lunes, 13 de enero de 2020

ABC:¿Quiénes fueron los gladiadores romanos enterrados en Córdoba?


 Apenas unas líneas, las que no han sido borradas por el paso del tiempo, aquellas que se conservan en los restos lapidarios de sus tumbas, recuerdan sus hazañas sobre la arena en la que lucharon. La historia de estos gladiadores romanos que perecieron sobre uno de los mayores anfiteatros del Imperio, el de la Colonia Patricia Corduba (podía albergar unas 50.000 personas), será contada en el programa Arquemanía, que este viernes ha sido grabado en el Museo Arqueológico de Córdoba.

Este recinto guarda la mayor colección de lápidas gladiatorias del occidente del Imperio sin contar la de la propia Roma. Todas ellas aparecieron en el entorno del antiguo Camino de Almodóvar, actual Antonio Maura, en Ciudad Jardín (la mayoría, entre 1948-1954). En esta zona se encontraron, años después, restos del anfiteatro en los terrenos del actual rectorado de la Universidad de Córdoba y antigua Facultad de Veterinaria.

Según apuntan los historiadores, el hecho de que estas lápidas hayan sido encontradas en el mismo lugar puede deberse a que estuviera reservado por el «collegium funeraticium» de los gladiadores, una especie de cooperativa en la que, por el abono de una cuota, el gladiador contaría, al fallecer, con un espacio para ser enterrado y una lápida.

 ¿Y qué se sabe de los gladiadores que yacieron bajo estas lápidas? El arqueólogo e historiador Antonio García y Bellido hizo una interesante y completa transcripción de los textos labrados en las losas. Hablan de varios tipos de luchadores (cada uno tenía un uniforme concreto y unas armas): mirmillones, tracios, esedarios y reciarios.

Así, estre los mirmillones que murieron en Córdoba (que combatían con espada y escudo, y llevaban un casco decorado con un pez) se encontraba Actius, que murió a los 21 años; estaba casado y venció en seis combates. Su esposa fue la que le hizo la lápida. También se halló una lápida de un tal Ampliatus, de origen sirio, murió a los 30 años y dejó tras de sí 33 enfrentamientos.

Satur, mirmillo, de los juegos gladiatorios «iulianos», combatió trece veces y estaba enterrado con Bassus, liberado que «alcanzó una palma y una corona». Ambos estaban casados. Los gladiadores «iulianos» se podían alquilar e incluso vender a empresas o a privados.

 Algunos, como el griego Cerinthus, mirmillo, solo había luchado dos veces cuando murió, por lo que no todos contaban con una larga carrera de éxitos.

Otro grupo de gladiadores era el de los tracios. Su uniforme estaba compuesto por casco, escudo pequeño y una espada corta y curva. Uno de los combatientes que murió en el anfiteatro cordobés fue Amadus, de la familia neroniana. Luchó dieciséis veces. Nació esclavo en Placentia. Murió a los 21 años, según consta en su lápida.

También hay losas de los denominados esedarios. El «essedarius» combatía sobre un carro llamado «esseda». Para su defensa llevaban casco, escudo ovalado grande y protecciones en brazos y piernas. A este grupo de gladiadores perteneció Ingenuus. En su lápida reza que murió a los veinticinco años. «Ganó doce palmas. Era de nación germano. Toda la tropa de los essedarios hízole a su costa este monumento», según la transcripción de García y Bellido.

La antigua Córdoba romana, además de acoger combates, pudo ser la sede de la única escuela de gladiadores (ludus Hispanicus) de la que, hasta la fecha, se tienen noticias en Hispania, según se desprende de un estudio elaborado en 2010 por los profesores de la UCO y arqueólogos Desiderio Vaquerizo y Juan Francisco Murillo.