sábado, 21 de diciembre de 2019

La Vanguardia:Merit Ptah, la primera doctora que probablemente nunca existió


Durante siglos, Merit Ptah fue conocida como la primera doctora y física. Se consideraba que esta científica que vivió hace unos 4.700 años en el Antiguo Egipto fue la primera mujer conocida por su nombre en la historia de la medicina y cuya imagen se ha visto durante centenares de años en una tumba de la necrópolis cercana a la pirámide escalonada de Saqqara.

La realidad, sin embargo, parece estar bastante lejos de esta explicación. Esto es, al menos, lo que explica Jakub Kwiecinski, un historiador de la medicina que trabaja en la Universidad de Colorado y que acaba de publicar un estudio en el Journal of the History of Medicine and Allied Science donde afirma que Ptah “nunca existió”.

”Estaba en todas partes. En publicaciones sobre mujeres, en videojuegos, en libros de historia, incluso hay un cráter en Venus que lleva su nombre Tuve que rastrear su historia casi como un detective, siguiendo cada pista, para descubrir cómo comenzó todo y quién inventó a Merit Ptah”, asegura Kwiecinski.

El investigador destaca que, a pesar “de todas esas menciones, no había pruebas de que ella realmente hubiera existido. Y poco a poco se hizo evidente de que nunca hubo una antigua médica egipcia llamada Merit Ptah. Este es un ejemplo de como se pueden propagar conceptos erróneos”, añade en un comunicado.

Merit Ptah “nació”, en realidad, en la década de 1930 cuando Kate Campbell Hurd-Mead, médica y pionera feminista que en 1938 escribió el libro Una historia de la mujer en la medicina: desde los primeros tiempos hasta el comienzo del siglo XIX, malinterpretó un informe sobre un auténtico sanador del Antiguo Egipto.

Hurd-Mead hablaba en su obra la excavación de una tumba en el Valle de los Reyes, donde había una imagen de una doctora llamada Merit Ptah, la madre de un sumo sacerdote, que la describe como ”la médica jefe“. “El nombre existió durante el Imperio Antiguo (entre el 2686 y 2181 a. C), pero no aparece en ninguna de las listas recopiladas de los antiguos curanderos egipcios, ni siquiera como un caso ‘legendario’ o ‘controvertido’”, defiende Kwiecinski.

“Tampoco aparece en la lista de mujeres administradoras del Imperio Antiguo. Y tampoco hay tumbas del Imperio Antiguo presentes en el Valle de los Reyes, donde la historia ubica al hijo de Merit Ptah. Solo existen unas pocas sepulturas de esa época en el área circundante, la necrópolis de Tebas“, completa.

El historiador de la Universidad de Colorado ha encontrado, sin embargo, otra mujer que tiene un parecido sorprendente con Merit Ptah. Entre 1929 y 1930, una excavación en Giza descubrió la tumba de Akhethetep, un alto dignatario de la Dinastía V. En su interior había una puerta falsa con una imagen que representaba a una mujer llamada Peseshet.

Esta mujer era, presumiblemente, la madre del dueño de la tumba y fue descrita como la “supervisora ​​de las mujeres sanadoras”. Peseshet y Merit Ptah habrían vivido en periodos de tiempo similares (separadas por unos 300 años) y ambas eran mencionadas en las sepulturas de sus hijos, que eran altos funcionarios sacerdotales. Por eso Kwiecinski cree que Hurd-Mead las confundió.

En la biblioteca privada de la doctora y escritora de principios del siglo XX incluso se encontró un ejemplar de un libro que describía el descubrimiento de la historia de Peseshet. “Hurd-Mead mezcló accidentalmente el nombre de la antigua sanadora, así como la fecha en que vivió y la ubicación de la tumba”, revela.

“Y así, a partir de una auténtica curandera egipcia, Peseshet, nació Merit Ptah, aparentemente anterior y erigida como la primera mujer médica“, asegura Jakub Kwiecinski. A partir de aquí, el personaje se convirtió gradualmente en una figura prominente en los relatos históricos populares durante la segunda ola del feminismo, entre las décadas de 1960 y 1980.

La parte más sorprendente de la historia, al menos para Kwiecinski, no es el error en sí, sino la determinación de generaciones de mujeres historiadoras de recuperar los relatos olvidados de las antiguas sanadoras, lo que demuestra que la ciencia y la medicina nunca han sido exclusivamente hombres.

“Aunque Merit Ptah no es una auténtica curandera del Antiguo Egipto, ella es un símbolo muy real de la lucha feminista del siglo XX que quería volver a escribir libros de historia en femenino, además de abrir la medicina a las mujeres, convirtiéndose en un modelo a seguir para todas aquellas que querían dedicarse a la ciencia y la medicina”, concluye.