sábado, 8 de julio de 2017
"Los romanos trepanaban para curar fracturas en el cráneo"
El presidente de la Real Academia de Medicina y cirugía de Galicia quiere alejarse de la medicina romana «de los libros» y se referirá solo a sus propios hallazgos antropológicos en distintas excavaciones. Esos restos servirán al doctor Carro Otero para repasar qué cirugías se hacían en la época romana en el noroeste peninsular en la ponencia que dará hoy en el Hula a partir de la una de la tarde.
La cirugía tal y como la conocemos necesitó de descubrimientos recientes para recibir un verdadero impulso, pero algunas intervenciones ya se realizaban con éxito en Roma.
¿Estaba muy desarrollada la cirugía en Roma o habían heredado todas las técnicas de los griegos?
La medicina romana es un tercer tiempo, secuenciado con dos fases previas: la griega y la egipcia. Los emperadores romanos procuraban contratar siempre como médicos de la corte a griegos porque estaban enormemente prestigiados.
¿Qué aprenden los romanos de ellos?
Todo, perfeccionando algunas cosas. Es obvio que no se podían hacer maravillas porque entonces no era posible. Para muchos aspectos, la cirugía necesita de unos descubrimientos que solo se van a producir en el siglo XIX, como la anestesia general. Conseguían adormecer de alguna manera a los pacientes porque tenían el opio y el enfermo llegaba con su administración a una fase de analgesia razonable pero, para ciertas cosas, no era suficiente. No podían abrir el abdomen porque al no poder suprimir el tono muscular, que solo se consigue con una anestesia a un nivel intenso, se saldrían las tripas y no habría quien las pudiera volver a meter. Lo que hacían se llamaba cirugía externa, que excluye la torácica y abdominal. Son las extremidades: pared y tronco, sin llegar a entrar; el cuello, por supuesto y, en la cabeza, sí trabajaban la cavidad encefálica porque hacían trepanaciones. En la conferencia voy a presentar la primera y única trepanación de época romana que hasta ahora se encontró en Galicia.
¿Para qué se hizo esa trepanación?
Es complicado saberlo. Sabemos que es grande y afecta a buena parte del hueso parietal derecho, está cicatricada al 50%, lo que quiere decir que el individuo tuvo una supervivencia que pudo haber sido de un año. El aspecto del área cicatrizada nos indica que no hubo infección grave, por tanto que no se murió como consecuencia de la trepanación en si. No sabemos si la trepanación se hizo para intentar aliviar algún problema del cerebro. Había una serie de enfermedades que el enfermo situaba en alguna zona porque sentía un dolor especial y se hacía entonces una trepanación en ese sitio, trepanaban bajo demanda. También se trepanaba para curar las fracturas locales en el cráneo. A alguien le daban con una piedra en un sitio determinado, le producían una fractura del hueso del cráneo que se rompía en trozos pequeños y entonces el cirujano hacía lo que haría cualquiera si tuviera cuerpos extraños: intenta sacárselos. Se trepanaría para eliminar los fragmentos óseos producidos en una fractura. Además, habían aprendido que era bueno sanear los bordes, cortar por lo sano...
¿Para las infecciones?
Exactamente. Y para que no quedaran trozos a medio romper. Trepanaban por lo sano, hacían el agujero más grande dejando un borde limpio. Luego reponían la piel y el agujero quedaba solo protegido por la piel, que cicatrizaba. Se cubrían después con un casco.
¿Qué otras cirugías eran comunes en esa época?
Aunque no se hacía cirugía de cavidades, se pueden operar muchas cosas en superficie. Las extremidades, en principio, no darían mayor problema y una de las cosas que se hacían, de las que llevo dos casos, son amputaciones. Llevo un caso, encontrado por mí y por primera vez en Galicia, de una amputación de las dos manos.
¿Por qué se le amputaron?
Es una amputación complicada de interpretar. Puede ser punitiva, de castigo, o terapéutica, para curar algo. En este segundo caso, tendría que ser, por ejemplo, que la cayese una piedra en ambas manos. Había dos formas de amputación: una con prestigio social y otra sin él. Con prestigio social, sería si el ciudadano es un prisionero de guerra y se le castiga amputándole las manos. Esto lo hacían muchísimo los romanos porque, de esa manera, no mataban a la persona pero la eliminaban como futuro combatiente: no podía usar el arco, ni la espada, ni el escudo... Y, además, castigaban a su familia y amigos porque tenían que atenderlo en todo, no podía ni vestirse solo, ni alimentarse... era una carga. En ocasiones estas amputaciones se hacían incluso de forma colectiva. No era degradante socialmente porque la hace el enemigo, luego para los suyos más bien era un héroe. Se ve porque el individuo está enterrado en un sepulcro muy correcto, no hay proscripción social.
¿Y la segunda amputación?
Es la amputación de una pierna, también con supervivencia, se hizo por encima del tobillo, en el tercio medio y quedó perfectamente cicatrizada. El hueso peroné y la tibia se unieron por un callo cicatricial que hace un puente de un hueso al otro. Usó durante un tiempo una pata postiza. Imagínese un palo al que arriba, forrado para que no lastime, se le hace una especie de copa. El muñón se mete en ese copa y con las correas se sujeta a la pierna. Al caminar, como el hueso es más bien convexo, se redondea y hace un inverso de la copa cóncava que se le ha puesto. No hay duda de que tuvo una prótesis.
¿Qué usaban los romanos para desinfectar?
Nada que se sepa eficaz con seguridad. La mayoría de heridas se infectaban porque no había antisepsia ni asepsia. Fíjese si estaban acostumbrados a las infecciones que, cuando una herida no supuraba, se preocupaban muchísimo porque no estaba siguiendo el patrón habitual. Se estima que el 80% de las fracturas se infectaban. Sabemos que lavaban las heridas con agua caliente. No tenían jabones eficaces, se usaban cosas hechas con sosa que más quemaban que limpiaban... Las heridas iban curando por la propia mecánica de las defensas naturales. . Naturalmente, las curaciones tardaban mucho, con molestias y las heridas quedaban de aquella manera, con imperfecciones. Solo se consiguió una desinfección eficaz en la segunda mitad del siglo XIX; es decir, ayer.
Hablará también de la duración de la vida en Galicia en la época romana...
Se vivía muchísimo menos que ahora. Para este estudio utilicé lapidas romanas porque tienen inscripción con el nombre; por tanto sé si cada persona es hombre o mujer, y la edad a la que se muere. Resulta que la mujer más longeva con mucho es una señora cuya lápida se encontró en Parga, Guitiriz. Tenía 91 años y se llamaba Severina. Hay un Victorinus, que sale con 120, pero creo que debe ser un error. De 70 años solo pasaba el 20%. El 50% de la población no pasa de los 40 años.