Después de casi dos años, el yacimiento de Lancia recupera el pulso. La Diputación ha aprobado una partida de 30.000 euros para que las catas regresen al cerro de Villasabariego. El director de la excavación, Jesús Celis, destaca que el propósito es comenzar los trabajos en el mes de octubre. En esta campaña, se limpiará el ámbito patrimonial propiedad de la institución provincial, se excavará en el vertedero romano y prerromano y se continuará con la investigación del urbanismo romano iniciado en años anteriores. Además, este año el georradar volverá a sondear el subsuelo del yacimiento con el fin de encontrar estructuras que logren completar el planeamiento que pudo haber tenido la ciudad descrita por Floro. El georradar se aplicará en una superficie de tres hectáreas. Jesús Celis añade que se contratatá a diez personas, entre arqueólogos, trabajadores y colaboradores externos.
El director de Lancia no ha podido explicar cuándo volverá a abrirse al público la excavación, cerrada desde hace tres años, al no haber un guía turístico que se encargue de mostrarla. Sin embargo, continúan los indicadores que la institución provincial instaló en la carretera N-601, en el núcleo de Villafañe y junto a la carretera en de Villasabariego. El recinto tampoco está musealizado a la espera de que finalice la investigación de los vestigios, unos trabajos que comenzaron en 1996.
La última campaña
La última campaña arqueológica se desarrolló en el verano de 2013. Entonces, se exploró el vertedero, llegando a niveles arqueológicos de la segunda Edad del Bronce y se extrayeron numerosos restos óseos que se estudian aún en el departamento de Prehistoria de la Universidad. Jesús Celis explica que, además, se hallaron objetos de bronce, de hierro, fusayolas de talco (empleadas para tareas textiles domésticas) y, por supuesto, carbones y cenizas. Todo ello tiene mucho que decir acerca de la vida, de la cultura, del modo de entender el mundo y relacionarse con él de este pueblo prerromano. «Los objetos encontrados nos cuentan que la cultura material del poblado es muy parecida a la que se registra en el centro de la meseta (vacceos)», destaca el director del yacimiento. Asimismo, Celis sostiene que el hallazgo de cerámicas celtibéricas demuestran que había un comercio fluido con otros pueblos.
En otro de los sectores que se analizó, el que discurre a lo largo de la calle porticada descubierta en 2009, se completó el segmento perteneciente al siglo IV, en el que se encontraron restos de caballos y bóvidos. «Por debajo, surge otro edificio que está anexo al taller metalúrgico. Allí, hay un edificio de pequeñas dimensiones con estucos y las paredes pintadas. También hay compartimentaciones del siglo II», subraya el arqueólogo. En ese escenario aparecieron astas de ciervo, algunas de ellas completas, lo que indica que aquel lugar albergó un taller de fabricación de pomos y mangos de utensílios.