Un gran trabajo voluntario que tiene su recompensa. Y no económica, sino en experiencias y profesionalidad. El Centro de Interpretación de Cástulo acogió, ayer, el acto de clausura de la XI edición de los Campos de Trabajo, en la que participaron 25 jóvenes procedentes de diferentes puntos del país, dispuestos a echar una mano en la nueva campaña de excavaciones.
Una jornada emocionante para los participantes y cuantos arqueólogos e investigadores han trabajado codo con codo con ellos, bajo unas temperaturas que no han dado tregua. El fin a quince días de trabajo, pero también de ocio. Así, con la entrega de diplomas tras los “bautizos” que, al igual que se hacía entre los siglos XIV y XVII, corrieron a cargo de la empresa Triviarole Antonio Manuel Expósito, se puso fin a la nueva edición de la iniciativa.
“Agradecemos a los jóvenes su implicación con el patrimonio, pero también a los responsables del área arqueológica, sin cuya dedicación y esmero sería muy difícil que salieran proyectos como este adelante”, explicó el concejal Luis Moya durante la clausura del acto. También destacó la aportación de la Junta de Andalucía, a través del Instituto Andaluz de la Juventud, para la puesta en marcha de la iniciativa.
“Valoramos la labor del IAJ y del Ayuntamiento, que contribuyen a los fines que tenemos que desarrollar desde el yacimiento arqueológico de Cástulo”, manifestó por su parte el director del conjunto, Marcelo Castro. En esta edición plantearon a los jóvenes el objetivo de abrir la puerta de un edificio que ya se había definido en los años anteriores, de finales del siglo I y principios del II, con un porte monumental y una entidad bastante importante. “Conocíamos donde estaba y había que hacer un esfuerzo por hacerla visible. Se han quedado a un tris de alcanzar la calle, pero ya vemos el vano que se ha generado. Y nos descubren un edificio con las expectativas que teníamos en cuanto a su monumentalidad”, aseveró Castro.
Una jornada emocionante para los participantes y cuantos arqueólogos e investigadores han trabajado codo con codo con ellos, bajo unas temperaturas que no han dado tregua. El fin a quince días de trabajo, pero también de ocio. Así, con la entrega de diplomas tras los “bautizos” que, al igual que se hacía entre los siglos XIV y XVII, corrieron a cargo de la empresa Triviarole Antonio Manuel Expósito, se puso fin a la nueva edición de la iniciativa.
“Agradecemos a los jóvenes su implicación con el patrimonio, pero también a los responsables del área arqueológica, sin cuya dedicación y esmero sería muy difícil que salieran proyectos como este adelante”, explicó el concejal Luis Moya durante la clausura del acto. También destacó la aportación de la Junta de Andalucía, a través del Instituto Andaluz de la Juventud, para la puesta en marcha de la iniciativa.
“Valoramos la labor del IAJ y del Ayuntamiento, que contribuyen a los fines que tenemos que desarrollar desde el yacimiento arqueológico de Cástulo”, manifestó por su parte el director del conjunto, Marcelo Castro. En esta edición plantearon a los jóvenes el objetivo de abrir la puerta de un edificio que ya se había definido en los años anteriores, de finales del siglo I y principios del II, con un porte monumental y una entidad bastante importante. “Conocíamos donde estaba y había que hacer un esfuerzo por hacerla visible. Se han quedado a un tris de alcanzar la calle, pero ya vemos el vano que se ha generado. Y nos descubren un edificio con las expectativas que teníamos en cuanto a su monumentalidad”, aseveró Castro.
De hecho, reconoció, su trabajo se centró en la parte de las que hasta ahora se conocen que mejor se conservan. “Con hasta tres hiladas de sillares, lo que en un futuro permitirá saber bien el papel de la puerta dentro de ese espacio tan extenso, de 1.138 metros cuadrados, que ocupa el edificio, de una manzana entera, y que se ubica en el centro de Cástulo, en el corazón de la ciudad”, aclaró. En concreto, es el denominado “edificio T”, que encima tiene la judería. “Con independencia de esa ocupación en el siglo IV y V, que es cuando se establece ese lugar sobre las ruinas de ese edificio, hemos reconocido en también en estos años la planta”, aclaró. Desconocen la función que tenía en la ciudad, pero piensan en un almacén “necesitado de una dignidad” al ocupar ese lugar central. “Si hubiera un sitio en Cástulo donde almacenar los metales que llegan de Sierra Morena sería este edificio, el tesoro de la ciudad”, aclaró. Castro destacó la emoción que ha supuesto la iniciativa para los jóvenes, así como su preparación.