jueves, 30 de enero de 2020

Una jornalera encuentra un trozo de calendario romano del siglo II mientras recogía aceituna


Sorpresa entre los olivos y entre los arqueólogos españoles. El Museo Histórico-Arqueológico de Doña Mencía acaba de incorporar a su colección un fragmento de calendario romano datado en el siglo II, una pieza casi única en España y el mundo, y que fue encontrada por una jornalera cuando realizaba tareas agrícolas en la campaña de la aceituna.

La historia la ha avanzado La Voz de la Subbética y la ha confirmado a CORDÓPOLIS el director del museo, Manuel Moreno, quien, para dar relevancia a la grandeza del hallazgo, ha explicado que en el mundo romano solo se conocen 44 ejemplares, todos ellos ubicados en Italia, y otros dos similares en España, en la Bética, encontrados en las ciudades de Cádiz y Écija.

En el caso que nos ocupa, la gracia está también en quién y cómo fue hallado. “Fue una mujer que estaba trabajando en la campaña de la aceituna en un olivar y que le dio por mirar el fardo y vio que debajo de él había una piedra con ‘una cosa rara’. Así que fue a retirar el fardo y vio que tenía una inscripción”, relata Moreno, investigador y doctor en Arqueología, que se ríe al pensar que “si llega a estar boca abajo la piedra no la habría visto”.

Pero estaba boca arriba. Y esa piedra tan rara resultó ser un fragmento de 12×12 centímetros, que formaba parte de un calendario que debió medir 3 metros de largo por 1,5 metros de alto, y que debió estar ubicado en el centro de la Cabra romana, en el foro de esta ciudad, que era donde se ubicaba para que los comerciantes pudiesen saber cuándo eran los días de mercado, los laborales y festivos.

El trozo hallado, según pudo datar el Doctor de la Universidad de Córdoba, Ángel Ventura, correspondía en el calendario romano al día 1 de junio. “Al principio se pensaba que podía tratarse de unas letras en alfabeto griego, pero fue descartado, ya que en la inscripción se podía ver un palito, que hace referencia a iulius, el mes de julio”, explica Moreno, que describe el resto de letras que había en el fragmento: una H -letra de referencia que seguían los romanos para identificar los meses y los mercados-, una K -de kalendas– y una F, que haría mención a la palabra fabariae.

Esto último ha sido determinante para datar la pieza, pues investigando, Ventura descubrió que el 1 de junio es la festividad de las Fabariae en Roma, consagrada a la Diosa Carna, a la que se le ofrecían como ofrenda habas, un plato que sigue siendo típico en muchos sitios de Córdoba.

Así que, tras datarla, este fragmento fue presentado en sociedad el pasado 11 de enero, cuando Moreno y Ventura agradecieron el gesto de la jornalera que encontró la pieza, de los dueños del cortijo en la que fue hallada que la donaron al museo, y de todos los vecinos de la zona que viven en la zona de El Laderón, uno de los yacimientos más importantes de la provincia, y que permiten a los expertos seguir rascando bajo la superficie hasta dar con tesoros como éste.