lunes, 14 de mayo de 2018

ABC:Arqueólogos de Jaén documentan una travesura infantil cometida hace 20 siglos


A finales del siglo I después de Cristo se demolió el edificio romano en el que se encuentra el mosaico de los Amores, uno de los principales hallazgos del yacimiento linarense de Cástulo. Más de 2.000 años después un grupo de arqueólogos ha constatado que algunas personas entraron en la ruina, y extrajeron teselas de pasta de vidrio de las zonas que aún eran visibles entre los escombros. Lo hicieron antes de que quedaran ocultas bajo los estucos de las paredes derribadas. Su hipótesis apunta a que los autores fueron niños romanos que protagonizaron una travesura.

Gracias a la estratigrafía se sabe que la demolición del edificio se produjo a finales del siglo I. También que el derribo se produjo de forma planificada, y que se retiraron previamente materiales susceptibles de ser reutilizados en otras construcciones, como las vigas del techo y el tejado. Retirar los mosaicos habría sido un trabajo arduo, de modo que permanecieron debajo de los sedimentos hasta que, 20 siglos más tarde, sus descubridores han captado detalles en ellos que sustentan su criterio de que una mano infantil está detrás de la mutilación artística.

El coordinador del yacimiento de Cástulo, Francisco Arias, enmarca el hecho en torno al año 96, cuando el emperador Domiciano fue asesinado en Roma tras una conspiración palaciega tramada por oficiales cortesanos y abanderada por el chambelán imperial. Tras el crimen, el edificio, destinado a rendirle culto, se convirtió, empero, en una víctima colateral arquitectónica, afectado directamente por la aplicación de la damnatio memoriae (condena de la memoria). Por entonces, el mosaico de los Amores ya se encontraba terminado.

El nuevo poder romano exigió su demolición. Arias sostiene que el proceso para demoler un edificio de casi 700 metros cuadrados duraría semanas y que en ese intervalo niños accedieron al interior con la intención de arrancar las teselas de color más llamativo, fabricadas con pasta de vidrio. Un adulto, aclara, habría actuado de otra forma, ya que habría tenido intencionalidad, bien de arramblar con el mosaico para reutilizarlo en otro lugar, bien de destruirlo para acabar así con cualquier vestigio que honrara la memoria de emperador con el que concluye la dinastía Flavia.

¿Qué teselas arrancaron previsiblemente niños de esta ciudad romana? El arqueólogo cita cuatro en concreto: las del pelo de la figura que representa el otoño, formado previsiblemente por hojas de parra, las de un carcaj, las de un manto y las de un faisán. Eran, asegura Arias, de colores muy vivos (naranjas, rojos, amarillos, azules y verdes). No lo intuye, lo sabe. Y esto porque existe un faisán exactamente igual, pero con las teselas en su sitio, en el mosaico de los Amores.

El mosaico objeto de la travesura se ha convertido en uno de los ejes arqueológicos de Cástulo, donde los hallazgos de piezas de gran relevancia histórica son constantes. Entre ellos destaca el de una patena del siglo IV de excepcional importancia por su singularidad y su calidad. Hallada en el yacimiento linarense hace tan sólo 4 años, es, según los expertos, la primera representación de la figura de Cristo de cuántas han sido descubiertas en España. En el vidrio transparente, fino y labrado, se refleja la figura de Jesús con dos apóstoles. Al parecer, San Pedro y San Pablo.

El hallazgo de esta pieza paleocristiana evidencia la gran riqueza arqueológica de Cástulo, cuyo director, Marcelo Castro, ha expuesto que el subsuelo esconde aún numerosos vestigios históricos. Como un circo romano, tal y como revelan las tomas de imágenes realizadas recientemente con tecnología avanzada por el Instituto Geográfico Nacional para elaborar mapas topográficos. La presencia de este monumento acredita la relevancia que adquirió esta ciudad durante la etapa romana, acrecentada tras apoyar a Roma en su enfrentamiento con Cartago.