miércoles, 10 de julio de 2019
ABC:Las diez bombas de la Segunda Guerra Mundial que podrían devastar Pompeya
Fuego, llamas y bombas parecen el destino al que está ligada Pompeya, un pasado que emerge siempre. Muchos misterios se conservan aún bajo la tierra en la antigua ciudad romana destruida por la erupción del Vesubio en el 79 d. C. Fue sepultada, pero paradójicamente quedó conservada bajo la lluvia de cenizas y «lapilli», y así hoy podemos volver la mirada a dos mil años atrás con la posibilidad de ver la vida cotidiana. El último misterio es el de algunas bombas que las fuerzas aliadas dejaron caer sobre los restos romanos más famosos del mundo.
Según «Il Fatto Quotidiano», bajo las ruinas de Pompeya se esconden al menos diez bombas sin explotar de la Segunda Guerra Mundial, lo que «supone un peligro de una potencia devastadora». El bombardeo de Pompeya comenzó el 24 de agosto de 1943, en la fase previa al desembarco de los aliados en Salerno. El primero que escribió con detalle sobre estos bombardeos fue el arqueólogo e historiador español Laurentino Garca y García en «Daños de guerra en Pompeya». Los vuelos nocturnos los hacía la RAF desde una base de Túnez. Laureano García precisa que fueron 165 las bombas que cayeron en Pompeya, de unos 400 kilos en su mayoría, destruyendo frescos, muros y más de 3.000 objetos y restos arqueológicos encontrados a lo largo de 200 años de excavaciones. Fue una ciega destrucción, la segunda que sufría Pompeya 2.000 años después de la erupción del Vesubio, y que hizo gritar al superintendente Amedeo Maiuri al alba del 25 de agosto de 1943: «Se acabe con la violencia ciega y brutal que amenaza con destruir Pompeya, monumento sagrado de la humanidad». No fue escuchado. Bombas británicas y americanas siguieron con su ciega destrucción hasta el 20 de septiembre.
Secreto
La existencia de al menos 10 bombas bajo tierra en Pompeya es «un secreto inviolado hasta ahora», según Antonio De Simone, arqueólogo y profesor de la Universidad Suor Orsola Benincasa de Nápoles, buen conocedor de las excavaciones: «En mi experiencia en Pompeya he encontrado bombas que no estaban indicadas en el plano, bajo nuestros pies. Dos. Una explotada, reducida a fragmentos. La otra, desgraciadamente no, estaba completamente intacta».
«Es un riesgo –añade “Il Fatto”– que los expertos conocen, pero que no es fácil desactivar». Esas bombas sin explotar «están ubicadas en el área del parque arqueológico aún por excavar», en total 22 hectáreas. La superficie de la ciudad antigua es de unas 66 hectáreas y se han excavado 44 hectáreas.
La dirección del Parque Arqueológico ha respondido a la alarma suscitada por «Il Fatto» asegurando que «no hay ningún riesgo ni para los profesionales que trabajan en las excavaciones ni para los turistas, porque en el plan de seguridad está prevista la recuperación de bombas en zonas que fueron objeto de bombardeo en el pasado». Para los responsables de Pompeya, el fuego, las llamas y las bombas que un día imitaron al Vesubio son un recuerdo del pasado, sin ningún peligro para los restos romanos más fascinantes del mundo.