El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica (IAI) va a tratar de recrear entre este sábado y el próximo miércoles el rito íbero del equinoccio de primavera que marca el cambio de estación con el fin del invierno en el yacimiento de Puente Tablas.
Así lo ha indicado a Europa Press el director del citado organismo de la Universidad de Jaén (UJA), Arturo Ruiz, quien ha explicado que han dispuesto la estructura sobre la base de que lo que era la Puerta del Sol de este 'oppidum' o ciudad fortificada, una de las más características de Andalucía, construida en el siglo VII AC.
Que pueda llevarse a cabo, eso sí, dependerá del tiempo, ya que las previsiones hablan de cielos nublados. "Sábado y domingo estaré yo y lunes, martes y probablemente también miércoles estará Manuel Molinos (subdirector del IAI). El problema es que para los cinco días el tiempo anuncia que estará completamente nublado y parece que no va a haber muchas posibilidades", ha comentado.
En cualquier caso, estarán allí cada jornada por si en el momento preciso, a partir de las 7,30 horas y durante en torno a una hora, el sol se abre paso y permite la recreación de este rito, al que puede asistir cualquier interesado. Eso sí, con el condicionante de que "el espacio es muy restringido" y como mucho caben 20 ó 25 personas.
"Se trata de repetir el ritual íbero asociado al calendario solar. Lo realizamos tanto en primavera como en otoño porque no sabemos si era en uno u otro o en los dos equinoccios cuando lo hacía la sociedad ibérica de la época", ha manifestado el experto.
Tiene lugar en la denominada Puerta del Sol del 'oppidum', construida en el siglo V aC y orientada dirección este-oeste. En ella se halló una estela con la representación de una diosa de la fecundidad, con los brazos esculpidos sobre el vientre y marcas de una tiara y un manto que parece sostener entre las manos un disco solar con el que recibiría la luz.
En los equinoccios, gracias al dispositivo instalado, la luz solar del amanecer pasa por el centro del corredor de la puerta e ilumina por completo la estela antropomorfa de la diosa, empezando por la cabeza y terminando en los pies sin que se ilumine su entorno, que queda en penumbra por una cuestión de cotas. Luego, la disposición de la propia puerta provoca que a medida que el sol va ascendiendo caiga la sombra sobre la estela, provocando su ocultamiento y creando un efecto de aparición y desaparición.
Este culto se asociaría a la riqueza, la fecundidad y el crecimiento de los frutos, según ha manifestado con anterioridad el director del IAI, para el que es de suponer que la diosa era guardada en una pequeña capilla que también fue descubierta junto a la puerta, hasta el siguiente rito solar.
Así lo ha indicado a Europa Press el director del citado organismo de la Universidad de Jaén (UJA), Arturo Ruiz, quien ha explicado que han dispuesto la estructura sobre la base de que lo que era la Puerta del Sol de este 'oppidum' o ciudad fortificada, una de las más características de Andalucía, construida en el siglo VII AC.
Que pueda llevarse a cabo, eso sí, dependerá del tiempo, ya que las previsiones hablan de cielos nublados. "Sábado y domingo estaré yo y lunes, martes y probablemente también miércoles estará Manuel Molinos (subdirector del IAI). El problema es que para los cinco días el tiempo anuncia que estará completamente nublado y parece que no va a haber muchas posibilidades", ha comentado.
En cualquier caso, estarán allí cada jornada por si en el momento preciso, a partir de las 7,30 horas y durante en torno a una hora, el sol se abre paso y permite la recreación de este rito, al que puede asistir cualquier interesado. Eso sí, con el condicionante de que "el espacio es muy restringido" y como mucho caben 20 ó 25 personas.
"Se trata de repetir el ritual íbero asociado al calendario solar. Lo realizamos tanto en primavera como en otoño porque no sabemos si era en uno u otro o en los dos equinoccios cuando lo hacía la sociedad ibérica de la época", ha manifestado el experto.
Tiene lugar en la denominada Puerta del Sol del 'oppidum', construida en el siglo V aC y orientada dirección este-oeste. En ella se halló una estela con la representación de una diosa de la fecundidad, con los brazos esculpidos sobre el vientre y marcas de una tiara y un manto que parece sostener entre las manos un disco solar con el que recibiría la luz.
En los equinoccios, gracias al dispositivo instalado, la luz solar del amanecer pasa por el centro del corredor de la puerta e ilumina por completo la estela antropomorfa de la diosa, empezando por la cabeza y terminando en los pies sin que se ilumine su entorno, que queda en penumbra por una cuestión de cotas. Luego, la disposición de la propia puerta provoca que a medida que el sol va ascendiendo caiga la sombra sobre la estela, provocando su ocultamiento y creando un efecto de aparición y desaparición.
Este culto se asociaría a la riqueza, la fecundidad y el crecimiento de los frutos, según ha manifestado con anterioridad el director del IAI, para el que es de suponer que la diosa era guardada en una pequeña capilla que también fue descubierta junto a la puerta, hasta el siguiente rito solar.