jueves, 4 de agosto de 2016
“En Córdoba contamos con una de las colecciones a nivel arqueológico mejores, no solamente de España, sino de Europa”
Dolores Baena espera que, si no este año, el próximo 2017, año en que el Museo Arqueológico de Córdoba que dirige celebra el 150 aniversario de su fundación, puedan comenzar las ansiadas y largamente esperadas obras del Palacio de los Páez de Castillejo, donde se ubicará la colección permanente del centro museístico. Mientras tanto, Baena y su equipo no cejan en su empeño de acercar el Museo a la ciudadanía.
Estamos en el edificio de ampliación del Museo, que es la que está abierta al público actualmente. ¿Para cuándo la rehabilitación de la parte antigua?
El proyecto era quedarnos en este lugar sin irnos a otras zonas, porque nuestra filosofía es que el Museo es imagen de la propia ciudad. Es un valor muy importante estar dentro del Casco Histórico por lo que representa y por el reflejo que tiene en el propio Museo. Ésa era una de las premisas, quedarnos aquí. Otra de las premisas era tratar de no cerrar nunca al público, cosa que hemos conseguido hasta ahora, con mucho esfuerzo, con mucho trabajo, que hay que agradacérselo a todo el equipo del Museo. La tercera cuestión era dividirlo en dos fases, precisamente para no cerrar nunca al público. Una era la construcción de este edificio, que es el de ampliación en unos solares que estaban ya comprados desde los años 70, al lado de la sede del Museo. Aquí lo que hemos hecho es un programa de necesidades que no podíamos cubrir en el edificio antiguo, espacios de atención al público, una biblioteca, un gran taller de restauración, un laboratorio y sala de exposiciones temporales, las que ahora mismo acogen la exposición permanente hasta que se rehabilite el Palacio.
En el futuro, entonces, ¿la exposición permanente volverá al edificio antiguo, al Palacio?
Sí. Mientras, diseñamos una exposición temática que se llama Córdoba encuentro de culturas, que refleja todo eso que queremos contar en el Museo: El mestizaje, las migraciones, las diferentes culturas que han venido a este territorio y que esa mezcla ha hecho que seamos como somos, y que a través de las piezas del Museo podemos explicar por qué vivimos como vivimos, las costumbres que tenemos o incluso las fiestas que celebramos. Eso es un poco lo que contamos no sólo en la exposición, sino en la investigación, en la que estamos incardinando temas de género, sobre la recuperación de la memoria de las mujeres que entendemos que no ha estado suficientemente bien reflejada. Y lo volcamos en las actividades y en la difusión hacia el público, siempre buscando esa premisa, que desde un punto de vista científico, desde una base muy seria de investigación lo que vamos a trasladarle al público es por qué somos como somos y por qué vivimos como vivimos. Hacer del Museo un centro de cultura, relacionarlo con todos los ámbitos de la cultura y con otras cuestiones como puede ser el deporte, la medicina o la ingeniería, todo eso se puede conocer a través del Museo.
Ha habido un cambio de filosofía de atención al usuario, que ya no es un mero espectador.
Lo que nos planteamos es que si no podíamos cambiar la museografía, la forma en que está expuesta, porque era una exposición antigua, cambiaríamos la manera de difundirlo, de transmitirlo a la gente. Nos llegan muchas aportaciones de la gente que viene y agradecemos tanto las felicitaciones como las críticas constructivas que nos ayudan a cambiar. Hemos intentado, y creo que lo estamos logrando, que la ciudadanía sienta el Museo como algo suyo, porque, al fin y al cabo, somos un servicio público y partimos del patrimonio, que es de todos. Buscamos que se venga al Museo para muchas cosas diferentes, no sólo a conocer la exposición, y venir muchas veces, y eso se hace diversificando las actividades, organizando unas generales y otras concretas por grupos de edades o por intereses de determinados grupos. De esta manera, tenemos un público muy variado y diverso, y notamos que los ciudadanos cordobeses repiten, y repiten en las actividades y eso se ve. Por otra parte, hemos fijado una serie de programas que tratamos de mantenerlos constantes, como son La pieza del mes, Los miércoles en el museo, el Concurso de relatos o los talleres para los niños. Y eso procuramos que sea fijo a lo largo de los años, aunque cambien los contenidos, pero que siempre haya una referencia. Voltaire decía que si quieres aburrir a alguien cuéntalo todo, por eso nuestras actividades se centran en temas concretos, en algo que sea reconocible para el público, que tengan cercano. Por ejemplo, en diciembre hablamos de las Saturnales, que son las fiestas que dieron lugar a nuestra Navidad o les hemos hablado del músico Ziryab, que es conocido como artista, pero que tuvo mucho que ver en nuestras costumbres a la hora de comer un primer plato, un segundo de proteínas, de carne o pescado, y un postre. Hemos tenido de todo, teatro, danza, intervenciones de arte contemporáneo, títeres. También unas actividades basadas en la carrera tecnológica. Nos gusta explicar que tallar un sílex en el Paleolítico tecnológicamente es más complejo que fabricar ahora un móvil, hablamos de los transportes, de las cuestiones económicas, de ese gran valor que tenemos, ese oro líquido que es el aceite de oliva... De muchas costumbres.
Entre las muchas actividades que se desarrollan en el museo destacan las destinadas a los niños. ¿Están educando a los futuros visitantes?
Nos interesa mucho el segmento infantil a modo de visitante por lo que llega a las familias a través de los niños. Nos gusta hablar de actividades familiares. También tenemos actividades y talleres para grupos escolares que continuamente a lo largo del año estamos haciendo. Intentamos tratar temas concretos que tengan que ver con nuestra realidad actual o con nuestras costumbres, nuestras fiestas, nuestra manera de ser y explicarle a los niños de dónde vienen de una manera lúdica y divertida y que ellos puedan llevarse siempre un recuerdo del Museo a través de actividades manuales que realizan. También hemos investigado en temas de análisis de públicos. Escuchar al público, al usuario, al visitante es muy importante, escuchar a los niños, de ahí han salido actividades muy curiosa como Por qué las estatuas romanas no tienen cabeza, una actividad que hicimos hace muchos años que luego se convirtió en un audiovisual que se puede ver en la exposición permanente (y que surgió de la curiosidad de sus hijos por saber por qué las estatuas no tienen cabeza). Los arqueólogos sabemos por qué, pero no nos planteamos esas preguntas que se plantea la gente y eso hay que escucharlo.
Y todo eso basado en el inmenso patrimonio que tiene el Museo.
Basado, en todo en nuestro patrimonio, pero también en una investigación científica muy fundada y muy seria, porque nosotros no explicamos cualquier cosa, aunque pueda parecerlo, cuando nosotros hablamos en un lenguaje asequible es porque detrás hay una fuerte labor de investigación científica.
Hablando de investigación, ha mencionado que uno de sus objetivos era mantener la actividad investigadora.
Tenemos una alta asistencia de investigadores de todo el mundo, que vienen porque contamos con unas de las colecciones a nivel arqueológico mejores, no solamente de España, sino de Europa. Y, además, nosotros salimos fuera, en el sentido de que llevamos muchos años participando en exposiciones temporales tanto a nivel nacional como internacional, y hemos estado en Europa, en el Norte de África o en Estados Unidos. De esta forma, no solamente el Museo, sino la propia Córdoba se posiciona en el mundo como uno de los valores, a través de su patrimonio arqueológico, más fuertes que tiene el Sur de la Península Ibérica.
El Museo cuenta con numerosos e importantes fondos. ¿Se siguen ampliando?
Los fondos, a lo largo de la historia del Museo, han ingresado de muy diversas formas. Hay que tener en cuenta que el Museo se crea en 1867. Nos regimos por la legislación de patrimonio arqueológico, éste es un Museo de titularidad estatal gestionado por la comunidad autónoma, el grueso del material arqueológico que ingresa aquí procede de las intervenciones arqueológicas legalmente autorizadas y luego tenemos ingresos de intervenciones de los Cuerpos de Seguridad del Estado. Los bienes arqueológicos son demaniales, de la comunidad, de todos, y no se puede comerciar con ellos, es ilegal, y mucho más destruir un yacimiento. No quiere decir que no exista un comercio legal que es de colecciones legalmente reconocidas antes de la Ley de Patrimonio Histórico Español. También, por parte del Estado como de la comunidad autónoma, en contadas ocasiones se adquieren determinadas piezas que sean de importancia. La última que se adquirió por la Junta de Andalucía fue la escultura Thoracatha procedente del área del Foro Romano, que pertenecía a una colección legal.
En las últimas décadas han proliferado los museos locales. ¿Qué opinión le merecen?
Córdoba en ese tema es pionera. Somos la provincia que cuenta con más museos. Pero, además, es pionera, porque tiene una singularidad, y es que cuenta con la Asociación de Museos Locales más antigua que conocemos en España. Ese movimiento, esa asociación, le ha dado también un gran empuje, y hay que reconocérselo, a esta red de museos locales. El Museo Arqueológico de Córdoba tiene una relación muy estrecha con esos otros museos. Siempre la hemos tenido y se trata de una relación de colaboración recíproca. Cuando en esos museos requieren alguna pieza en depósito o en préstamos para exposición temporal, se presta. Tenemos depósitos en los museos locales.
¿La población es más consciente ahora del valor de ese patrimonio?
Sí, sin duda. Creo que somos todos más conscientes por dos motivos, primero por la difusión y por la importancia real que se le ha dado a hacerle llegar a la ciudadanía que esto es algo de todos y lo que significa. Y, en segundo lugar, porque existen unos mecanismos de control y unas normas mucho más difícil de saltar. Aunque no hemos llegado al nivel óptimo, yo llevo muchísimo tiempo trabajando en este campo, yo empecé trabajando en las excavaciones de urgencia, dirigía excavaciones en los solares de Córdoba y puedo decir que la cosa ha cambiado muchísimo para mejor. ¿Que hay que avanzar? Por supuesto, ¿que se siguen produciendo problemas? Por supuesto, ¿que sigue habiendo incomprensión? Desde luego. Pero creo que aportamos un pequeño granito desde el Museo explicando para qué sirve mantener este patrimonio tan importante y luego hay que tener en cuenta que se ha puesto de manifiesto que el patrimonio es un yacimiento de empleo y de desarrollo y que tiene unas implicaciones económicas muy fuertes y que puede contribuir al desarrollo de un área e incluso de un pueblo, como ha pasado con Torreparedones, en Baena, o con Almedinilla. En Córdoba, como tenemos tanto patrimonio quizá no lo valoramos tanto porque lo tenemos ahí, forma parte de nuestras vidas, es algo común, algo cotidiano y quizá lo más normal, lo más cotidiano, no se valora suficientemente.
¿Cuáles son sus objetivos?
Mi objetivo principal es perseguir que se haga la segunda fase del Museo, que se acometa el proyecto del Palacio de los Páez de Castillejo. Nos encontramos en una situación en la que no podemos crecer y estamos cada vez más constreñidos. Eso le corresponde ponerlo en marcha al Ministerio de Cultura, Educación y Deporte. Para 2016 hay presupuesto, pero hasta ahora no se ha ejecutado nada, y esperemos que si no este año el que viene sí se pueda poner en marcha, porque como digo estamos en una situación que aunque pueda parecer óptima, no lo es. Sobre el resto de actividades, queremos continuar nuestro programa, buscar nuevos temas, seguir escuchando a la gente, ver lo que les puede interesar y hacer siempre lo que venimos haciendo hasta ahora, pero tratando de sorprender con cosas nuevas. Estamos trabajando en proyectos de exposiciones temáticas de pequeño formato y también en las visitas temáticas que vamos a hacer el próximo curso.