plata, y signos de una importante estructura de la Edad del Hierro. Todo ello proporciona evidencias sólidas de la destrucción babilónica de Jerusalén, alrededor del año 586 a. C.

Los arqueólogos han sugerido que podría tratarse de una de las casas del gran hombre «mencionadas en el segundo libro de Reyes 25: 9». Ahora esperan poder adentrarse más en las estructuras de la época durante las siguientes campañas.

Lo que dice II-Reyes 25: 9 es: «Y él [el capitán de la guardia de Nabucodonosor, Nabuzaradán] quemó la casa del Señor y la casa del rey; y todas las casas de Jerusalén, incluso la casa de todo gran hombre, lo quemaron con fuego».

El revoltijo hallado es compatible con la ruina de una casa incendiada: «Objetos domésticos, lámparas [de aceite], pedazos rotos de cerámica que habían sido volcados y destrozados ... y puntas de flecha y una pieza de joyería que podría haberse perdido y enterrado en la destrucción».

La joya es una borla o arete de no más de una pulgada de diámetro con una parte superior de oro en forma de campana, ahora algo aplastada, y un racimo plateado de uvas debajo. Se trata de la segunda pieza de joyería de esta época encontrada en Jerusalén y sus alrededores, según el equipo de arqueólogos.

Hallazgos de 2019
El año que termina ha sido intenso en hallazgos arqueológicos relacionaldos con el territorio bíblico: altares, iglesias y pueblos vinculados a antiguos textos hebreos, como Emaús. Para empezar un altar de piedra descubierto en Ataroth, Jordania, está grabado con pistas tentadoras sobre una rebelión que tuvo lugar hace más de 2,800 años. La rebelión habla de un levantamiento del reino de Moab contra el reino de Israel. La inscripción confirma que Mesha y su ejército conquistaron Ataroth, menciona el botín de bronce de la ciudad derrotada, los 4.000 gentiles «dispersos y abandonados en gran número» y la ciudad «desolada».

Otro de los más espectaculares fue la avenida de Poncio Pilatos, un bulevar de 600 metros de largo construido por Pilatos. La calle necesitó unas 10.000 toneladas de piedra caliza y probablemente conectó con el Monte del Templo, lugar sagrado donde los peregrinos judíos iban a adorar.

El ADN también descubrió el origen de los filisteos, en una tumba infantil, cuyo material sugiere que descienden de pueblos que emigraron desde Levante (entre Sicilia y España).

jueves, 26 de diciembre de 2019

National Geographic:Descubren tres sarcófagos egipcios de la dinastía XVIII


Un equipo de arqueólogos del Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO) y de la Universidad de Estrasburgo, dirigidos por el egiptólogo Frédéric Colin, ha descubierto en la necrópolis de Asasif, cerca de la actual Luxor, tres sarcófagos de la dinastía XVIII (1539-1292 a.C.), pintados de vivos colores y en excelente estado de conservación.

Tres sarcófagos bellamente decorados

Las tres piezas están hechas de madera, conservan su policromía original y están decoradas con inscripciones jeroglíficas y escenas religiosas. Se han hallado en el patio de la tumba de un personaje llamado Padiamenope (TT 33), que fue escriba real y sacerdote lector durante la dinastía XXVI (664-525 a.C.).

Según ha explicado Fathy Yassin, director de Antigüedades de la orilla Occidental del Nilo, uno de los sarcófagos, pintado de blanco y de marrón, mide 1,80 m de largo y carece de inscripciones; el segundo sarcófago está pintado en tonos amarillos, mide 1,90 m de largo y según las inscripciones perteneció a una mujer llamada Rao, y el tercero, de 1,95 m de largo, decorado con escenas y con inscripciones jeroglíficas, contendría la momia de otra mujer llamad Tiabo.


Una tumba laberíntica

La tumba de Padiamenope en Asasif es una enorme sepultura laberíntica que contiene nada menos que veintidós estancias conectadas por largos pasillos y en la que se abren profundos pozos funerarios. La tumba se distribuye en tres niveles que se extienden a veinte metros bajo el nivel del suelo y sus muros están decorados con textos funerarios –estas inscripciones están siendo estudiadas y publicadas por un equipo francés de epigrafistas–.

Aunque el lugar fue descubierto por Richard Pocoke, que visitó la zona en 1737, no fue excavado hasta 1881 por el egiptólogo alemán Johannes Dümichen. Desde el año 2004, la tumba está siendo excavada por arqueólogos de la Universidad de Estrasburgo y del IFAO. Los trabajos han procurado numerosos hallazgos, entre ellos un gran número de ushebtis (figurillas funerarias encargadas de trabajar en lugar del difunto en el más allá), y ahora los sarcófagos exhumados en el patio. Pero de qué modo y porqué tres sarcófagos de la dinastía XVIII fueron a parar al patio de una tumba unos mil años posterior es, por ahora, un misterio.

martes, 24 de diciembre de 2019

National Geographic:Encuentran un busto de Ramsés II


En Mit Rahina, cerca del yacimiento de Menfis, la antigua capital de Egipto durante el reino Antiguo (2543-2120 a.C.), a unos veinte kilómetros de El Cairo, se ha registrado un hallazgo sorprendente: un busto de granito rojo que representa al faraón Ramsés II (1279-1213 a.C.). El descubrimiento se ha realizado en los terrenos de una finca privada, cuyo propietario ha sido detenido por realizar excavaciones arqueológicas clandestinas.

Surgida del barro

La pieza, que se encuentra en bastante buen estado de conservación, mide 105 centímetros de alto y 55 de ancho, y representa a Ramsés II luciendo el símbolo del ka, la fuerza vital o espíritu para los antiguos egipcios. Se trata de dos brazos alzados, con las palmas de las manos mirando hacia adelante, situados sobre la cabeza de la estatua del faraón. Este hallazgo es, según los arqueólogos, muy importante, puesto que sólo se conserva una estatua real que porte este símbolo: la de rey Hor I, de la dinastía XIII (1759-160 a.C.), una pieza de madera que se expone en el Museo Egipcio de El Cairo.

Mustafa Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, ha destacado que "este descubrimiento arqueológico es uno de los más raros que se han registrado. Se trata de la primera estatua de granito con el símbolo del ka de la que se tiene constancia". En las inmediaciones, los arqueólogos han exhumado también un grupo de diecinueve bloques de granito rojo y piedra caliza con relieves que muestran a Ramsés realizando el ritual Heb Sed, un jubileo real que se realizaba normalmente cada treinta años y que servía para renovar el poder y la fuerza física del faraón. Los arqueólogos creen que en esta zona posiblemente se alzó un gran templo dedicado a Ptah, dios creador según la teología menfita, que fue uno de los santuarios más importantes de Egipto.

lunes, 23 de diciembre de 2019

El menú romano estuvo presente en las mesas del antiguo Israel


Excavaciones arqueológicas realizadas por la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) al sur de Ashkelon previas al establecimiento del «Eco-Sport Park» de la ciudad descubrieron una antigua zona industrial que revela que el menú romano llegaba a las mesas del antiguo Israel.

Las excavaciones revelaron lagares e instalaciones desconocidas utilizadas para la producción de “garum”, una salsa de pescado muy popular y cuya preparación implicaba olores fuertes. Con el descubrimiento de las vasijas utilizadas para producir “garum”, la Autoridad de Antigüedades de Israel en Ashkelon se sumó a la escasa evidencia de este tipo que se pudo encontrar en el Mediterráneo oriental.

La excavación, financiada por la Municipalidad de Ashkelon y la Ashkelon Economic Company, fue realizada como exploración previa al establecimiento del “Eco-Sport Park”, un parque que incluye un lago artificial y un estadio deportivo. Como resultado de la exploración, se ha revelado evidencia de preferencias culinarias romanas y bizantinas de hace 2000 años.

La excavación tuvo la participación de jóvenes del Movimiento Kibbutz del Kibbutz Yad Mordechai y de alumnos de la escuela secundaria Makif Vav, situada a los alrededores del futuro parque.

«Mucho antes de la pasta y la pizza, la antigua dieta romana se basaba principalmente en la salsa de pescado. Las fuentes históricas se refieren a la producción de salsa especial de pescado, que se utilizaba como condimento básico para la alimentación en las épocas romana y bizantina en toda la cuenca mediterránea. En los relatos se menciona que los fuertes olores que lo acompañan durante su producción requirieron que se distanciara de las áreas urbanas y se encontró que este era el caso, ya que las instalaciones fueron descubiertas aproximadamente a dos kilómetros de la antigua Ashkelon», explica la doctora Tali Erickson-Gini, miembro de la Autoridad de Antigüedades de Israel.


«Este es un hallazgo raro en nuestra región y muy pocas instalaciones de este tipo se han encontrado en el Mediterráneo oriental. Fuentes antiguas incluso se refieren a la producción de ‘garum’ judío. El descubrimiento de este tipo de instalación en Ashkelon demuestra que los gustos romanos que se extendieron por todo el imperio no se limitaban a la vestimenta, sino que también incluían hábitos alimenticios», asegura Erickson-Gini.

El yacimiento romano fue abandonado, pero las condiciones que favorecían la viticultura se mantuvieron y en la época bizantina, en el siglo V d.C., una comunidad monástica comenzó a prosperar, ganándose la vida con la producción de vino: se construyeron tres lagares junto a una iglesia decorada con gran esmero. Poco de la iglesia ha sobrevivido, pero los fragmentos arquitectónicos encontrados en el sitio muestran que fue decorada con impresionantes mármoles y mosaicos. En las cercanías se ubicó un gran complejo de hornos que producían tinajas de vino. Estos parecen haber sido utilizados para la exportación de vino, que era el principal ingreso del monasterio.


«El sitio, que sirvió como zona industrial durante varios períodos, fue abandonado de nuevo en algún momento después de la conquista islámica de la región en el siglo VII d.C. y más tarde familias nómadas, que probablemente vivían en tiendas de campaña, desmantelaron las estructuras y vendieron las diferentes partes para construir material en otros lugares», dijo el Dr. Erickson-Gini.

El alcalde de Ashkelon, Tomer Glam, dijo: «Ashkelon es una de las ciudades más antiguas del mundo y de vez en cuando encontramos pruebas adicionales de ello. La reciente excavación en uno de sus hermosos nuevos barrios produce una combinación de la riqueza del pasado de la ciudad, su desarrollo actual y su progreso futuro».

sábado, 21 de diciembre de 2019

La Vanguardia:Merit Ptah, la primera doctora que probablemente nunca existió


Durante siglos, Merit Ptah fue conocida como la primera doctora y física. Se consideraba que esta científica que vivió hace unos 4.700 años en el Antiguo Egipto fue la primera mujer conocida por su nombre en la historia de la medicina y cuya imagen se ha visto durante centenares de años en una tumba de la necrópolis cercana a la pirámide escalonada de Saqqara.

La realidad, sin embargo, parece estar bastante lejos de esta explicación. Esto es, al menos, lo que explica Jakub Kwiecinski, un historiador de la medicina que trabaja en la Universidad de Colorado y que acaba de publicar un estudio en el Journal of the History of Medicine and Allied Science donde afirma que Ptah “nunca existió”.

”Estaba en todas partes. En publicaciones sobre mujeres, en videojuegos, en libros de historia, incluso hay un cráter en Venus que lleva su nombre Tuve que rastrear su historia casi como un detective, siguiendo cada pista, para descubrir cómo comenzó todo y quién inventó a Merit Ptah”, asegura Kwiecinski.

El investigador destaca que, a pesar “de todas esas menciones, no había pruebas de que ella realmente hubiera existido. Y poco a poco se hizo evidente de que nunca hubo una antigua médica egipcia llamada Merit Ptah. Este es un ejemplo de como se pueden propagar conceptos erróneos”, añade en un comunicado.

Merit Ptah “nació”, en realidad, en la década de 1930 cuando Kate Campbell Hurd-Mead, médica y pionera feminista que en 1938 escribió el libro Una historia de la mujer en la medicina: desde los primeros tiempos hasta el comienzo del siglo XIX, malinterpretó un informe sobre un auténtico sanador del Antiguo Egipto.

Hurd-Mead hablaba en su obra la excavación de una tumba en el Valle de los Reyes, donde había una imagen de una doctora llamada Merit Ptah, la madre de un sumo sacerdote, que la describe como ”la médica jefe“. “El nombre existió durante el Imperio Antiguo (entre el 2686 y 2181 a. C), pero no aparece en ninguna de las listas recopiladas de los antiguos curanderos egipcios, ni siquiera como un caso ‘legendario’ o ‘controvertido’”, defiende Kwiecinski.

“Tampoco aparece en la lista de mujeres administradoras del Imperio Antiguo. Y tampoco hay tumbas del Imperio Antiguo presentes en el Valle de los Reyes, donde la historia ubica al hijo de Merit Ptah. Solo existen unas pocas sepulturas de esa época en el área circundante, la necrópolis de Tebas“, completa.

El historiador de la Universidad de Colorado ha encontrado, sin embargo, otra mujer que tiene un parecido sorprendente con Merit Ptah. Entre 1929 y 1930, una excavación en Giza descubrió la tumba de Akhethetep, un alto dignatario de la Dinastía V. En su interior había una puerta falsa con una imagen que representaba a una mujer llamada Peseshet.

Esta mujer era, presumiblemente, la madre del dueño de la tumba y fue descrita como la “supervisora ​​de las mujeres sanadoras”. Peseshet y Merit Ptah habrían vivido en periodos de tiempo similares (separadas por unos 300 años) y ambas eran mencionadas en las sepulturas de sus hijos, que eran altos funcionarios sacerdotales. Por eso Kwiecinski cree que Hurd-Mead las confundió.

En la biblioteca privada de la doctora y escritora de principios del siglo XX incluso se encontró un ejemplar de un libro que describía el descubrimiento de la historia de Peseshet. “Hurd-Mead mezcló accidentalmente el nombre de la antigua sanadora, así como la fecha en que vivió y la ubicación de la tumba”, revela.

“Y así, a partir de una auténtica curandera egipcia, Peseshet, nació Merit Ptah, aparentemente anterior y erigida como la primera mujer médica“, asegura Jakub Kwiecinski. A partir de aquí, el personaje se convirtió gradualmente en una figura prominente en los relatos históricos populares durante la segunda ola del feminismo, entre las décadas de 1960 y 1980.

La parte más sorprendente de la historia, al menos para Kwiecinski, no es el error en sí, sino la determinación de generaciones de mujeres historiadoras de recuperar los relatos olvidados de las antiguas sanadoras, lo que demuestra que la ciencia y la medicina nunca han sido exclusivamente hombres.

“Aunque Merit Ptah no es una auténtica curandera del Antiguo Egipto, ella es un símbolo muy real de la lucha feminista del siglo XX que quería volver a escribir libros de historia en femenino, además de abrir la medicina a las mujeres, convirtiéndose en un modelo a seguir para todas aquellas que querían dedicarse a la ciencia y la medicina”, concluye.

jueves, 19 de diciembre de 2019

ABC:Así son las dos últimas tumbas abovedadas de la civilización micénica halladas en el Peloponeso


 Ya es oficial: los arqueólogos norteamericanos Jack Davis y Sharon Stocker, pertenecientes a la Escuela Americana de Estudios Clásicos, han presentado en el salón de actos del Ministerio de Cultura griego sus resultados más recientes y los últimos descubrimientos de las excavaciones que efectúan, con la Universidad de Cincinnati a la que pertenecen, en el Peloponeso, cerca del Palacio de Néstor en Pilos.

Se trata del descubrimiento en el 2018 de dos monumentos funerarios abovedados, que se llaman ahora Tumba VI y Tumba VII. La presentación comenzó con unas palabras de la ministra de Cultura Lina Mendoni, que agradeció a los arqueólogos la magnífica colaboración durante tantos años con el Ministerio y destacó que «los resultados hasta ahora muestran que existe un cementerio» en la zona. Y no es de extrañar, ya que tanto el Palacio como las tumbas muestran la importancia de la civilización micénica de la Grecia continental, durante la transición de la Edad de Bronce Media a la Tardía y proporciona información valiosa sobre las rutas de comunicación y comercio con Oriente Próximo en los primeros períodos micénicos.


Descubiertos casi por casualidad

Este descubrimiento fue casi producto de la casualidad: se efectuó en una zona de parcelas agrícolas cercanas al denominado Palacio de Néstor, un palacio micénico que podría haber sido el del mítico Rey de Pilos. Estos dos arqueólogos ya habían descubierto en el 2015 la tumba de un guerrero, denominada el Guerrero de los Grifos (por las figuras mitológicas que se encontraron junto al cuerpo). Pero se desconocía si la zona era parte de un cementerio.

El Ministerio de Cultura griego consiguió expropiar una parcela agrícola cercana a dicha tumba y es así como en el 2018 Davis y Strocker descubrieron lo que presentaron ayer, estas dos tumbas cuya situación es paralela a otras tumbas descubiertas previamente por Carl Blegen, destacado arqueólogo y profesor de Arqueología Clásica en la misma Universidad de Cincinnati que dirigió importantes excavaciones tanto en Troya como en Pilos, hasta su jubilación en 1957.

La tumba VI es enorme: con un diámetro de aproximadamente 12 metros, sus paredes se mantienen a una altura de aproximadamente 4,5 metros sobre el piso. Al hundirse la cúpula con el paso del tiempo, se retiraron nada menos que 1.000 metros cúbicos de tierra y roca que habían ido entrando en el monumento y se ha descubierto que la parte superior de la cámara estuvo habitada en la Edad Arcaica-Clásica y quizás durante la Edad Media.

La tumba VII es mucho más pequeña: tiene un diámetro de solo unos 8,5 metros, mientras que sus paredes solo se conservan a una altura de unos 2 metros. Y ambos, junto con las tumbas encontradas con anterioridad, fueron edificadas en el s. XV antes de Cristo.

 Y una vez más se demuestra que en la Antigüedad siempre se reciclaba: los sillares y piedras que se utilizaron para construir estos edificios provienen de la Acrópolis del Palacio de Néstor, posiblemente de edificios anteriores. Y en ambas tumbas, de acuerdo con la costumbre micénica, había muchas tumbas que fueron reutilizadas, dado que los restos de los entierros anteriores se guardaban a intervalos regulares. Y curiosamente las ofrendas efectuadas para cada persona fallecida se reciclaban para otros entierros o volvían a ser utilizados por los vivos.


El Guerreo de los Grifos mitológico
No es el primer descubrimiento destacado de estos dos arqueólogos. En 2015 descubrieron cerca del Palacio de Néstor una tumba de la Edad de Bronce que no había sido saqueada. Tras meses de estudio, se llegó a la conclusión de que se trataba de la tumba de un guerrero de grandes dimensiones, con más de 1.400 objetos acompañándole: joyas, armas y una armadura, además de vasijas en oro, plata y bronce así como cerámica. Se le denomina el «Guerrero de los Grifos» ya que se encontraron dos representaciones de esta figura mitológica, con cabeza, garras y alas de un águila feroz y cuerpo de león musculoso. Y ahora la pregunta que todos los expertos se hacen es por qué el guerrero no fue enterrado en una de las grandes tumbas de la zona, sino en solitario y si ello supone que en otros terrenos sin excavar se descubrirán más tumbas individuales o otras abovedadas.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

ABC:Objetos hallados en las excavaciones de Burguete demuestran la romanización del Pirineo navarro


 Los ocho años de excavaciones arqueológicas en el yacimiento de Zaldua, en la localidad navarra de Burguete, han sacado a la luz un posible complejo termal de época romana, además de grandes edificios y material interesante que refleja la importante romanización existente en las inmediaciones de la calzada del Pirineo que unía Astorga con Burdeos. Ésta no era una zona de paso impermeable, sino que tenía muy instauradas sus costumbres y tradiciones, según las investigaciones llevadas a cabo por arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y del Museo Arqueológico de Londres, bajo la supervisión de la sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Navarra.

Una de las directoras del yacimiento, Ohiane Mendizabal, presentó este lunes algunos de los objetos más relevantes que se han encontrado en el complejo termal, que estaría situado en el centro de la ciudad romana de Iturissa, junto a la calzada.

Entre estos objetos, datados entre los siglos I y IV, destaca un anillo de oro (annulus aureus) con un entalle de nicolo onyx azul con una talla que, según Mendizabal, se sospecha que representa a la diosa Fortuna sosteniendo una cornucopia que remite a la fecundidad. Una pieza de gran valor no solo por su antigüedad y por su extraordinaria calidad, sino también por su factura técnica, representativa de que «al menos parte de los habitantes de Zaldua tenían bastante poder y riqueza», indicó.

 También se mostraron otros amuletos de buena suerte encontrados en distintas estancias del complejo termal como un amuleto fálico de bronce (fascinus), muy habitual en el mundo romano para atraer la buena suerte y alejar el mal de ojo, que según Mendizabal podría haberse utilizado como adorno para los caballos o la vestimenta militar, o una lúnula de bronce, un amuleto en forma de creciente lunar, habitualmente utilizada como colgante entre las mujeres y los soldados.

Entre los objetos de la vida cotidiana descubiertos figuran un dado de bronce, fichas de juego y varias lucernas, unas lámparas de aceite empleadas comúnmente para iluminar las estancias, así como objetos de adorno personal como alfileres para sujetar el pelo.

También se han localizado monedas que, si bien son bastante habituales en las excavaciones, aportan mucha información para establecer el contexto del edificio y situar su uso en la historia.

 «La investigación del área de Zaldua es importante para conocer cómo fue la Navarra romana en esta zona tan poco estudiada», pero que fue una importante vía de comunicación y comercial, destacó el director general de Cultura, Ignacio Apezteguía. Se trata de un punto «diferencial para el conocimiento del patrimonio histórico de la Comunidad Foral» y por ello, Apezteguía aseguró que desde el Gobierno Foral se está trabajando para dotar a este espacio con el mayor nivel de protección posible y en breve se prevé incoar el expediente de bien de interés cultural.

El secretario general de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Juantxo Aguirre, explicó que «éste es un importante yacimiento de carácter urbano situado justo en el paso del Pirineo de la calzada Iter XXXIV que unía Astorga- Asturica con Bourdeaux-Burdigala, donde los autores clásicos romanos mencionan los enclaves de Summum Pirineum e Iturissa en este territorio de los vascones».

 «Todas las intervenciones de Zaldua han seguido las directrices metodológicas del MOLA, Museum of London Archaeology, entidad especializada en la arqueología romana de Londinium, un trabajo de excavación que cumplió este verano su octava campaña», añadió Aguirre.

Asimismo, destacó el uso de nuevas tecnologías de prospección magnética y con georradar empleadas en este yacimiento que han permitido conocer cómo era este edificio y su distribución antes de excavar, unos resultados recogidos en la tesis doctoral de Ekhiñe García.

Por su parte, el alcalde de Burguete, Joxepe Irigaray, subrayó la importancia de estos hallazgos para la comarca. El yacimiento podría tener un importante potencial turístico que impulse a «una de las zonas más deprimidas de Navarra», convirtiéndose así en «una vía de ingresos y de asentamiento de población».

lunes, 16 de diciembre de 2019

Descubren un tramo de la antigua Vía Augusta romana que cruzaba Badalona


La construcción de un edificio de viviendas en el barrio Coll i Pujol de Badalona ha puesto al descubierto un tramo del trazado de la Vía Augusta, que conectaba algunas de las principales urbes romanas, a su paso por la antigua ciudad de Baetulo.

El tramo descubierto, ubicado a 350 metros de la puerta occidental de la ciudad, consta de 40 metros de largo y 5,5 metros de ancho y, de acuerdo con los primeros estudios, data de la primera mitad del siglo I aC, cuando se fundó la ciudad de Baetulo, embrión de la actual Badalona.

La Vía Augusta fue la calzada romana más larga de Hispania y enlazaba de Narbona, en el sur de Francia, hasta Cádiz bordeando el Mediterráneo.

Aunque partía de una calzada preexistente llamada Vía Heraclea, clave para la romanización de la Península, fue el emperador Augusto el que la bautizó con su nombre y, tras una importante reforma, la convirtió en una de las vías principales del territorio.

Además de la Vía Augusta, también han sido descubiertos en Badalona diversos edificios, como un taller metalúrgico, un recinto funerario, una edificación monumental y un mausoleo funerario que comprenden desde la época tardo republicana hasta los siglos V y VI dC.

Forman, por tanto, un conjunto relevante para conocer el suburbium occidental de la ciudad de Baetulo y comprender cómo se poblaba su territorio, ya que, según el Ayuntamiento, permiten elaborar un discurso sobre la ocupación humana del territorio desde el momento fundacional hasta la antigüedad tardía, cuando la urbe vivía un momento de decadencia.

Un recorrido por más de 700 años de historia que ponen en valor la evolución de la ciudad y el legado cultural de la romanización de Cataluña.

Por eso, a partir de ahora, además de conservar del tramo de la Vía Augusta, también se mantendrá la edificación encontrada, que se integrará a la nueva finca de pisos y se cederá al consistorio para que forme parte de los espacios visitables y gestionados por el Museo de Badalona.

La intervención arqueológica ha sido asumida por BeCorp, la compañía propietaria del solar, y la ha llevado a cabo Global Geomàtica bajo la dirección del arqueólogo Mikel Soberón y la supervisión tanto del Museo de Badalona como del Servicio de Arqueología de la Generalitat.

Este yacimiento se suma además a los restos arqueológicos de una villa romana dedicada a la producción y exportación de vino por todo el Imperio que fueron encontrados el pasado verano y supuestamente formaban parte de los suburbios de Baetulo.

Los restos de esta villa, de más de 2.600 metros cuadrados, vieron también la luz a raíz de los preparativos para la construcción de una promoción de edificios en el solar que ocupaba la antigua fábrica textil La Estrella.

sábado, 14 de diciembre de 2019

ABC:Hallan la primera evidencia de los «cabezaconos» en una tumba egipcia de 3.000 años de antigüedad


 Los antiguos egipcios han sido representados durante mucho tiempo usando conos de cabeza, como se conocen, y que nos recuerda a la comedia de Hollywood protagonizada por Dan Aykroyd. Sin embargo, hasta ahora los arqueólogos no tenían evidencias físicas de su existencia. Ahora, dos de estos conos de cabeza, hechos de cera, han sido descubiertos en los cráneos de dos individuos enterrados hace unos 3.300 años en Amarna en Egipto, según informa «Live Science».

Durante cientos de años, desde el 1.550 a. C. hasta casi después de Cristo, el arte egipcio representaba a las personas con conos en la cabeza o algo parecido. Como nunca se habían encontrado ejemplos de estos conos, los arqueólogos se preguntaban si realmente existían o si eran un motivo artístico que no tenía ninguna base en la realidad (como pudiera ser el halo en la cabeza de los cristianos).

Los dos individuos con cono fueron encontrados en parcelas separadas en el cementerio de Amarna. Una mujer fue encontrada en 2010, muerta cuando tenía entre 20 y 29 años de edad y «el cono fue encontrado colocado sobre la cabeza sobre el cabello bien conservado». El cono, bajo, mediría unos 80 milimetros de alto y 100 de ancho. El otro cuerpo enterrado con cabeza de cono sería de una persona entre 15 y 20 años de sexo indeterminado encontrado en 2015. Un artículo en la revista «Antiquity» los ha sacado a la luz este diciembre.

No se saben las causas y la significación de estos conos. Se especula con que pudieran significar algún tipo de purificación y mejora del poder espiritual del difunto, o también se piensa que pudiera estar relacionado con ideas de fertilidad y resurección.

viernes, 13 de diciembre de 2019

ABC:El Museo de Zaragoza muestra los cascos celtíberos que España ha recuperado años después de ser expoliados


 El presidente de Aragón, Javier Lambán, y el director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Román Fernández-Baca, presentaron este viernes en el Museo de Zaragoza los siete cascos celtíberos que fueron expoliados de un yacimiento arqueológico aragonés hace varios años y que España ha conseguido recuperar.

Son siete de los dieciocho cascos de guerreros que fueron sustraídos del yacimiento de la antigua ciudad celtíbera de Aratis, en el término municipal zaragozano de Aranda de Moncayo. Aratis fue fundada en el siglo V antes de Cristo.

Estos siete cascos eran propiedad del Museo de Mougins, en Francia, que decidio devolverlos a España. La entrega se hizo hace escasos días y ahora esas valiosas piezas vuelven a estar en suelo aragonés.

A la presentación oficial que tuvo lugar en el Museo de Zaragoza acudió también el consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Felipe Faci, entre otras autoridades.

Estos cascos son parte del expolio continuado que sufrió el yacimietno de Aratis durante décadas, ante la pasividad de las autoridades. El caso saltó finalmente cuando, en 2013, fue detenido el responsable de esas excavaciones ilegales. El acusado, un vecino de Morata de Jalón (Zaragoza) ya jubilado, fue condenado en julio de 2018 por la Audiencia de Zaragoza a seis años de prisión y al abono de más de 130.000 euros entre multas e indemnizaciones.

La sentencia consideró probado que este hombre expolió el yacimiento celtíbero de Aranda de Moncayo de forma continuada durante un cuarto de siglo, desde finales de los años 80 hasta su detención en 2013. Según indica la sentencia en su relato de los hechos probados, el acusado llegó a utilizar una excavadora para buscar a lo grande, lo que agravó los daños provocados en este enclave arqueológico. Con la excavadora podía mover grandes cantidades de tierras, de forma indiscriminada, para luego cribarlas en busca de piezas de valor.

jueves, 12 de diciembre de 2019

ABC:Hallan en el fondo del Mar Jónico un naufragio romano de la época de Jesucristo con seis mil ánforas

Las nuevas tecnologías y los estudios de especialistas en arqueología submarina recogen cada vez mas información sobre los naufragios de la Antigüedad y la vida de siglos pasados. Lo demuestra el naufragio romano denominado de Fiskardo, con su cargamento de 6.000 ánforas que se conservan en buen estado.

El profesor Yorgos Ferendinos, consejero científico del Laboratorio de Geología Marina y Oceanografía Física de la Universidad de Patras (Grecia) acaba de publicar en la revista británica de arqueología científica, el Journal of Archeological Science, importante información sobre dicho naufragio, el de una nave de más de 33 metros de la época romana. A este naufragio se le conoce como de Fiskardo, al encontrarse cerca del puerto de la ciudad del mismo nombre en la isla de Cefalonia, en el Mar Jónico.

Precisamente ha sido a poca distancia de la ciudad actual dónde se han descubierto ahora una serie de casas, un conjunto de baños públicos, un teatro y un cementerio, que los expertos sitúan entre 146 a.C. y 330 d.C. y confirman que se trataba de una escala importante en las rutas comerciales marítimas romanas.
Cargamento de seis mil ánforas

La embarcación pudo estudiarse utilizando el sonar e imágenes del fondo marino y se espera que en estudios futuros se encuentre, además del cargamento (que se encuentra a más de un metro del fondo) restos de la propia embarcación. «El cargamento está semienterrado en el sedimento, por lo que tenemos grandes expectativas de que si lo investigamos en el futuro, encontraremos parte o todo el casco de madera», afirma el profesor Ferendinos.

Por ahora no se conoce si se mantendrá este naufragio en su lugar y cuando se estudiará, pero el tipo de ánforas obtenido en las imágenes obtenidas solían transportar aceitunas, vino, aceite y distintos tipos de cereales. También se conoce que la mayoría de los barcos que transportaban mercancías entre el I siglo a.C. y el I d.C. tenían recorridos con frecuentes paradas en puertos del Mediterráneo, dirigiéndose frecuentemente al puerto de Ostia, a 35 kilómetros de Roma en la desembocadura del río Tíber. Los clientes pagaban el tramo de transporte que necesitaban y se trataba en general de viajes de varios meses.
El caso de las estatuas de Cicerón

El naufragio más conocido de la época romana en aguas griegas es el de Anticitera, la isla del Mar Egeo mas cercana al barco hundido. Descubierto en 1900, fue el capitán Jacques Yves Cousteau y su equipo quienes rescataron en 1976 casi 300 objetos: estatuas de bronce y mármol, joyas de oro, objetos de cerámica, monedas de plata y bronce etc.

Entre lo rescatado, un objeto, conocido como el Mecanismo de Anticitera, que tras ser estudiado en detalle podría ser la primera computadora del mundo (calculaba posiciones astronómicas, equinoccios, fases lunares y eclipses, los juegos olímpicos y otras operaciones) y muchas estatuas. Todo ello se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas y los expertos siguen investigando el naufragio.

Se considera que algunas de las muchas estatuas del naufragio pudieron ser encargadas por Cicerón en marzo del año 67 a.C. Lo sabemos porque el orador y político, que era persona pudiente, encargó en una carta a su agente Titus Pomponius Atticus el que le consiguiera estatuas de los talleres de la ciudad griega de Megara, hermas (pilares cuadrados con un busto encima, generalmente del dios Hermes, que se utilizaban para marcar propiedades y para traer suerte) y otros objetos para la biblioteca y la columnata de una de sus residencias.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

ABC:Descubren la ciudad perdida de Aksum, el poderoso imperio que rivalizó con Roma


 Arqueólogos han descubierto una antigua ciudad enterrada en Etiopía que estuvo habitada durante más de mil años. La ciudad era parte del poderoso imperio de Aksum que dominó el noroeste de África durante siglos y comerciaba con otras grandes potencias como el Imperio Romano, según informa «Newscientist».

Tradicionalmente, la mayoría del trabajo de campo arqueológico se había centrado en la ciudad capital de Aksum, pero una investigación reciente ha dado con este enclave que era un centro religioso y también comercial, entre Aksum y el Mar Rojo, según informa la revista «Antiquity». Los investigadores han llamado a la ciudad Beta Samati, que significa «casa de audiencia» en el idioma local Tigrinya.

El Imperio de Aksum dominó África Oriental y partes de Arabia desde aproximadamente el 80 a. C. hasta el 825 d. C. Fue una de las principales potencias de la época, junto con Roma, Persia y China. La ciudad es un antiguo asentamiento muy poblado con estructuras residenciales y religiosas, explican en el estudio de «Antiquity».

Las fechas de radiocarbono del sitio abarcan desde el 771 a. C. hasta el año 645 d. C. Eso significa que Beta Samati existió durante el período anterior Aksumite y estuvo siempre habitado durante el surgimiento de Aksum. Entre los hallazgos importantes de las excavaciones iniciales, se incluye una basílica temprana, inscripciones y un anillo de oro de grabado en un trabajo que ilumina el papel de Beta Samati como centro administrativo y su importancia más amplia dentro de esta civilización.

«Esta es una de las civilizaciones antiguas más importantes, pero la gente no lo sabe», dice Michael Harrower de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, en referencia a la gente del mundo occidental. «Fuera de Egipto y Sudán, es la primera sociedad compleja o civilización importante en África». «Eso es lo bueno de Etiopía», añade Harrower a «Newscientist», en Grecia y Roma ya se han explorado y estudiado muchos lugares por lo que ya no hay muchos descubrimientos de las principales ciudades antiguas».

martes, 10 de diciembre de 2019

Los hallazgos en el yacimiento de Zaldua en Auritz-Burguete demuestran un Pirineo romanizado


Los hallazgos realizados en el yacimiento de Zaldua, en Auritz-Burguete, dan muestra de la importante romanización existente en las inmediaciones de la calzada del Pirineo que unía Astorga con Burdeos, que no se establecía como zona de paso impermeable sino que tenía muy instauradas sus costumbres y tradiciones.

Así lo ha señalado una de las directoras del yacimiento, Ohiane Mendizabal, que ha presentado algunos de los objetos más importantes encontrados en este complejo termal junto con el secretario general de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Juantxo Aguirre, el director general de Cultura, Ignacio Apezteguía, y el alcalde de Auritz-Burguete, Joxepe Irigaray.

A lo largo de este verano se ha realizado la octava campaña de excavación en este lugar, en la que han participado arqueólogos de Aranzadi y del Museo Arqueológico de Londres bajo la supervisión de la sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Navarra.

Mendizabal ha señalado que los objetos encontrados datan de épocas comprendidas entre los siglos I y IV y las prospecciones realizadas sitúan el complejo termal en el que se han realizado los trabajos en el centro de la ciudad de Iturissa, junto a la calzada.

El director general de Cultura ha destacado que "la investigación del área de Zaldua es importante para conocer cómo fue la Navarra romana en esta zona tan poco estudiada" pero que fue una importante vía de comunicación y comercial, estableciéndose como un punto "diferencial para el conocimiento del patrimonio histórico de la Comunidad Foral".

Por ello, ha asegurado, desde el Gobierno Foral se está trabajando para dotar a este espacio con el mayor nivel de protección posible y en breve se prevé incoar el expediente de bien de interés cultural.

Aguirre ha considerado que el estudio de este yacimiento no es importante solo a nivel local o de Navarra, sino que muestra la relación de la península con el resto de Europa y descubre cómo estaban articuladas estas importantes vías de comunicación.

Asimismo, ha destacado el uso de nuevas tecnologías de prospección magnética y con georradar empleadas en este yacimiento que han permitido conocer cómo era este edificio y su distribución antes de excavar, unos resultados recogidos en la tesis doctoral de Ekhiñe García.

Por su parte, el alcalde de AuritzâBurguete ha destacado la importancia que tienen para la comarca los hallazgos tanto a nivel cultural, permitiéndoles redescubrir sus raíces, como a nivel económico.

Y es que el yacimiento podría tener un importante potencial turístico que impulse a "una de las zonas más deprimidas de Navarra", convirtiéndose así en "una vía de ingresos y de asentamiento de población".

Entre los objetos presentados destaca un anillo de oro con un entalle de nicolo onyx azul con una talla que, según Mendizabal, se sospecha que representa a la diosa fortuna sosteniendo una cornucopia.

Este amuleto tiene gran valor no solo por su antigüedad, sino también por la calidad de los materiales y las técnicas constructivas, lo que demuestra que "al menos parte de los habitantes de Zaldua tenían bastante poder y riqueza", ha indicado.

También se han mostrado otros amuletos de la buena suerte encontrados en distintas estancias del complejo termal como un amuleto fálico de bronce, que según Mendizabal podría haberse utilizado como adorno para los caballos o la vestimenta militar, o una lúnula de bronce, habitualmente utilizada como colgante entre las mujeres y los soldados.

Entre los objetos de la vida cotidiana descubiertos figuran un dado de bronce, fichas de juego y varias lucernas, unas lámparas de aceite empleadas comúnmente para iluminar las estancias, así como objetos de adorno personal como alfileres para sujetar el pelo.

También se han localizado monedas que, si bien son bastante habituales en las excavaciones, aportan mucha información para establecer el contexto del edificio y situar su uso en la historia.

sábado, 7 de diciembre de 2019

El análisis de 24 tablas de madera de roble sugieren que el Imperio Romano se sustentaba gracias al comercio de madera


Excavadas durante la construcción del Metro en Roma entre los años 2014 y 2016, un grupo de investigadores del Consejo Nacional de Investigación de Italia ha analizado 24 tablas de madera de roble (especies de 'Quercus').

Formaban parte de un pórtico romano en los jardines de via Sannio, pero, además, el análisis revela algo mucho más relevante: que el Imperio Romano dependía mucho de esta madera.

Fechando la madera

Para constatar esta evidencia, los investigadores midieron el ancho de los anillos de los árboles para cada tabla y realizaron pruebas estadísticas para determinar la cronología promedio, fechando con éxito trece de las tablas. Al comparar sus tablas fechadas con las cronologías de referencia del roble mediterráneo y centroeuropeo, los autores descubrieron que los robles utilizados fueron tomados de las montañas del Jura, al este de Francia, a más de 1.700 kilómetros de distancia.

La fecha de tala de estos robles entre 40 y 60 después de Cristo y determinaron que todas las tablas provenían de árboles vecinos.

Estamos hablando de mucha distancia y de grandes problemas de transporte. Todo esto sugiere que la organización logística de la antigua Roma era considerable y que su red comercial estaba muy avanzada. Dadas las dimensiones de la madera y la gran distancia que recorrió, los autores sugieren que los antiguos romanos (o sus comerciantes) probablemente flotaban la madera por los ríos Saona y Ródano en la actual Francia antes de transportarla por el Mar Mediterráneo y luego hacia el río Tíber a Roma.

Según explica el autor principal del estudio:

    Este estudio muestra que en la época romana, la madera de los bosques casi naturales del noreste de Francia se utilizaba para fines de construcción en el centro de Roma. Considerando la distancia, calculada en más de 1.700 kilómetros, los tamaños de madera y los medios de transporte con todos los obstáculos posibles en el camino, nuestra investigación enfatiza la importancia de la madera para los romanos y la poderosa organización logística de su sociedad.

viernes, 6 de diciembre de 2019

ABC:Revelan tatuajes en momias femeninas egipcias que han permanecido ocultos durante 3.000 años


Gracias a la fotografía de infrarrojos, los científicos han descubierto que los antiguos egipcios también eran unos artistas del tatuaje. Muy poco había trascendido hasta ahora de esta práctica en el Antiguo Egipto. Tan sólo había registros de estos dibujos en seis momias, encontradas en varios enclaves, tras más de cien años de investigación.

«Todo lo relacionado con el descubrimiento de estos nuevos tatuajes es sorprendente porque se sabía muy poco acerca de esta práctica en el Antiguo Egipto», ha apuntado en Science News Kerry Muhlestein, egiptólogo de la Universidad Brigham Young

Un equipo de arqueólogos ha aplicado fotografía de infrarrojos en siete momias femeninas datadas del 1000 a. C. halladas en las excavaciones de Deir el-Medina. Y los resultados de esta técnica, que que muestra longitudes de onda de luz invisibles a simple vista, están haciendo que los expertos reevalúen varias tesis que existen sobre tatuajes en el antiguo Egipto.

Los especialistas pensaban que las mujeres egipcias llevaban tatuajes como signo de fertilidad. Sin embargo, dada la gran extensión de los dibujos y dado que las siete momias eran femeninas, la arqueóloga Anne Austin, de la Universidad de Missouri-St. Louis, piensa que los tatuajes estarían más bien relacionadas con lo espiritual. Se desconoce las identidades exactas de las mujeres, pero esta especialista cree que pudieron ser curanderas o sacerdotisas.

«Cuando vi por primera vez los tatuajes con el infrarrojo, sentí la emoción del descubrimiento y la magia de esta nueva tecnología», contaba a la cadena americana Fox News la propia Austin. «Hemos sido capaces de identificar docenas de tatuajes en una momia ya registrada en 2017, que muestra la imaginería de símbolos religiosos, motivos florales y animales relevantes para la cultura egipcia como la vaca o la diosa Hathor.

Posteriormente se han hallado más dibujos en diferentes momias, pero no se han podido identificar como símbolo o lugar. «Está bastante claro que con más pruebas, encontraremos patrones más claros de localización y simbolismo de esos tatuajes», Austin.

Estos especialistas han estado examinando con infrarrojos de 2016 a 2019, el año pasado publicaron los hallazgos sobre los tatuajes de dos de las momias en en el Journal of Archaeological Science y ahora presentan la totalidad de las conclusiones en un encuentro de la American Schools of Oriental Research.

El caso más llamativo es el de una momia que reunía 30 tatuajes. Sus dibujos en forma de cruz son los únicos de cuya existencia hay constancia hasta ahora. Además, varios de los adornos parecen jeroglíficos utilizados en la escritura egipcia antigua.

Otra de las mujeres de Deir el-Medina tenía un tatuaje en el cuello que representaba un ojo humano, un antiguo símbolo egipcio asociado con la protección, así como dos dibujos de babuinos, uno sentado a cada lado del cuello.

jueves, 5 de diciembre de 2019

ABC:El tesoro carpetano perdido en Guadalajara


A finales del siglo III antes de Cristo, alguien enterró un tesoro junto a la ciudad romana de Caraca, en terrenos de la actual localidad de Driebes (Guadalajara). Parte de estas alhajas, casi 14 kilos de plata en lingotes, monedas y fragmentos de adornos, se exponen actualmente en una vitrina del Museo Arqueológico Nacional. Fueron halladas en 1945, durante la construcción del canal de Estremera, en un talud del cerro de la Virgen de la Muela que fue completamente removido en aquellas obras. Allí no quedó nada de valor, pero aquellas piezas no eran las únicas que formaban el tesoro. Otra parte, de la que no se ha vuelto a tener noticia, había sido encontrada siglos antes muy cerca de allí.

Un documento conservado en el Archivo General de Simancas y citado por Tomás González en su «Registro y relación general de minas de la Corona de Castilla» de 1832 puso sobre la pista a los arqueólogos Javier Fernández Ortea y Emilio Gamo Pazos, que dirigen el equipo de Caraca. En él se hacía referencia a un litigio por un «tesoro que se halló en término de Driebes», motivo por el cual se enviaba al lugar al pesquisidor Miguel Lozano para que «practicase averiguación sobre cierta plata hallada en el campo».

Con ayuda de Isabel Aguirre, jefa del departamento de Referencias del archivo, Fernández y Gamo localizaron en Simancas hasta tres documentos relativos al pleito y pudieron saber las circunstancias del hallazgo.

Alonso Sánchez, un humilde zagal de 12 años que cuidaba el rebaño de un vecino de Driebes llamado Pedro Pérez, fue a apacentar las ovejas y darles de beber en la orilla del Tajo el 24 de abril de 1597. Al volver del río, alzó la mirada a lo alto de un torrontero y vio una teja hincada en el montículo. Intrigado, se acercó hasta allí y al escarbar con su garrote descubrió una olla de barro decorada con cal y una tapadera de barro y plata. El joven Alonso la sacó del todo y llamó a Sebastián Alonso, su mayoral, que quebró la olla con su cachaba. Estaba casi llena de pedazos de metal grandes y pequeños.

Al verlo, el mayoral mandó al zagal a cuidar del ganado y cuando volvió, le aseguró que eran de plomo mientras se guardaba en su ropa las piezas de mayor tamaño. «Eran redondas como planchas de grandes con un Real de a quatro salvo la grande que sería por lo menos que la palma de una mano», según describió el zagal. Las más pequeñas se las guardó Sebastián en la taleguilla donde solían llevar sal al campo. Según el niño, entre ellas pudo ver dos pedazos que parecían monedas del tamaño de un real, una de las cuales tenía en una cara una cabeza y en la otra un caballo.

Tras mandar al zagal a rellenar la bota de agua al río, el mayoral se apartó hacia unas peñas cercanas a la ermita de Nuestra Señora de la Muela para esconder el botín. A Alonso, a quien requisó hasta la bolsa de cuero donde había recogido los pedacitos más pequeños, le dijo que había entregado el plomo a la santera de la ermita, pero éste no le creyó. Cuando volvió a su casa, el chico se lo contó todo a su padre y al día siguiente, ambos se dirigieron a las peñas donde Sebastián había escondido el hallazgo. Según el testimonio de Martín Sánchez, su hijo encontró la taleguilla y de ella sacó una gargantilla de mujer y otras piezas, todas ellas de plata, que guardaron en la casa de un familiar.

Tanto el padre del zagal, como el mayoral y el alcalde de Driebes, máxima autoridad judicial en la villa, fueron interrogados durante el proceso que siguió a este hallazgo, en el que varios vecinos se vieron implicados. Martín Sánchez pidió para su hijo el premio que la ley disponía para quien hallara por casualidad un tesoro, la mitad de éste. El señor de las tierras donde se encontró el tesoro, y al que correspondería la otra mitad de la plata, era Luis Hurtado de Mendoza, IV marqués de Mondéjar, quien tras haber sido alcaide de Granada y haber luchado en la guerra de Portugal para defender los intereses dinásticos de Felipe II, entró en desgracia y por aquel entonces estaba encarcelado en el castillo de Chinchilla debido, entre otras causas, a su violento temperamento. Su primera esposa Catalina de Mendoza es la que figura en los primeros documentos de este pleito, que fue evolucionando con el trascurso de los años. Porque a la pugna por la propiedad del tesoro se sumó la Real Hacienda de Felipe II, que en esta etapa crepuscular del reinado con necesidad de financiación para hacer frente a diversos frentes internos e internacionales, pidió la entrega del mismo alegando un título de la Novísima Recopilación que decía «toda cosa que fuere hallada en qualquiera manera mostrenca desamparada (el mostrenco son los bienes que no tienen un dueño conocido), debe ser entregada a la Justicia del lugar (...) y debe ser guardada un año; y si el dueño no paresciere, debe ser dada para nuestra Cámara». Para el fiscal encargado de velar por los intereses de la corona, el licenciado Alonso Ramírez de Prado, la plata debía ser entregada a la Cámara Real.

Tras numerosos interrogatorios y la detención y posterior liberación bajo fianza de dos vecinos de Mondéjar a los que se les entregó parte del tesoro para que lo guardaran, el 16 de marzo de 1601, cuatro años después del hallazgo, el presidente y oidores de la Contaduría de Hacienda de su majestad resolvieron que la mitad de la plata hallada en Driebes se entregara al humilde pastor que encontró el tesoro y la otra mitad a don Luis de Hurtado de Mendoza, tal y como postulaba la ley 45, tit. XXVIII, Partida 3ª. Uno de los escribanos de cámara que firmó como testigo fue Diego Calderón de la Barca, padre del famoso literato.

Por aquel entonces, el marqués de Mondéjar ya había salido de la cárcel y había podido defender personalmente los intereses de su linaje. Tras el fallecimiento de su primera mujer, Luis de Hurtado de Mendoza se había vuelto a casar con Beatriz de Cardona.
Plata fundida

La relación más detallada del descubrimiento, el depósito de la plata y el pleito se conserva en un extenso expediente de 722 páginas conservado en el Archivo de Simancas que los arqueólogos Fernández y Gamo han consultado para el estudio sobre el «Hallazgo de un tesoro de plata de época de Felipe II en Driebes» publicado recientemente en el libro «En ningún lugar... Caraca y la romanización de la Hispania interior», editado por la Diputación Provincial de Guadalajara.

Se desconoce el paradero de aquellas piezas de plata del siglo III. A Martín Sánchez, se le pagaron los 1.174 reales en que estaba valorada la mitad del tesoro, que debieron de significar un cambio notable para la situación económica para la familia del joven Alonso, según señalan Fernández y Gamo, dado que «el sueldo anual de un catedrático, aunque estaba mal remunerado, oscilaba entre 2000 y 4.000 reales o que la fanega de trigo se pagaba en torno a 24 reales la unidad en 1597».

Por la testamentaría que recibió Beatriz de Cardona a la muerte de Luis Hurtado de Mendoza se sabe que de Mondéjar se llevaron a Valladolid cofres con dinero y que el marqués saldó algunas deudas por 69.000 reales, quizá con parte del tesoro de Driebes. «La plata debió de acabar fundida», opina Emilio Gamo, arqueólogo del Museo Nacional de Arte Romano.

Con la descripción de los objetos que se encontraron en 1597 y al compararlos con los conservados en el MAN, los directores del equipo arqueológico Caraca han realizado una conversión y una interpretación de a qué piezas podrían corresponder. Así, por ejemplo, «las redondas como planchas de grandes» que describió el zagal recuerdan «a las tortas del tesoro de 1945 cuyo tamaño es similar» y los pedazos que según el joven pastor parecían monedas de un real con una cabeza en una cara y un caballo en la otra podrían corresponder «a un medio shekel cartaginés como el hallado en 1945».
Ocultado tras la Segunda Guerra Púnica

«Debía de ser un mismo conjunto», señala Gamo, dada la semejanza de los dos depósitos, con torques, lingotes, monedas cortadas y tortas de fundición de época carpetana. Incluso su peso es muy similar. En 1945 se encontraron dos depósitos de aproximadamente 6,9 kilos cada uno y el de 1597 era de 6,4 kilos. Los arqueólogos creen que su ocultamiento probablemente estuvo «vinculado con la Segunda Guerra Púnica», librada entre el año 218 y el 201 a.C,

La directora del Museo de Cuenca, Magdalena Barril Vicente, señala en sus «Interpretaciones acerca de la funcionalidad del tesoro de Driebes» que es posible que «los tres grupos de piezas hubiesen sido depositados con una finalidad cultural, quizás como ofrenda votiva o para solicitar protección divina para evitar una amenaza colectiva que precisaba de gran esfuerzo por parte del solicitante o de la comunidad, o para aplacar lo que pudiera considerarse un castigo superior».

El gobernador de Mondéjar promovió unas excavaciones en el lugar donde se encontró la olla con la plata, cuya descripción ha aportado una útil información a los investigadores. En el expediente se describe la tierra como «movediza», que se va desmoronando, tal como Plutarco describe la de Caraca y en la subida al cerro donde se encuentra la ermita de la Virgen de la Muela, ya entonces se decía que había existido una antigua población y se descubrieron «muchas losas labradas», así como «pedazos de columnas de piedra labradas» y monedas de diferentes metales y figuras, algunas de plata. Junto a dos piedras grandes labradas «que parecían puestas en algún edificio», se descubrió «un poco de ceniza y carboncillos y algunos huesos que parecen de hombre», que según Gamo y Fernández Ortea podrían relacionarse con una necrópolis de época visigoda que existió al pie de la ermita actual.

Según las descripciones del expediente, el lugar donde se encontró el tesoro «parece señalar a mitad de ladera», donde «actualmente existe un retablo cerámico en un conglomerado a mitad de falda del cerro donde se atribuye la aparición de la Virgen a un tal Sebastián».

«Resulta llamativa esta circunstancia cuando el pastor que halló el tesoro en ese punto fue el susodicho Sebastián Alonso por mediación de su zagal», aprecian los arqueólogos.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Localizado en Badalona un tramo de la Vía Augusta romana que atravesaba la ciudad


La construcción de un edificio de viviendas en el solar situado entre las calles de Coll i Pujol, Sant Ramón y la plaza del Alcalde Xifré, ha puesto al descubierto un tramo de la Vía Augusta que conectaba las principales ciudades romanas, desde Cádiz hasta Narbona, donde enlazaba con otras vías que conducían al centro del Imperio. 

La reforma más importante, y que le dio el nombre por el que es conocida, se hizo bajo el mandato de Augusto en los últimos años del siglo I aC, aunque partía de una vía preexistente conocida como Vía Heraclea, que había sido una infraestructura clave para la romanización de la península.
Yacimientos circundantes
El tramo descubierto, situado a 350 metros de la puerta occidental de la ciudad, consta de unos 40 metros de largo y tiene una anchura de 5,5 metros. Aunque todavía está en fase de estudio, la cronología de los pavimentos más antiguos de este tramo, se sitúan en la primera mitad del siglo I aC, momento en que se fundó la ciudad de Baetulo.

Además de la vía, se han documentado varios edificios que marcan una ocupación de este espacio desde el siglo I aC hasta los siglos V-VI dC, y por lo tanto forman un conjunto muy relevante para conocer el suburbium occidental de la ciudad de Baetulo, y el poblamiento de su territorio. 

Se trata de un edificio destinado a talleres metalúrgicos de la época tardo republicana, un recinto funerario del siglo I dC, y finalmente un edificio monumental y un mausoleo funerario de finales del siglo IV-V.

Incorporación al museo municipal
La intervención arqueológica que ha permitido el hallazgo de la vía y de algunas construcciones datadas entre el siglo I aC y el VI dC, ha sido asumida por BeCorp, propietaria del solar, y llevada a cabo por Global Geomática bajo la dirección del arqueólogo Mikel Soberón bajo la supervisión del Museu de Badalona y del Servicio de Arqueología de la Generalitat.

Estos restos permiten elaborar un discurso sobre la ocupación humana del territorio desde el momento fundacional de Baetulo hasta la antigüedad tardía, cuando la ciudad vivía un momento de decadencia. Este hecho -700 años de historia ininterrumpida- y la singularidad de algunos hallazgos justifican que una parte del solar (180 m2) se incorpore, en un futuro cercano, a los espacios arqueológicos gestionados por el Museu de Badalona, ​​gracias a la cesión que hará BeCorp.

martes, 3 de diciembre de 2019

ABC:España recuperará siete cascos celtíberos expoliados del yacimiento aragonés de Aranda de Moncayo


España recuperará este miércoles siete de los 18 cascos de guerreros celtíberos que fueron expoliados del yacimiento de Aranda de Moncayo (Zaragoza) y subastados en varias ciudades europeas hace años. El actual propietario de siete de estas piezas datadas entre los siglos V y II antes de Cristo, el británico Christian Levvet, fundador del Museo de Arte Clásico de Mougins, cercano a Cannes, firmará en París el acta de entrega voluntaria de este patrimonio al embajador de España ante la Unesco, Andrés Perelló.

Levvet es el legítimo propietario de estos cascos, según lo reconoce una sentencia de un tribunal alemán, pero ha accedido a devolver los cascos al tener conocimiento de que forman parte del expolio al enclave arqueológico. Además, se ha comprometido a hacer una donación económica al municipio aragonés.

Fuentes de la Embajada de España en la Unesco destacan a Europa Press que este acto supondrá la mayor devolución de patrimonio robado desde la recuperación en 2012 del tesoro de la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes' tras un largo litigio judicial contra la empreza cazatesoros Odyssey.

En el acto que tendrá lugar en París, el embajador Perelló tiene previsto destacar la restitución voluntaria de los cascos celtíberos como un ejemplo de buenas prácticas en el cumplimiento de la Convención sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, exportación y transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales.
Un vergonzoso expolio de décadas

La Audiencia Provincial de Zaragoza condenó a seis años de prisión y al abono de más de 130.000 euros entre multas e indemnizaciones a un vecino de Morata de Jalón ya jubilado, Ricardo Granada, que expolió el yacimiento celtíbero de Aranda de Moncayo de forma continuada durante un cuarto de siglo, entre finales de los años 80 hasta su detención en 2013. Según indica la sentencia en su relato de los hechos probados, el acusado llegó a utilizar una excavadora para buscar a lo grande, lo que agravó los daños provocados en este enclave arqueológico. Con la excavadora podía mover grandes cantidades de tierras, de forma indiscriminada, para luego cribarlas en busca de piezas de valor.

El enclave expoliado corresponde a la ciudad celtíbera de Aratis, fundada en el siglo V antes de Cristo y que fue capital de los pueblos celtíberos de la actual comarca zaragozana del Aranda.

Durante ese cuarto de siglo que medió entre finales de los años 80 y el día en que por fin se actuó contra él, el 13 de febrero de 2013, ni las autoridades estatales y ni las autonómicas frenaron a este hombre en su ilegal afán por destripar arqueológicamente el subsuelo de Aranda de Moncayo.

Tan en evidencia queda la Administración autonómica como que no fue hasta la primavera del año 2016 cuando el yacimiento quedó protegido específicamente. Fue cuando, por fin, el Gobierno aragonés declaró Bien de Interés Cultural el solar por el que se extendió esa antigua población celtíbera, la ciudad de Aratis o Aratikos. En total, diez hectáreas que abarcaron el asentamiento urbano, la muralla y la necrópolis -ésta fue especialmente expoliada por el ahora condenado-.

Durante sus alrededor de 25 años de rastreos ilegales, el acusado se hizo con miles de piezas «de extraordinario valor», según se subraya la sentencia. Tan valiosas que una nutrida y significativa parte de ellas han acabado en el extranjero y no han vuelto a España.

Fue la insistencia de conservadores de un museo alemán la que, en los años 2008 y 2009, acució a las autoridades españolas a que pusieran remedio al comercio ilegal de piezas de alto valor arqueológico que se estaba produciendo desde hace tiempo en Europa y que tenían como origen el mismo enclave, la ciudad celtíbera de Aratikos.

Entre las piezas más valiosas de ese expolio constan 18 cascos de guerreros celtíberos, «únicos en el mundo», según destacaba la sentencia, que fueron subastados en varias ciudades europeas hace años. Siete de ellos son los que se recuperarán este miércoles. Entre los miles de piezas con las que se hizo el expoliador figuran también lanzas, espadas, puñales, escudos, discos de corazas pectorales y cientos de proyectiles de onda.

La Audiencia Provincial de Zaragoza condenó a un segundo hombre, Mariano Ostalé, como partícipe en el tráfico ilícito de las pierzas arqueológicas.

Tras la firma del acta de entrega, es intención de la Embajada de España en la Unesco devolver los cascos al Gobierno de Aragón.

sábado, 30 de noviembre de 2019

ABC:Pompeya exhibe la estremecedora imagen de un niño de ocho años huyendo del Vesubio


Pompeya nunca ha muerto. Los continuos y sorprendentes hallazgos en sus excavaciones nos devuelven la vida de los romanos de hace dos mil años. Así ha vuelto a ocurrir en esta semana. Entre los últimos descubrimientos de Pompeya, abiertos ahora al público, están las Termas Centrales. En uno de los ambientes de ingreso a las mimas se ha expuesto el calco de un esqueleto de una víctima de unos 7-8 años, encontrado durante las excavaciones en abril del 2018.

Se ha considerado un descubrimiento extraordinario, porque fue inesperado y fortuito. Huyendo de la erupción del Vesubio, el niño creyó encontrar refugio en las Termas Centrales. La peculiaridad de este descubrimiento, según destaca el director del Parque Arqueológico de Pompeya, el profesor Massimo Osanna, es que el esqueleto estaba inmerso en el flujo piroclástico (mezcla de gas y material volcánico que bajó por las laderas del Vesubio a sorprendente velocidad). Normalmente, en los estratos de Pompeya tras la erupción, en la parte más baja están los lapilli y después las cenizas que lo sellan todo. En este caso, se trataba de un ambiente cerrado donde los lapilli no llegaron a entrar ni a causar el derrumbe de los techos, pero el flujo piroclástico sí se introdujo por las ventanas, en la fase final de la erupción.


Los calcos

El esqueleto del niño fue ya interceptado en las excavaciones realizadas entre el 1877 y el 1878, pero no se completó la excavación, ni se realizó un calco, seguramente porque el estrato volcánico no permitía su realización. La técnica del calco, descubrimiento del arqueólogo Giuseppe Fiorelli, elegido superintendente de Pompeya en el 1860, era sencilla pero genial: introduciendo alabastro en la cavidad donde se descubría que había un esqueleto –luego se utilizó escayola industrial y finalmente, después de la guerra, el yeso por ser más económico– se daba volumen y forma a los cuerpos pompeyanos, reproduciendo incluso su actitud en el instante en que fueron sorprendidos por la muerte.

El esqueleto del niño se encuentra hoy en el laboratorio de Investigaciones aplicadas del Parque Arqueológico de Pompeya, para realizar análisis antropológicos, como es habitual en los descubrimientos pompeyanos.


Las Termas Centrales


En Pompeya había cuatro termas o baños públicos, algo que era sinónimo de la cultura romana. Donde iban los romanos construían las termas, que constituían una mezcla de diferentes actividades: sudar, ejercicios, nadar, juegos y baños de sol. Todos acudían a las termas, excepto los más pobres. Los más ricos tenían las termas en sus villas. Las termas ponían a todos al mismo nivel social, porque se bañaban desnudos o casi. En Pompeya, las más antiguas y de mayor tamaña eran las Estabianas. Estaban también las del Foro, las Suburbanas y las Centrales.

En el momento de la erupción estaban todavía en construcción las Temas Centrales. Todo el complejo ha sido objeto de trabajos para consolidar su estructura, con limpieza y restauración de los baños, del «impluvio» (el patio o espacio descubierto en medio del atrio de las casas romanas, por el que entraban las aguas de lluvia), y el caldarium o calidarium, la sala para el baño caliente. Aunque el proyecto no estaba concluido, se percibe su monumentalidad. Todas las salas para los baños eran más espaciosas y más luminosas que en las otras termas de Pompeya.

Visitar ahora este complejo y encontrar el calco del esqueleto de un niño de 7-8 años representa una emoción especial. Pompeya está en el imaginario colectivo: revive cada día ante miles de visitantes (casi cuatro millones cada año), en la creatividad de pintores, escultores, arquitectos y escritores. La antigua ciudad romana, sepultada por la erupción del Vesubio en el 79 d.C., sigue emergiendo gracias a las excavaciones. Cuarenta y cuatro hectáreas salieron a la luz y aún falta un tercio por descubrir. Se han hecho grandes descubrimientos en los últimos años al excavar la Regio V, en el contexto del Gran Proyecto Pompeya, financiado con 105 millones de euros por la Unión Europea. Se está haciendo un trabajo extraordinario, gracias al cual los visitantes pueden reencontrar , según destaca el director del Parque Arqueológico, «el tiempo de Pompeya, un eterno cotidiano, conservado a lo largo de los siglos bajo una espesa capa de cenizas y lapilli».