miércoles, 9 de agosto de 2017

La Vanguardia:La residencia del emperador Adriano


En un lugar de ensueño, entre la Vía Augusta y el Mediterráneo, los romanos levantaron una villa colosal. A doce kilómetros de la entonces Imperial Tárraco, la residencia disponía de lujosas salas de recepción, un suntuoso comedor para banquetes, habitaciones con vistas al mar, amplios conjuntos termales, un jardín formidable y un templo dedicado al dios persa Mitra de dimensiones excepcionales. Una casa única. Una residencia para un emperador. La nueva interpretación de la villa romana de Els Munts d’Altafulla la sitúa como el lugar donde se alojaron Adriano y su séquito en su visita a Tárraco, en el invierno del año 122. El Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT) y la Agència Catalana del Patrimoni invertirán más de 1,5 millones de euros para poner al día este monumento e incorporar en su relato su más que probable pasado imperial.

“En el siglo II se derriba la casa que había y se levanta otra que no se puede comparar con ninguna otra villa hallada en Hispania, todo aquí es excesivo... Se urbaniza todo el montículo como un conjunto concebido y dimensionado para alguien con mucho poder, alguien como el emperador Adriano”, mantiene Josep Anton Remolà, arqueólogo del MNAT y principal valedor de esta nueva interpretación. Y aunque no hay ninguna prueba concluyente, la suma de evidencias otorga consistencia a su tesis, en cuya publicación está trabajando. De lo que sí hay pruebas es de la visita imperial durante el invierno de 122 y 123. Sobre la estancia de Adriano, Historia Augusta relata una anécdota que vivió el emperador en Tárraco mientras paseaba por unos jardines –¿los de esta villa, quizás?– cuando el esclavo de uno de sus invitados le atacó con una espada; el propio emperador inmovilizó al agresor y lo entregó sin dar mucha importancia al suceso porque consideró que aquel esclavo estaba perturbado. Durante esa estancia, Adriano, el emperador viajero, el militar calculador pero también el hombre fascinado por la cultura griega, convocó en Tárraco una reunión de los concilios provinciales de Hispania que también está documentada. Se acababa de estrenar el teatro, quizás inaugurado por el propio emperador; se había reconstruido el templo de Augusto, y la ciudad, capital de la Hispania Citerior, vivía su momento de mayor esplendor urbanístico. “Era una visita programada, ¿en qué otro lugar se podría haber alojado al emperador y a todo su enorme séquito sino en una villa perfectamente comunicada y con todos los lujos y comodidades imaginables?”, plantea Remolà. Refuerza su hipótesis el hallazgo en la casa de la escultura de mármol blanco policromado de Antínoo, el amante predilecto del emperador que murió ahogado en el Nilo, en presencia del propio Adriano. Desde entonces, Antínoo recibió honores divinos de todo tipo, se fundaron ciudades con su nombre, se acuñaron monedas y se le dedicaron santuarios y también estatuas, pero principalmente en Oriente, por lo que resulta significativa la pieza hallada en Els Munts. Otro elemento que confiere a la villa una característica única es el santuario iniciático dedicado al dios persa Mitra de grandísimas dimensiones (30 metros por 8,10). “Era una especie de secta religiosa que daba una trascendencia a la muerte y eso entusiasmaba a los militares; de hecho, los mitreos suelen encontrarse en campamentos militares, no en villas, y este es el más grande hallado en Occidente... para un gran militar como era Adriano”, mantiene Remolà. Este arqueólogo también participó en las excavaciones del 2004 (las últimas realizadas en Els Munts), en las que se descubrió este templo iniciático, que según los arqueólogos podría dar cabida hasta a 135 personas, y también las conexiones de la casa, a través de un pasillo con columnas, hasta el espectacular conjunto termal. Junto al mar, la villa disponía de otras termas y, presumiblemente, de un pequeño muelle desde donde podían desplazarse en barco hasta Tárraco como alternativa a la Vía Augusta. El conjunto principal de la residencia se situaba en lo alto del montículo, con las habitaciones organizadas a partir de un gran peristilo con columnas e inmejorables vistas al mar. Poco queda de esta zona, en la que sí es visible la completa instalación de cañerías y depósitos de agua para abastecer las necesidades de la residencia, del enorme jardín y, especialmente, de las termas. Estas instalaciones disponían de espacios para baños de vapor, agua caliente y fría, con fuentes, terrazas para tomar el sol y también letrinas. La primera intervención –prevista para después del verano– por el MNAT y la Agència Catalana del Patrimoni Cultural prevé la mejora de la restauración de esta zona, con un presupuesto inicial de 130.000 euros. Sin embargo, la joya del yacimiento es la galería que da acceso a las habitaciones del piso inferior de la villa, que conservan pinturas murales en paredes de casi dos metros de altura y los pavimentos de mosaico. “Aquí se encontraron los restos de un pórtico superior con columnas salomónicas y capiteles”, añade Remolà. Lo que indica que habría un segundo piso en el que se podrían haber alojado el emperador y los huéspedes más distinguidos. Este pasillo inferior da acceso a varias habitaciones. En una de ellas se encontró un espectacular techo moldurado de casetones que todavía no se ha expuesto al público. En el museo sí pueden contemplarse otras piezas significativas halladas en el yacimiento, como la escultura de Antínoo o varios mosaicos. Otra de las habitaciones se reconvirtió más tarde en una cisterna para almacenar agua y es ahí donde se localizó el sello de bronce que ha permitido identificar a los propietarios o ocupantes de la casa después de la estancia del emperador: era Valerius Avitus. Los arqueólogos también localizaron un fresco que corrobora que Avitus y su esposa Faustina vivieron posteriormente en esta villa, que quedó destruida a finales del siglo III. Hasta entonces la villa de Els Munts destacó por sus dimensiones, por sus instalaciones y también por su imponente decoración a base de pinturas, mosaicos y esculturas, por encima del resto de villas localizadas hasta ahora en el entorno de Tárraco, como La Llosa de Cambrils, la de Calípolis (donde se localizó el gran mosaico de los peces) o la villa del Moro de Torredembarra.

“Tenemos prevista una actuación integral en la villa, es un lugar excepcional y hay que revisar y actualizar su explicación”, mantiene la directora del MNAT, Mònica Borrell. Tras la adecuación en las termas está previsto renovar la cubierta de la zona de la casa, actualmente de uralita. El plan director del MNAT y la Agència Catalana del Patrimoni Cultural, de más de un millón y medio de euros incluye también la renovación del centro de interpretación y la adecuación del recorrido. Otros especialistas como el arqueólogo Joaquín Ruiz de Arbulo, que asume plenamente la tesis de Els Munts como residencia del emperador Adriano, trabaja conjuntamente con la Agència del Patrimoni, para que en el futuro este pueda ser un yacimiento de referencia para los estudiantes. “Els Munts tienen un potencial de excavación impresionante, de hecho todavía no hemos situado la puerta de entrada de la villa y quedan muchas zonas por excavar”, mantiene Arbulo.