domingo, 10 de enero de 2016
Excavan en Cádiz las ruinas de Oba, una de las ciudades romanas más importantes de España
Es posible que Jimena de la Frontera no le suene a mucha gente. Es una localidad de la comarca del Campo de Gibraltar, en la provincia de Cádiz (a un centenar y medio de kilómetros de la capital), conocida fundamentalmente por sus cavernas prehistóricas con pinturas rupestres (Cueva de la Laja Alta) y, sobre todo, por su identificación con la antigua ciudad fenicia de Oba, en la que se acuñaba moneda. Sobre sus restos se levanta el castillo medieval, que es el icono más representativo del lugar y bajo el cual acaba de hacerse un importante descubrimiento.
Y es que un equipo de arqueólogos españoles sitúan allí lo que creen que se trataba de uno de los asentamientos romanos más importantes de España, cuyas ruinas permanecían vírgenes, como esperando que alguien las sacase del anonimato. Ángel Tabales, profesor de Arqueología de la Universidad de Sevilla y uno de los participantes en los trabajos de excavación desde 2002, explica que lo que a primera vista parecía un simple castillo musulmán ligeramente reformado en el siglo XIX ocultaba en realidad algo muy anterior en el tiempo.
La ubicación exacta ha sido posible, en parte, gracias al esfuerzo personal de Hamo Sassoon, arqueólogo canadiense que ya retirado se empeñó en investigar el lugar por pura afición. Juan Miguel Pajuelo, director de las excavaciones así lo reconoce: “Si no fuera por su aguda capacidad de observación -y de persuasión- es dudoso que hubiéramos tenido esta oportunidad de descubrir Oba, como era conocida Jimena de la Frontera entre el siglo I a.C y el III d.C.”
Al hallazgo de varias monedas en alfabeto púnico se une el de otras en latín con la inscripción Res Publica Obensis constituyendo una prueba de peso, ya que ése fue el nombre adoptado y latinizado tras la conquista romana. Al parecer, las monedas corresponden a la época de Vespasiano y ello supondría la existencia de un senado local con sus correspondientes magistrados y ediles.
“Por la superposición de este enclave sobre la estructura habitual de una ciudad romana, podemos ver que la zona pública, el foro inicial y la calle principal comienzan en la parte baja de la ciudad”, explica Tabales que continúa subrayando que “esto significa que los romanos adaptaron su modelo original a la topografía del lugar”.
En efecto, la urbe se asentaba sobre una colina que dominaba el paso natural entre la Serranía de Ronda y la Bahía de Algeciras, situación estratégica que era muy conocida -y por tanto ocupada- ya desde antes, al menos desde el siglo VIII a.C. El sitio idóneo, pues, para establecer una guarnición importante de forma permanente.
En esas ruinas de Oba se ven torres, paredes, una infraestructura hidráulica, un templo, calzadas… Las murallas perimetrales aun se conservan bastante bien, aunque una parte es reconstrucción posterior hecha por los musulmanes. De hecho, sobre Oba levantaron su propia ciudad, Xemina, aprovechando buena parte de lo que construyeron los romanos. Desde el año 1059, Xemina perteneció al reino taifa de Sevilla y se puede apreciar el paso que dejaron los almohades por las cisternas, pozos y viviendas que dejaron, luego magnificados por los nazaríes. Los cristianos tomaron la localidad en 1453 para volver a perderla poco después. Pero en 1456 se incorporó definitivamente a la corona castellana.
Buena parte de los restos se conserva casi intacta, aunque las excavaciones para sacarlos a la luz se complementan con una labor de restauración que dirige Francisco Reina Fernández-Trujillo, que debe hacer frente a algunos problemas técnicos como la inestabilidad que presenta el terreno de la ladera, poroso e inestable, con desplazamientos de tierra. Por ejemplo, cuenta que “las paredes se han adaptado a los cambios, moviéndose hacia el interior y alterando la preservación de los sustratos más antiguos”. Una amenaza para la conservación que podría agravarse con la rapiña, a menos que el alcalde de Jimena ponga medidas de seguridad. Así lo ha prometido. Al fin y al cabo, Oba podría convertirse en el nuevo motor económico-turístico del lugar.