martes, 14 de enero de 2020

La Vanguardia:El trabajo más peligroso de la historia era ser... emperador romano


Lujo, dinero, poder, libertinaje... ¿Quién no querría ser emperador en la Antigua Roma? No se hagan ilusiones, el cargo ya no está (obviamente) vacante. Y, aunque lo estuviera, les aconsejaríamos que desistieran de perseguir esas aspiraciones. No porque no sean capaces de llevar a cabo la tarea, sino porque resulta que este era el trabajo más peligroso de la historia.

De los 69 gobernantes del Imperio Romano unificado, entre César Augusto (que gobernó desde el año 27 a.C. hasta su muerte, en el 14 d. C.) y Teodosio (que falleció en el 13 de enero del 395 después de Cristo), el 62% sufrió una muerte violenta, según detalla el profesor Joseph Homer Saleh, del Georgia Institute of Technology, en un estudio publicado en la revista Palgrave Communications .

Los datos que proporciona este especialista en análisis de riesgo de Georgia Tech confirman que era más probable que un gladiador sobreviviera a un combate a que el emperador evitara finalizar su trayectoria en el trono con una muerte violenta. Incluso es más seguro querer subir actualmente el Himalaya, donde los escaladores que alcanzan más de 8000 metros tienen un riesgo de muerte de alrededor del 4%.

Esta información no es lo que digamos una novedad. Se sabía que la probabilidad de muerte violenta para un emperador era alta desde que Edward Gibbon publicó su primer volumen del declive y caída del imperio romano (1776). Pero el detalle en el que ha incidido Saleh, y que hasta ahora nadie había examinado, sí resulta sorprendente. Lo que ha detallado este ingeniero es el tiempo que pasó desde que esos gobernantes fueron coronados hasta llegar a su aparentemente azaroso fallecimiento.

Los resultados muestran que los emperadores enfrentaron un riesgo significativamente alto de muerte violenta en el primer año de su reinado, lo que indica que “experimentaron una forma de mortalidad infantil”. Y el riesgo aumentó aún más después de 12 años en el cargo, mostrando incluso algún de estructura subyacente a la aleatoriedad.

“Las probabilidades de supervivencia para un emperador romano eran más o menos equivalentes a jugar a la ruleta rusa con un revólver de seis cámaras, en el que el participante coloca no una sino hasta cuatro balas en el cilindro”, escribe el autor del estudio.

Entrando en un análisis más pormenorizado, Saleh descubrió que dos tercios de todos los emperadores romanos murieron violentamente en el primer año de su gobierno. De los que sobrevivieron al menos siete años, muchos pudieron retener sus tronos durante cinco años más, dando a entender que había un “tiempo de falla” que afectaba al sistema.

”Un motor fundamental del espectáculo del regicidio no era de naturaleza estructural, ni estaba vinculado a las legiones o al imperfecto sistema de gobierno del imperio, sino que era intrínseco a los propios actores”, escribe Saleh. “Las motivaciones y ambiciones individuales junto con los factores sociales, políticos y militares llevaron a las muertes violentas de los emperadores”, añade.

Mientras los gladiadores ofrecían espectáculo desde la arena, los gobernantes del Imperio Romano protagonizaban un papel similar “antes de ser despedidos del escenario”, relata el investigador. “(Los emperadores) eran devotos de la ambición en el escenario de una de las aventuras más importantes de la historia humana” como era la Antigua Roma, concluye.