lunes, 27 de marzo de 2017

La Vanguardia:Adictos al pasado, un viaje a las ruinas de Pompeya


Si queremos imaginar cómo era la vida de una ciudad romana, en el año I d.C., solo hay que dar una vuelta por las ruinas de Pompeya. Parece como si el tiempo se hubiese detenido el 24 de agosto del año 79 d.C., cuando el Vesubio entró en erupción y sepultó toda la ciudad con una nube volcánica de 35 kilómetros, y a sus habitantes que, ajenos al peligro, murieron al instante por la exposición a las altas temperaturas, entre 300 y 600 grados. Después vino el olvido.

Pompeya estaba situado a orillas del río Sarno, en cuya desembocadura se hallaba un importante puerto comercial, ahora está a varios kilómetros del mar por las tierras añadida tras la violenta erupción. En sus tiendas se podrían encontrar perfumes orientales, lujosas telas, joyas y especias de países lejanos, entre otras cosas.

Sus habitantes tenían una buena vida, era una villa de vacaciones que disponía de muchos servicios el macellum (gran mercado de alimentos), el pistrinum (molino), theatrum, templum, los thermopolia (una especie de taberna que servía bebidas frías y calientes), las cauponae (pequeños restaurantes), thermae (los baños públicos), un circus (anfiteatro), incluso lustris (burdeles).

En 1599, cuando el arquitecto Domenico Fontana excavó un nuevo curso para el río Sarno, descubrió por casualidad las ciudades de Pompeya y Herculano que, gracias a la falta de aire y humedad, por estar enterradas bajo las gruesas capas de ceniza, se conservaron perfectamente, pero no fue hasta 150 años después cuando el rey Carlos III ordenó desenterrarlas.

Durante las excavaciones, se encontraron restos humanos rodeados de una burbuja que el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli sugirió rellenar con yeso, obteniendo los moldes de las personas en la posición exacta en la que murieron. En el almacén de grano del foro se puede ver el molde de algún cuerpo.

Cómo ir

Las excavaciones de Pompeya se encuentran muy cerca de Nápoles , en la región de Campania, y forman parte del parque Nacional del Vesubio, declarado Patrimonio de la Humanidad. Para verlas completamente, se necesitan, al menos, entre cinco o seis horas.

Llegar hasta aquí es muy sencillo: desde Nápoles solo hay que coger el tren, dirección Sorrento, de la línea Circumvesuviana en la estación Central de la plaza Garibaldi, y bajar en la parada Pompei Scavi. La entrada al sitio arqueológico está a sólo 50 metros. El billete cuesta alrededor de 2€ y se adquiere en la misma estación. El trayecto dura una media hora. Es un tren muy turístico, así que los carteristas hacen su aparición bastante a menudo, hay que estar alerta.

Visita arqueológica

Al llegar a la estación de Puerta Marina, el principal de los accesos a las excavaciones, se recomienda reservar una visita guiada (aunque sea en italiano), o se puede alquilar un audio guía en español, en la oficina de información subiendo unas pequeñas escaleras, no tiene pérdida. El precio del tour, que dura dos horas, es de 12€, y la audio guía son 6€, hay que añadir el precio de la entrada al recinto que es de 11€. Se facilita un mapa con los monumentos bien señalados.

El horario varía según la temporada: del el 1 noviembre al el 31 de marzo el horario es de 8:30 a 17:00 horas, y del 1 de abril hasta el 31 de octubre el horario es de 8:30 a 19:30 horas. Recordar que media hora antes empiezan a cerrar las puertas de los edificios.

Hay que tener en cuenta, que si se visita en verano, no hay casi sombras y el sol es fuerte, hay que ir preparados con sombreros, crema solar y, sobre todo, agua, pues solo hay una cafetería en todo el recinto. Los precios son razonables y la comida es buena: pizza, pastas, cafés… se encuentra detrás del templo de la Tríada Capitolina en el foro.

En todos los casos se recomienda un calzado cómodo, todo el recinto está adoquinado y es difícil de caminar en plano. Si llueve no hay problema, en los puestos exteriores venden paraguas y chubasqueros para todos, y las visitas se realizan de igual modo.

Qué ver

Pasear entre las calles adoquinadas, atravesar la vía por los grandes bloques de piedra que permitían no pisar la calzada llena de suciedad, leer las pintadas en las paredes, entrar en las hermosas casas, es como hacerlo en un pueblo abandonado, una vuelta al pasado.

Hay mucho que ver, la zona excavada tiene unas 12 hectáreas, con lo que es necesaria una planificación previa para no perderse. También nos podemos encontrar que algunos de los edificios marcados como abiertos que no son accesibles, o bien porque están en rehabilitación o porque no disponen de suficiente personal para ser vigilados.

Algunos de los lugares que son de obligada visita son: el teatro Grande para grandes representaciones, y el Piccolo dedicado a la poesía y la música, la acústica es impresionante; el foro, centro de la vida política y social, aquí se encuentra el templo de Apolo; las termas Sabiane y las del Foro; la Thermopolivm de Larario, una cantina con vino y comida, aunque sino lo veis hay más por el camino, están a pie de calle; la Tahona de modesto, una panadería aunque también hay varias que se pueden visitar; el Lupanar o prostíbulo, es curioso y pequeño; el Orto dei fuggiaschi, aquí se encuentran los cadáveres petrificados de 13 personas, el anfiteatro que se encuentra al final del recorrido, era el lugar donde tenían lugar las luchas de gladiadores y los juegos.

Por supuesto hay que entrar en todas las casas posibles, la del Fauno, de los Vetio, de Octavius Quario con un gran jardín, hay que aprovechar las que sean accesibles y ver las ricas decoraciones en frescos y mosaicos que todavía se conservan. Sin embargo, los más espectaculares se encuentras en la Villa de los Misterios, situada fuera de la antigua ciudad, al noroeste.