Los arqueólogos se quejan de la lentitud y los trámites burocráticos de la Junta de Andalucía para autorizar intervenciones. El hecho de que sólo puedan tener un proyecto activo les dificulta vivir de esta profesión.
Sí. La situación es mejorable. El problema de la arqueología es que es lenta y cara. Al arqueólogo se le exige presencia porque son procesos complicados de control. Eso hace que te admitan sólo una intervención. Está claro que quien se meta a arqueólogo no es para forrarse.
¿Eso explica que en Sevilla haya 200 arqueólogos colegiados y sólo 60 en activo?
Muchos son... porque la crisis ha sido terrible. Ahora parece que repunta porque si hay más obras hay más trabajo para los arqueólogos. A pesar de todo eso, en el grado de Arqueología hay más de 20 alumnos de toda Andalucía.
Estos días hemos conocido el estado de las Murallas de la Macarena, atacadas por especies vegetales invasoras, tras décadas sin intervenir en ellas. ¿Sevilla descuida su patrimonio?
Sí, aunque la vegetación parásita es algo continuo. Hay que conservar mucho para que las semillas que depositan los pájaros no enraícen. El patrimonio arqueológico de Sevilla necesita conservación preventiva y para ello es necesario reconocer a la arqueología. En la Gerencia Municipal de Urbanismo hay dos arqueólogos: uno para planeamiento y otro para las licencias, pero hacen falta más arqueólogos conservadores de la ciudad. Necesitamos arqueólogos que tengan en su cabeza el Antiquarium, las columnas, San Jorge, las Murallas, los baños de la Reina Mora... que se ocupen no sólo de su conservación preventiva, sino también de su difusión, sobre todo en una ciudad tan turística como Sevilla.
¿La caja fuerte de un banco es el mejor sitio para que esté el tesoro del Carambolo desde hace décadas?
Ahora sí es el mejor sitio porque no hay otro donde ponerlo bien. El tesoro del Carambolo acabó en una caja fuerte cuando se produjo una oleada de robos y se vio que no había seguridad. El mejor sitio para ese tesoro es el Museo Arqueológico. Lo que es inaceptable es que los gobiernos de todos los colores políticos no hayan ejecutado el proyecto del nuevo Museo Arqueológico, que está en un sitio bellísimo, pero está anticuadísimo. El edificio es del Estado, pero la gestión del museo es andaluza. ¿Quién tiene que poner dinero? Estado y Junta. Las administraciones son muy cicateras con la cultura y eso incluye el patrimonio arqueológico.
Usted intervino en el yacimiento arqueológico del Antiquarium, en la plaza de la Encarnación. ¿Se le ha sacado suficiente partido a ese hallazgo?
Necesita más atención y mejor gestión para hacerlo más atractivo. Bastaría incorporar muchos mosaicos que salieron allí, más información... todo eso lo haría más atractivo.
El lugar donde se encontró el Carambolo es hoy un vertedero donde hay una losa de hormigón. Presumimos tanto de tener el más importante tesoro tartésico y resulta que maltratamos el lugar donde lo hallamos. ¿No es una paradoja?
Pues sí. Ese es un sitio privado donde hay un Bien de Interés Cultural que es el yacimiento. ¿Quién limpia eso cuando es de acceso libre?
Recientemente hemos visto cómo unos vándalos destrozaban unos capiteles en los Jardines de Murillo. ¿Está Sevilla preparada para tener piezas arqueológicas en parques?
La ciudad no está preparada para tener a mano la belleza... porque también el Parque de María Luisa es objetivo continuo de ataques a su cerámica. Esos capiteles eran una copia de los originales, que fueron robados allí y que imagino estarán hoy en algunas casas.
¿Hay mucho expolio en Sevilla?
Siempre hay pero menos que hace 20 años, cuando hubo un boom. El Seprona ha hecho una buena labor y se ha especializado en esa línea. Por otra parte, ahora hay una percepción de que el expolio es un delito y además está mal visto socialmente. Hay gente que tiene una especie de coleccionismo compulsivo y enfermizo. Cuando veo colecciones procedentes de expolios siento náuseas.
Fue director de Itálica. ¿Nos puede deparar sorpresas ese yacimiento?
Sí. Aunque Itálica ha sufrido mucho expolio durante siglos, seguirá dándonos información.
Sigue habiendo mosaicos al aire libre en Itálica. En 2015 robaron parte de un mosaico en el yacimiento arqueológico de Écija, y en 2016 han sustraído el mosaico de Medusa en una villa romana de Marbella. ¿Deberían trasladarse los mosaicos a museos?
Siempre que se pueda, deben estar en su sitio. Lo que sí es indudable es que los mosaicos tienen que estar bajo techo para su conservación preventiva porque están sufriendo. En Itálica hacen falta propuestas claras para cubrirlos en la casa del planetario, la casa de los pájaros, la casa de Neptuno...
Esta semana han robado azulejos del siglo XVI en el monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce. ¿Cómo es posible que eso ocurra?
Ese monumento debe disponer de mayor vigilancia y atención. El monasterio es un BIC de máxima importancia y está ahora bajo la gestión de la Consejería de Cultura. Una parte del monasterio es propiedad de Cultura, pero la parte de mayor importancia es de los marqueses de Miraflores y existe un acuerdo con ellos para gestionarlo por un número de años a cambio de la restauración que ya se ha hecho. En hemeroteca están los intentos de colaboración que ha buscado el Ayuntamiento con Cultura para cogestionar el monumento y mantenerlo abierto, porque Cultura lo cerraba. El municipio de Santiponce es de muy pequeña extensión y una parte sustancial la ocupan dos BIC de categoría: Itálica y San Isidoro. Siempre se ha insistido en que debería haber más impulso a estos monumentos por parte de Cultura para favorecer a esos municipios patrimoniales.
¿Es partidario de excavar el subsuelo de las Atarazanas hasta la cota original para eliminar cinco metros y medio de escombros vertidos en el siglo XVI?
No soy partidario de excavarlo en su totalidad, como defienden algunos. Apoyo excavar lo que se ha aprobado: toda la banda que pega a la muralla.
¿A qué destinaría las Atarazanas?
Metería el museo naval de Madrid, que está en un piso en el Paseo de la Castellana. Por otra parte, echaría de las Atarazanas a Hacienda, que destruyó cinco naves en los años 40.
¿Fue un error regalar las Atarazanas a La Caixa?
No fue un error pero lo que está claro es que la Consejería de Cultura se las ha quitado de en medio. Eso es evidente. Ahí lo que subyace es la falta de continuidad de proyectos.
Hace años que se hizo la cripta arqueológica en el Patio Banderas y aún no puede visitarse.
Es complicado abrirla porque necesita cumplir una normativa completa para acceder a un espacio subterráneo. El cierre de la cripta fue un poco precipitado pero es que tampoco había un proyecto perfecto para un espacio tan delicado como el Patio de Banderas. Hay que estudiar bien esos restos y tener en cuenta que lo que es Patrimonio Mundial son los palacios medievales y modernos del Real Alcázar. El subsuelo es anterior a ello.
Imagino que dentro de un arqueólogo hay siempre un niño deseando descubrir un tesoro.
Sí. Otra cosa es el concepto que cada uno tenga de tesoro.
¿Encontrar miles de monedas romanas, como ha ocurrido en Tomares, es el sueño de un arqueólogo?
No crea. Para los arqueólogos que están en Egipto su tesoro a veces es encontrar una inscripción maravillosa que le dé información del lugar. A veces eso colma más que una serie de vasos y cacharros. ¿Cuál es el tesoro de Atapuerca? Un hueso de un dedo de largo.
Vocación tardía
Fernando Amores (Sevilla, 1955), quinto de diez hermanos, estudió Historia del Arte en la Hispalense. Su vocación como arqueólogo fue tardía y le llegó de la mano de su compañero de facultad Juan Fernández Lacomba, quien lo animó a colaborar con Ramón Corzo en una excavación arqueológica del centro de Sevilla. Exdirector de Itálica, Amores ha intervenido en grandes conjuntos arqueológicos, como el monasterio de la Cartuja, el Antiquarium, la iglesia del Salvador, las Torre del Oro o las Atarazanas. Profesor titular de Arqueología en la Universidad, este sevillano aprovecha sus viajes turísticos para visitar yacimientos arqueológicos fuera de los circuitos más concurridos en Egipto, Marruecos, Turquía, Grecia, Marruecos, México o Perú.