martes, 28 de enero de 2020

La Vanguardia:El vidrio de hace 2.000 años que resultó ser... un cerebro humano


La violenta explosión del Vesubio frente a la bahía de Nápoles en el año 79 después de Cristo fue, como contábamos hace apenas unos días, una dramática experiencia para los habitantes de Pompeya y Herculano, las dos ciudades que quedaron sepultadas bajo la lava junto a otros varios núcleos urbanos.

Murieron miles de personas (alrededor de las 25.000, para ser más exactos). Algunas fueron asfixiados por los gases volcánicos calientes que forman parte del flujo piroclástico, otras fueron víctimas de los proyectiles de piedra y los derrumbes provocados por estos y también hubo quien quedó cubierto por el magma.

En la década de 1960, durante las excavaciones en el Collegium Augustalium, situado cerca de la Decumanus Maximus, la calle principal de Herculano, revelaron los restos de un ciudadano en una cama de madera que había quedado enterrada bajo las cenizas volcánicas. Lo sorprendente es que, cuando los arqueólogos examinaron su cráneo, encontraron una piedra negra en su interior.

Investigadores de la Universidad Federico II de Nápoles han analizado recientemente estos restos y han descubierto que la roca era, en realidad, un cerebro cristalizado. Sus tejidos se quemaron a tan alta temperatura que se convirtieron en una especie de vidrio. Pero solo pasó en la cabeza. No había material vítreo ni en otras partes del cuerpo ni alrededor de este, según explican en la revista The New England Journal of Medicine .

“Los tejidos cerebrales en restos humanos son descubrimientos arqueológicos raros”, explican los médicos italianos. Los pocos cerebros que no se descomponen con el paso del tiempo “generalmente se saponifican, lo que significa que sus triglicéridos se convierten en glicerol y sales de ácidos grasos, lo que vendría a ser un jabón, mediante un proceso químico”, añaden.

En esta víctima del Vesubio, en cambio, los restos vitrificados también incluían parte de la superficie del cráneo. “El material vítreo fue indetectable en otras partes del esqueleto o en la ceniza volcánica adyacente, y no se encontró en otros lugares del sitio arqueológico”, escriben los investigadores en su artículo.

“Los residuos minerales intracraneales de otras personas que murieron por la erupción en la orilla del mar, presumiblemente en un sitio de diferentes condiciones ambientales, mostraron altos contenidos de óxido de hierro por la degradación térmica de las proteínas hemo. Esto indica que, en estos casos, hubo una vaporización de los fluidos corporales”, completan.

Entre estos últimos restos no se encontraron reminiscencias de tejidos cerebrales. En el Collegium Augustalium, en cambio, una masa esponjosa solidificada atrapó los huesos de un ciudadano. “Esta característica es única entre las víctimas del Vesubio, pero se puede comparar con los que quedaron atrapados por el fuego de las bombas en Dresde y Hamburgo durante la Segunda Guerra Mundial”, explican los expertos.

El análisis del material vítreo hallado dentro del cráneo identificó varias proteínas características de los tejidos del cerebro humano. “Los ácidos grasos adípicos y margaricos, componentes de la grasa capilar humana del sebo, se detectaron exclusivamente en estos fragmentos de cristal, pero no en las cenizas adyacentes o en el carbón del sitio arqueológico”, indican.

Los ácidos grasos, que son típicos de los triglicéridos cerebrales humanos, también se encontraron entre el material encontrado. Estas sustancias son comunes en animales y plantas, pero los médicos italianos destacan que no se encontraron “pruebas ni de plantas o de otros animales (que no fuera la víctima humana) en el sitio en el que se recuperaron los restos”.

El estudio de madera carbonizada en el Collegium ha revelado que el material fue sometido a una alta temperatura que podría haber alcanzado un máximo de 520° centígrados. “Esto sugiere que el calor extremo fue capaz de encender la grasa corporal y vaporizar los tejidos blandos. Luego hubo una rápida caída de la temperatura”, concluyen los expertos.