lunes, 4 de marzo de 2019

El idioma íbero y sus “dos acentos” en la provincia


Iltirtiiltir, además de tener un nombre difícil de pronunciar y escribir —actualmente cuando no es frecuente claro está— es un antepasado de los jiennenses crucial para entender a los íberos. Hay varias razones, la más conocida, por lo rico de su ajuar funerario, hallado en el yacimiento de Piquía, en Arjona. Pero, si se hila más fino, la inscripción en la que reza como se llama, grabada en una pieza que se exhibe en el Museo Íbero, desvela más argumentos que hacen que los investigadores estén “encantados de haberlo conocido”. En estas letras, grabadas en una tapadera de plomo, se lee lo que se cree que significa Iltirtiiltir, hijo de Ekaterutu. Lo curioso es que el primero es un nombre íbero y el segundo tartésico, como aclara Arturo Ruiz, director del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica. La muestra de esta escritura, del siglo I antes de nuestra era, y otras permiten a los duchos, como lo es Ruiz, inferir que había dos “tipos de íbero”, el de la Campiña, que hablaba Iltirtiiltir, y el que se usaba desde el Guadalbullón hacia el Levante, el suoriental.

“Lo que ocurría en esta parte de la provincia es comparable a lo que sucede hoy en La Carolina, donde una mujer puede llamarse Carmen y tener un apellido alemán, por ser descendiente de los colonos”, ejemplifica Ruiz que, eso sí, deja claro que, por el momento, poco más se puede saber sobre la lengua íbera. “Podemos reconocerla, pero no podemos traducirla, porque no disponemos con qué compararla”, recuerda. De ahí que uno de los sueños de los que tratan de desentrañar los misterios de la cultura ibérica sea localizar la “piedra rosetta” de esta civilización. De esta forma, como ocurrió con este hallazgo, que permitió entender los jeroglíficos egipcios, al aparecer junto a una inscripción en griego antiguo, se podría hablar de tu a tu con Iltirtiiltir, al ser capaz de traducir su idioma. Algo hay avanzado, no obstante, ya que se conocen los nombres íberos de algunas ciudades, como Ipolka, que es Porcuna, Cástulo, que en íbero era Kastaka; Iliturgi, Mengíbar y Auringis, como topónimo de Jaén.

Todos los escritos en íbero y también los que se redactaron en tartésico, celtíbero y protovasco, las conocidas como lenguas paleohispánicas, están recogidos en una base de datos, elaborada a partir de los hallazgos de los lingüistas. Esta herramienta informática, que está disponible en la base de datos web bautizada como hesperia.ucm.es, es fruto de 20 años de trabajo, se puso en marcha gracias a Javier de la Hoz, recientemente fallecido, como recuerda Ruiz. Este filólogo fue el que puso en contexto los nombres de Iltirtiiltir y Ekaterutu.