Por segunda vez en Zaragoza una galería de arte organiza una exposición de arqueología clásica con todas las piezas a la venta. Lo hace la galería Ricardo Ostalé (Teniente coronel Valenzuela, 2) durante todo el mes de diciembre. Y va a consoldiarse como una de sus líneas de trabajo. «Quiero hacer al menos una exposición de arqueología al año –señala Ostalé–, porque son obras que me gustan y porque en Aragón hay coleccionistas que las buscan. En esta ocasión no he podido encontrar piezas de gran tamaño y me he decantado por las pequeñas, pero todas muy importantes». Piezas como la que figura en la portada del catálogo que ha editado para la exposición, una figura oferente mochica, tallada en un trozo de turquesa, que es única en su género. «Puede que haya alguna de este tipo en algún museo o colección privada, pero yo solo conozco alguna otra en el Museo de América pero de menor tamaño».
La muestra tiene numerosos puntos de interés aunque, dado el tamaño de las piezas, hay que detenerse en ellas para encontrarlos. Destacan, por ejemplo, una daga ritual nazca (siglo I al VII después de Cristo), una venus tlatilco mexicana de tan solo seis centímetros de altura (siglos XIII a VIII antes de Cristo), un lekhytos griego (siglo IV antes de Cristo), dos azulejos de incrustación de Al-Andalus, varias piezas en terracota de la dinastía Tang... Un museo arqueológico en miniatura, en definitiva. La muestra recorre las principales culturas antiguas. Llama la atención que, celebrándose en el corazón de la Península Ibérica, incluya pocas piezas de origen romano y ninguna celtibérica.
«La arqueología celtibérica me apasiona –admite Ostalé–, pero cuando alguna pieza de este tipo sale a la venta no siempre puedes trazar con claridad su procedencia, así que, para evitar problemas, es una cultura que no toco. Las piezas que ofrezco en la galería son de procedencia legal, de colecciones avaladas y antes de inaugurar la muestra mando el catálogo a la Policía para que esté informada».
Los precios no son para todos los bolsillos pero están al alcance de muchos. El de las 54 piezas que se exponen en la galería a lo largo de todo el mes oscila entre los 500 euros de la más barata y los 8.000 de la más cara.
«En torno al coleccionismo de arqueología hay todavía muchas ideas preconcebidas, que no tienen que ver con la realidad. Como que solo pueden acceder a ella los económicamente poderosos. No es así. Evidentemente, si quieres comprar un busto de época romana, bello, grande y en perfectas condiciones de conservación, vas a tener que pagar medio millón de euros por él. Pero se pueden adquirir muchas piezas por menos dinero. Hay coleccionistas de vidrio romano que han ido llenando una gran vitrina a lo largo de los años y a lo mejor no se han gastado ni 30.000 euros en las piezas que contiene».