jueves, 1 de agosto de 2019

La Vanguardia:Una víctima de la guerra de Julio César


¿Lucius o Lucy? El final de la campaña de excavaciones en el yacimiento de Puig Ciutat, en Oristà (Lluçanès), ha deparado –es lo que tiene la arqueología– una agradable sorpresa: un ­cadáver.

Está por determinar si de hombre o de mujer, pero con toda seguridad será una mina de información para el equipo de cinco arqueólogos y un antropólogo que comandan las investigaciones en este emplazamiento único, escenario de una batalla descomunal entre Julio César y Pompeyo en la segunda guerra civil romana. El único de Hispania con evidencias de aquella guerra.

Los datos que proporcione el análisis antropológico de este habitante del campamento o ciudadela pueden ser clave para determinar qué narices hacían peleándose ambos líderes romanos en este lugar perdido en el altiplano del Lluçanès; es por el nombre de la subcomarca que el equipo decidió bautizarlo como Lucius o Lucy, a la espera de determinar su sexo.

Puig Ciutat se excava desde el 2010, y, como en cada campaña, han aparecido nuevas evidencias de la lucha que allí tuvo lugar en algún momento alrededor del año 50 a.C., con proyectiles de honda y de catapulta lanzados desde el perímetro de la fortificación. La ciudad ocupa unas cinco hectáreas en una pequeña meseta fabricada por el ­meandro de la riera Gavarresa, con acantilados de hasta cincuenta metros de altura en algunos tramos y gruesas murallas construidas en los flancos más accesibles. El pie de la muralla sugiere un diseño original ibérico, con lo que no sería extraño que las tropas de Pompeyo Magno aprovecharan (y ampliaran) una fortificación preexistente.

Murallas, casas, cerámicas y proyectiles: el de la semana pasada es el primer resto humano que aparece en Puig Ciutat. Surgió el jueves pasado, a dos días de concluir la campaña. El equipo tuvo que acelerar, aunque la lluvia impidió trabajar el sábado, y la investigación se está prolongando unos días más, posiblemente hasta finales de semana. El antropólogo Ot Ordeig interrogará a los restos para tratar de saber de qué murió, de qué se alimentaba, qué enfermedades padeció, su lugar de origen, su ADN… “La aparición de un elemento humano puede ser más o menos amarillo en términos informativos, pero es cierto que nos proporcionará una oportunidad de aplicar tecnologías que nos darán mucha información y de entender el conflicto en términos globales”, remarca Roger Sala, miembro del equipo.

Lucius/Lucy apareció bajo una viga quemada en una de las viviendas del área sur del yacimiento. ¿Fue el impacto la causa de la muerte? Por ahora es un misterio. Conocerla con exactitud dependerá de las heridas que pudiera dejar en la osamenta

Por campañas anteriores se sabe que aquí lucharon romanos contra romanos, dado que la cerámica y los restos de armamento del interior lo son y los proyectiles que recibieron desde fuera también. “Y sabemos que ganan los de fuera”, concreta Eduard Ble, uno de los codirectores. ¿Qué luchas hubo entre romanos en la vieja Hispania? Las que libraron Julio César y Pompeyo por el dominio político y militar del imperio. “Por contexto, es César el que ataca, de eso no hay evidencia arqueológica sino documental”, añade Sala. Cerca de Oristà, en Ilerda, libraron la batalla definitiva.

Una de las preguntas que siguen sobrevolando al equipo es por qué aquí: en su guerra con Pompeyo, César fue atacando todas las posiciones (como las de Hispania) que le eran favorables. Una de las hipótesis es que Pompeyo hubiera cortado el paso más natural (la Via Augusta, hoy AP-7, resumiendo mucho) con una acumulación de tropas, y que Puig Ciutat (aparece como “civitas” romana en documentos medievales), sin ser el lugar más central de Hispania ni el mayor campamento, reuniera ciertas condiciones: cinco hectáreas en altiplano, muralla previa, excelente defensa, control del territorio…

En otoño habrá una nueva campaña, financiada por la Diputación, “que nos permitirá delimitar en superficie todo un edificio, con la idea de museizarlo para que sea visitable. El retorno social es importante”, apunta Àngels Pujol, también integrante del equipo.

En la campaña de este año –con un coste de apenas 8.000 euros– han participado nueve estudiantes de la Universidad de Edimburgo, donde uno de los directores de la excavación, Xavier Rubio-Campillo, ejerce como profesor. Todo el equipo, gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Oristà y del Consorci del Lluçanès, se aloja en una casa de turismo rural del pueblo.