viernes, 28 de julio de 2017
ABC:Los misteriosos huesos negros de Set
Los antiguos egipcios recogían fósiles de animales extintos que veneraban como reliquias sagradas de Set, dios de la oscuridad y del caos, y que colocaban, envueltos en lino, en las tumbas. A partir de los años 1300 y 1200 antes de Cristo, cerca de tres toneladas de pesados fósiles negros, pulidos por la arena de los ríos, fueron llevados a santuarios en el Nilo, según relató Adrienne Mayor, historiadora de la Universidad de Stanford, en la web «Wonders & Marbels».
En 1922, los arqueólogos Guy Brunton y Flinders Petrie, descubrieron toneladas de huesos fósiles de color negro apilados en los santuarios de Qau el-Kebir y Matmar. El hallazgo de estos fósiles era una evidencia de que los egipcios los veneraban como reliquias sagradas de Set, a juicio de la autora de «El secreto de las ánforas». Esta deidad egipcia se asoció a menudo con el hipopótamo, de ahí que muchos de los fósiles pertenecieran a estos animales, pero también se encontraron restos de cocodrilos extintos, jabalíes, caballos, antílopes gigantes y búfalos.
Cuatro años después, el geólogo KS Sandford exploró 500 millas alrededor del santuario de Qau en busca del origen de «esta extraña colección de animales», aunque sin éxito. Los fósiles «parecen ser de la era Plioceno-Pleistoceno», señala Mayor. Los estudios continuaron y en 1927, el arqueólogo Guy Brunton escribió que las toneladas de fósiles serían «objeto de una memoria especial». Prometió en 1930 un libro dedicado a estos fósiles, pero aquello fue lo último que se supo sobre los huesos negros de Set. Los fósiles fueron olvidados por la comunidad científica hasta que en 1998, Adrienne Mayor se puso en contacto con el paleontólogo Andrew Currant, conservador de Mamíferos Cuaternarios en el Museo de Historia Natural de Londres, para saber si había registros de los fósiles descubiertos por Brunton y Petrie.
Cajas olvidadas durante años
Una gran «colección indocumentada» de fósiles de Qau había sido almacenada en un almacén en Wandsworth, respondió Currant. Aún permanecían en las cajas originales que Brunton y Petrie enviaron desde Egipto. «Los fósiles reunidos por los antiguos egipcios hace más de 3.000 años languidecen en cajas sin abrir en Londres desde 1920», denunciaba la historiadora de Stanford, que consideraba que éstos merecían un estudio científico de paleontólogos y egiptólogos.
Así lo remarcó en su libro «Los primeros cazadores de fósiles» (2000), donde Mayor describió algunos fósiles de Qau descubiertos por el arqueólogo David Reese en 1999 envueltos en lino. Reese trató en vano de convencer al Museo de Historia Nacional de que abriera sus cajas de fósiles y se enteró de que una colección de antiguos textiles egipcios del Museo Petrie había pasado a manos del Bolton Museum de Manchester.
Las etiquetas escritas por Petrie para identificar la procedencia de algunos de los textiles que habían ido a parar al Bolton Museum confirmaron que algunos de estos textiles envolvían fósiles descubiertos en Qau en 1923.
El egiptólogo Tom Hardwick y el geólogo David Craven iniciaron una investigación en el Bolton en 2007 para determinar la identidad de los huesos. Plantearon un concurso, con un premio para quien adivinara qué tipo de fósil estaba dentro de cada uno de los paquetes. Se descubrió el escafoides de un antílope o un ñu gigante extinto, según el relato de Mayor.
Otra caja fue examinada con tomografía computerizada de rayos X en 2014 en el Museo de Bolton y dos años después, la Sociedad de Exploración de Egipto concedió una beca a Pip Brewer (Museo de Historia Natural, Londres) y Diane Johnson (Open University) para finalmente examinar las viejas y polvorientas cajas que Reese y Mayor localizaron 16 años antes.
«Por fin, parece que el análisis científico moderno determinará los orígenes, las especies y las fechas de los misteriosos huesos negros de Set reunidos por los antiguos egipcios», se mostraba esperanzada la historiadora de Stanford.