viernes, 19 de mayo de 2017

Los romanos recalaron en la isla de Lobos hace unos dos mil años


El Museo de la Naturaleza y el Hombre de la capital tinerfeña acogió ayer la presentación del libro "Un taller romano de púrpura en los límites de la Ecúmene. Lobos 1. (Fuerteventura - Islas Canarias). Primeros resultados", en el que se recogen las principales conclusiones a las que se han llegado tras analizar con detalle y diferentes medios tecnológicos los diversos restos hallados en el yacimiento arqueológico del citado islote durante las campañas de los años 2012 y parte de 2013.

Mercedes del Arco Aguilar, una de las especialistas que han participado en los estudios en representación del Museo Arqueológico de Tenerife, corroboró que se trata de un taller estacional para la extracción de la púrpura de varios géneros de la Stramonita haemastoma, que luego se utilizaba como tinte, molusco presente en gran número en los concheros existentes en la zona.

El yacimiento Lobo I, que se ha datado entre el primer cuarto del siglo I antes de Cristo y el siglo I después de Cristo, también contenía los instrumentos que utilizaban los romanos para extraer el tinte de estas caracolas vivas, de las que existía una medida patrón, como son los yunques, los morteros y otros elementos metálicos para la obtención de esta valiosa sustancia. Estos materiales fueron localizados en las estructuras habitacionales descubiertas.

"Entre todos estos restos también había trozos de cerámica y de ánforas romanas de unos tipos muy determinados para traer salazones, vino o aceite. Luego hay otro lado del yacimiento, que conocemos como la parte doméstica, en la que se han encontrado partes de vajilla variadas de mesa y de cocina, como recipientes para el fuego, entre otros objetos como anzuelos y clavos, pesas de plomo para redes y otros fragmentos metálicos".

También se detectaron trozos de huesos de cabras, ovejas y espinas de pescado, además de semillas y morteros para moler los granos con los que se alimentaba este grupo durante la época del año en la que arribaba al islote majorero para cosechar aquella apreciada "esencia" de color.

Este yacimiento, en cuyas excavaciones y estudios participa un equipo multidisciplinar de profesionales del Museo Arqueológico de Tenerife, la Universidad de La Laguna y el Cabildo de Fuerteventura, dirigidos por la catedrática del departamento de Prehistoria de la ULL, Carmen del Arco Aguilar, ratifica la huella romana en Canarias, ya que no existía un lugar de asentamiento tan claro como Lobos I, aunque fuera estacional.

Los restos localizados en la playa de La Caleta también permiten conocer el proceso seguido para la obtención de la púrpura, los diferentes materiales ligados a la actividad pesquera y el ajuar necesario para el mantenimiento del grupo durante un tiempo determinado, el de la reproducción y cosecha de la Stramonita haemastoma.

Los estudios continuarán en próximas campañas en Lobos, donde existen otros yacimientos como Lobos 3 y Lobos 4, donde se han descubierto diferentes vestigios del pasado romano, como ánforas y un posible embarcadero.