jueves, 14 de enero de 2016
La diferente suerte de las lápidas romanas
La reciente concesión del premio de investigación condado de Pallares a la obra A cultura castrexa e galaicoromana no Condado de Pallares, de los profesores lucenses Javier Gómez y Mar Neira, ha puesto de nuevo de manifiesto el valor del patrimonio arqueológico de la comarca chantadina. Anteriormente, Gómez publicó el estudio Epigrafía romana de la provincia de Lugo, que resalta el interés de las antiguas inscripciones latinas, de las que hay una valiosa representación en el sur lucense.
El trabajo menciona un total de 57 lugares de la provincia en las que se hallaron inscripciones de la época romana. Una decena de ellos están los municipios de la zona sur. Algunas de estas piezas destacan por su excepcional valor no solo en el contexto lucense, sino en el de toda Galicia e incluso a nivel peninsular. Pero solo unas pocas permanecen hoy en su lugar de origen y su estado de conservación es muy desigual.
Dos de las piezas más notables, el crismón de Quiroga y la tabla de hospitalidad de O Courel, están en Lugo, la primera en el museo diocesano y la segunda en el museo provincial. En este último centro alberga también tres aras o altares encontrados en la parroquia de San Vicente de Castillón -en Pantón- y otro que procede de A Grade, en Chantada. El museo diocesano guarda además un ara anepígrafa -es decir, preparada para labrar una inscripción que por algún motivo nunca se llegó a tallar- descubierta en la localidad chantadina de Adá. Solo en el caso del crismón de Quiroga se hizo una réplica para mostrarla en el mismo lugar donde se realizó el hallazgo.
Ubicación original
Entre las piezas que permanecen actualmente en su lugar original destacan las lápidas romanas halladas en la iglesia de Temes, en Carballedo -que alberga un conjunto arqueológico de gran importancia-, que se conservan en buen estado. También hay un ara romana en la iglesia de Liñarán, en Sober, pero pese a su valor, fue reaprovechada inadvertidamente para construir un cobertizo en tiempos todavía recientes. Otro altar se conserva en la casa de turismo rural Torre Vilariño, en O Saviñao.
Asimismo, hay varios casos de lápidas romanas que fueron documentadas en su momento por diversos autores, pero cuyo paradero actual se desconoce. Es lo que ocurre con tres piezas halladas en el mencionado lugar de Castillón, en Belesar -Chantada- y en Mourelos, en el municipio de O Saviñao. La existencia de la primera de ellas se conoce desde una época tan temprana como el siglo XVI, pero se le perdió la pista en el siglo XVIII. El arqueólogo Xabier Moure señala que su desaparición se produjo cuando el párroco Gabriel Antonio Lago -fallecido en 1802- la sacó del templo tras una disputa con los propietarios de una tumba que se encontraba precisamente al pie de la lápida.
La pieza de Belesar fue descubierta mucho más tarde, en 1941, cuando hacía las funciones de pila de agua bendita en la iglesia de la localidad. Llegó a ser examinada y fotografiada por el historiador lucense Manuel Vázquez Seijas, quien señaló que se trataba de un ara dedicada a los lares viales o dioses protectores de los caminos, como otras que fueron halladas en diferentes puntos del sur lucense. Pero la lápida después fue adquirida por un desconocido anticuario de Barcelona y hoy nadie puede decir dónde se encuentra.
Las cinco mejores
Crismón de A Ermida. Una de las piezas de arte paleocristiano más conocidas de la Península Ibérica se exhibe en el museo diocesano de Lugo. Es un disco de mármol con una inscripción latina que reza: «El oro es vil para tí, las riquezas de la plata abátanse, más es lo que brilla por tu propia felicidad». El texto rodea un anagrama con las letras XP, iniciales griegas de Cristo. En la iglesia de A Ermida, donde apareció en el siglo XIX, se guarda una réplica de esta pieza excepcional. alberto lópez
Tabla de Carbedo. La llamada tabla de hospitalidad es una placa de bronce del el año 28 de la era cristiana que atestigua un pacto firimado entre Tillego, del pueblo de los Susarri, y los magistrados Latino y Aio.
Ara de Liñarán. Esta lápida fue dedicada a los lúguves arquienos, dioses indígenas romanizados, y se reaprovechó como base de una columna en un porche de la iglesia de San Martiño. La pieza se colocó en posición invertida.
Lápida de Temes. En una pared de la iglesia de esta parroquia está empotrada una lápida del siglo IV con el texto Fides, spes, caritas (Fe, esperanza, caridad). En el mismo templo hay un ara dedicada a los lares viales, divinidades protectoras de los caminos.
Ara de Castillón. En el museo provincial se guarda un ara romana dedicada a los lares viales que, según reza la inscripción, fue tallada por encargo de un tal Claudius Gauce Ascrierus, hijo de Verenus.