miércoles, 2 de agosto de 2017

El País:Regreso a la arena de Baelo Claudia


La población gaditana de Baelo Claudia alcanzó rango de ciudad el año 45 d.C., y en agradecimiento al emperador, abrazó el nombre de Claudio. Su riqueza remite al paso de atunes y a la consecuente industria de salazones en la que se elaboraba esa salsa que tanto furor desató en las mesas patricias, el garum. De tal inyección de denarios nos llegó una Roma en miniatura en la (aún hoy) perturbadora ensenada de Bolonia, en Tarifa.

El conjunto arqueológico nos invita a imaginar la clásica disposición urbanística romana. Allí el foro y el capitolio; más allá, el mercado, las termas, el que fue templo de Isis. Motivo fotográfico repetido es la columnata de la basílica (sala de justicia) presidida por Trajano –la estatua original se exhibe en el Museo de Cádiz- rodeada de un contexto natural, propio del Estrecho, que quita el hipo.

Fiel a la morfología del terreno, el teatro sigue el modelo de Vitruvio y, pese a ser de pequeñas hechuras aunque coqueto, denota bonanza económica, la que hoy permitiría a un pueblo la edificación de un campo de fútbol. El aparato escénico era amplio, pensado para albergar espectáculos de danza, y se cerraba al fondo con una fachada ornamental decorada con vanos, columnas y esculturas como los corpulentos silenos, cuya reproducción se enseña en Baelo Claudia. Ese fondo hoy no es sino el océano del estrecho de Gibraltar, el cielo y a la derecha las dunas de El Anclón. Blancas, montañosas, incólumes.

El aforo, gracias a la instalación de gradas fijas, alcanza los 550 espectadores. Ni se registra contaminación lumínica ni a las gradas llega ningún sonido de rumor urbano.

Teatro y perseidas

Pero una escenografía, por brillante y remota que sea, no es nada sin palabras. De ahí que Baelo Claudia, junto con Itálica (Sevilla) y Málaga, sirva de escenario, en este caso panorámico, al Festival de los Teatros Romanos de Andalucía. Quién sabe si en recuerdo de las puellae gaditanae (bailarinas célebres en el ámbito de la escena), el Ballet Flamenco de Andalucía fusiona del 2 al 4 de agosto tradición y vanguardia, en tanto que El asno de oro (10-12 de agosto), de Apuleyo, tendrá como figura descollante al actor El Brujo. En estas funciones habrá que hacer un ejercicio de concentración, porque no es la primera vez que la tormenta de perseidas distrae la atención del respetable.


La obra Trajano. Optimus Princeps (16-19 de agosto) rinde homenaje al primer emperador hispano en el 1.900 aniversario de su muerte. ¿Se llegó a representar Las troyanas de Eurípides en este escenario? Muy factiblemente. En cualquier caso, la tragedia más representada, junto con Medea, ambientada al final de la guerra de Troya, subirá a la escena del 29 al 31 de agosto. Si sopla poniente, es aconsejable portar una prenda ligera de abrigo.