sábado, 23 de noviembre de 2019
National Geographic:El misterio de los millones de ibis momificados en Egipto
En Egipto, los arqueólogos han desenterrado a lo largo de los años millones de momias de ibis que fueron enterradas en catacumbas especiales destinadas a acoger los cuerpos momificados de estas bellas aves. La mayoría se han encontrado, por ejemplo, en Tuna el-Yebel, en el Egipto Medio, donde se han hallado cuatro millones de estas momias, o en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, en el Alto Egipto, donde también se han descubierto miles de ibis momificados. Pero ¿de dónde salió una cantidad tan ingente de ibis? Eso es lo que se ha preguntado un equipo de investigadores liderado por la paleogenetista Sally Wasef, del Centro Australiano de Investigación para la Evolución Humana de la Universidad de Griffith, en Australia. Y creen haber dado con la respuesta. Los resultados de este estudio acaban de publicarse en la revista PlosOne.
¿Eran cazados a gran escala?
Entre los años 650 y 250 a.C., los antiguos egipcios sacrificaron millones de ibis –de la especie Threskiornis aethiopicus, el ibis africano– que fueron posteriormente momificados para ser ofrecidos a Thot, una divinidad representada a menudo con cuerpo humano y cabeza de ibis que era el poderoso patrono de los escribas y dios de la escritura. Estas momias se ofrecían a Thot para pedirle salud, una larga vida o, simplemente, para que velara por el oferente.
Algunos textos antiguos parecen indicar que los egipcios criaban ibis a escala industrial, en instalaciones destinadas al efecto –de un modo similar a las modernas granjas de pollos– para satisfacer la enorme demanda de momias de estas aves por parte de los templos, que los vendían a los peregrinos, lo cual constituía un lucrativo negocio. Así lo indica, por ejemplo, un documento del siglo II a.C. en el que un sacerdote y escriba de la población de Sebenitos, en el delta del Nilo, llamado Hor, cuenta que alimentaba regularmente a miles de ibis "con trébol y pan".
Pero hasta la fecha, los investigadores no han tenido constancia del modo en que los antiguos egipcios lograron reunir una cantidad tan enorme de estas aves. Así, para intentar resolver el enigma, el equipo de Sally Wasef ha analizado los genomas de 14 momias de ibis sagrados de dos mil quinientos años de antigüedad procedentes de seis catacumbas egipcias (entre ellas Saqqara y Tuna el-Yebel) y los de 26 especímenes modernos de toda África para compararlos.
Diversidad genética
Para su sorpresa, vieron que la diversidad genética de las aves antiguas era casi la misma que la de las modernas. Si las aves hubieran sido criadas en granjas especiales, la diversidad genética debería haber sido muy baja debido a la endogamia. Wasef cree que esto demostraría "con toda probabilidad que los sacerdotes domesticaban poblaciones silvestres mediante técnicas como tentarlos con comida dentro de sus hábitats naturales, como los lagos o humedales cercanos a los templos. Este estudio arroja luz sobre un ritual practicado durante mucho tiempo por los antiguos egipcios y cómo los sacerdotes obtuvieron millones de ibis sagrados para sacrificarlos anualmente". En consecuencia, según este estudio, la cría a gran escala de ibis quedaría, de este modo, descartada.
"Una gran fábrica de momias"
Pero no todos los investigadores están de acuerdo con estas conclusiones. El arqueólogo Francisco Bosch-Puche, de la Universidad de Oxford, que no ha participado en el estudio, cree que las aves sí eran criadas en cautividad, tal como recogen algunos textos antiguos. Una de las pruebas que esgrime son las señales de fracturas curadas y enfermedades infecciosas observadas en algunas de las momias de ibis, que son muy similares a las que se documentan en las modernas poblaciones de animales en cautividad que presentan poca diversidad genética. Según el investigador, estas aves enfermas no habrían podido cazar o huir de los depredadores en estado silvestre, por lo que muy probablemente recibieron cuidados.
Bosch-Puche va más allá y afirma que entre los siglos VII y III a.C. todo Egipto era una gran "fábrica de momias". Según él, "incluso había crías de animales que no tuvieron tiempo de alcanzar la edad adulta [y que fueron momificadas] porque se necesitaban grandes cantidades de momias". Bosch-Puche sí considera, sin embargo, que la comida de las granjas de ibis habría atraído a miles de aves silvestres que habrían sido cazadas para completar la demanda de momias. Aunque para el arqueólogos no sería la caza la técnica principal para conseguir estas aves."Hablamos de millones de animales en lugares diferentes en todo Egipto, así que no me convence que dependieran sólo de la caza de ejemplares silvestres", zanja el arqueólogo.
De lo que no cabe duda es de que los resultados de este estudio genético contradicen las ideas tradicionales sobre cómo los egipcios sacrificaron y momificaron a millones de ibis. Pero las investigaciones sobre el ADN de estas aves también podrían responder a la pregunta de porqué se extinguió el ibis sagrado en Egipto a mediados del siglo XIX. Hasta ahora se ha argumentado que la pérdida de sus hábitats tradicionales podía haber sido la causa principal, pero no parece ser ésta la única respuesta, ya que estas aves son muy adaptables. Tal como afirma Salima Ikram, egiptóloga y especialista en momias animales de la Universidad Americana de El Cairo, "forma parte de un enigma superior que tiene que ver con las interacciones entre humanos y animales y su impacto en el medio ambiente".