lunes, 3 de julio de 2017

ABC:El arte de Palmira resplandece en Italia



Palmira, una joya de arte que los terroristas de Daesh quisieron destruir, resplandece en una exposición en Italia, la primera en Europa dedicada a la ciudad siria después de su destrucción por el terrorismo fundamentalista. Con el título «Caras de Palmira en Aquilea», una treintena de esculturas, mosaicos y monumentos funerarios, además de fotografías, se exponen hasta el 3 de octubre en el Museo Arqueológico Nacional de Aquilea, antigua ciudad romana en la provincia de Udine, al norte de Italia.

La muestra pretende difundir la importancia de un patrimonio cultural único en peligro, y contiene además un valor simbólico, uniendo la cultura de dos ciudades: Palmira, fértil «reina del desierto», colonia romana, donde se hablaba griego, arameo y latín, centro estratégico de intercambio de especias, incienso, piedras preciosas, mirra y seda; y Aquilea, fundada por los romanos en el 181 a.C., nacida como muralla contra las poblaciones guerreras que llegaban desde los Alpes y del Este, ciudad multilingüe y mercantil. Palmira y Aquilea, dos ricas ciudades antiguas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, dialogan a pesar de la distancia geográfica, mediante obras maestras de la exposición.

Diálogo cultural
En ambas ciudades, con sus contextos diversos desde el punto de vista étnico y cultural, hay afinidades, como la tolerancia y convivencia entre religiones y culturas. Por ejemplo, el altar dedicado al sol, prestado por los Museos Vaticanos, representa el traslado, en el siglo I d.C., de una comunidad de Palmira a Roma, tan ligada a sus propias divinidades que las honran también en Italia. Por otro lado, el retrato de Batmalku e Hiran, procedente del Museo Nacional de Arte Oriental de Roma, representa una madre con su hijo. Los relieves de Palmira dan mucha importancia a los afectos familiares, evidenciados en las inscripciones en arameo.

En el museo de Aquilea, que aporta ocho obras propias a la exposición, se confrontan, sobre todo, relieves funerarios con retratos de difuntos, en solitario o en pareja, revelando papeles sociales, modas y tendencias de la propia época, desde el primero hasta el cuarto siglo después de Cristo. Las diferencias estilísticas entre el arte de Palmira y Aquilea son notables, aunque se intentaba una autorrepresentación común en todo el imperio romano. En Aquilea, zona norte del Adriático, donde los sepulcros se disponían de forma regular a lo largo de las vías de salida de la ciudad, se impone un estilo minimalista, más esquemático, al representar la fisonomía de los difuntos. En cambio, el estilo en Siria es diverso: los retratos femeninos de Palmira se ilustran con los mínimos detalles, con collares y anillos en todos los dedos.

Una difícil reconstrucción
La gran pregunta que todo el mundo se hace hoy es si ese gran patrimonio artístico de Palmira se puede reconstruir. El arqueólogo Paolo Mattiae, gran experto de la Siria antigua, donde excavó durante medio siglo, descubridor de la ciudad de Ebla, al norte de ese país, cree que será posible la reconstrucción, aunque lo ve complicado. «Las últimas noticias del director general de arqueología en Siria dicen que los restos arqueológicos no han sido pulverizados; el 70% está intacto, el otro tercio está en gruesos fragmentos que permitirán su restauración», afirma Mattiae, aunque reconoce que «será muy difícil. Toda reconstrucción es un negocio».

La exposición de Aquilea refleja la «limpieza cultural» que ha hecho el terrorismo islámico, según Irina Bokova, directora general de la Unesco. En efecto, guerras y devastaciones naturales han destruido el patrimonio artístico de poblaciones mundiales a lo largo de la historia. Pero nunca se había visto en tiempos recientes el sistemático intento de eliminar al enemigo con la destrucción de su propia cultura y su patrimonio artístico. Tiene su lógica perversa la destrucción de un patrimonio arqueológico de un país: con la destrucción de monumentos y obras de arte de una población, se le priva de su identidad y se le golpea en el corazón. Por eso, el patrimonio de lugares de Siria bajo el control de los fundamentalistas islámicos sigue siendo destruido.

De ahí que al contemplar esta bella exposición, hay quien recuerda una reflexión de Albert Camus, premio Nobel de Literatura en 1957: «Sin cultura y la relativa libertad que de ella se deriva, la sociedad, aunque fuera perfecta, sería una jungla. He aquí el por qué toda auténtica creación es en realidad un regalo para el futuro».