domingo, 14 de enero de 2018
ABC:Así era, hace 1.800 años, el mejor «spa» del mundo
Hoy en Roma se pueden visitar las impresionantes Termas de Caracalla y admirarlas como las veían los antiguos romanos. Es el milagro de la realidad virtual. Se podrá comprobar cómo los mejores spa de la actualidad, con sus masajes y tratamientos de belleza, solamente son una remota imitación o recuerdo de una muy refinada forma de cuidarse y mimarse de los antiguos romanos. «Caracalla IV dimensión. Sumergíos en las termas más bellas del mundo» es la denominación que se da al innovador proyecto de la Superintendencia de Arqueología de Roma.
La tecnología consiste en un visor en tres dimensiones que muestra cómo eran los ambientes de las termas, hoy en ruinas, en su inauguración en el año 216 d.C. Se trata del primer gran sitio arqueológico italiano que se puede admirar en su totalidad en 3D, gracias a la reconstrucción que se ha efectuado basada en los estudios de los últimos treinta años.
Saqueos
El público tiene una oportunidad única de comprender la grandiosidad y belleza de las termas. El lugar era mágico, de sublime belleza: maravillosos mosaicos en los pavimentos, estatuas en 156 nichos, imponentes esculturas, unos techos artesonados en las bóvedas que alcanzaban cincuenta metros de altura, luz natural que se difundía suavemente en el interior… Las termas eran un tesoro y continuaron siéndolo durante siglos, porque fueron saqueadas y sus joyas arquitectónicas acabaron en palacios, iglesias e incluso plazas.
En Roma dos grandes bañeras de granito adornan la céntrica plaza Farnese, mientras una veintena de columnas de la Biblioteca de las Termas se encuentran desde el siglo XII en la nave central de la basílica romana de Santa María in Trastevere. Entre los principales tesoros del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles están el grupo escultórico del «Toro Farnese», la gran estatua «Hércules Farnese» y la bañera en pórfido rojo del Frigidarium (local para los baños fríos), procedentes de Caracalla. Los visitantes de las termas pueden ver hoy en 3D todas esas joyas artísticas resplandeciendo en sus sitios originales.
En este ambiente de lujo, relajación y bienestar se introducían cada día unos 800 romanos. Hablando de política o de sus cosas cotidianas, se bañaban en la Natatio, se refrescaban en el Frigidarium y o se calentaban en el Calidarium con baños de agua caliente antes de los masajes. También podían jugar a una especie de minigolf, hacer gimnasia, leer textos en griego y latín en dos espléndidas bibliotecas. Para comer tenían a su disposición tabernas en los jardines.
Tesoro y cantera
En las plantas subterráneas, centenares de esclavos quemaban 10 toneladas de leña cada día para calentar el agua y los diversos ambientes. Había gran pompa y elegancia en las termas, pero también eran un lugar con hacinamiento, ostentación y cierto griterío, según el filósofo Séneca, que vivía en las proximidades: «Se oyen las voces del pastelero, del salchichero y de todos los dependientes de las tabernas, cada uno de los cuales modula de forma diversa su voz», recuerda Lucio Anneo Seneca en la representación en 3D.
Esta fue la vida que se llevaba en las Termas de Caracalla durante más de tres siglos, hasta que en el 537 el ejército mandado por el rey ostrogodo Vitiges cegó todos los acueductos de Roma para lograr su rendición. Con el agua cortada, las termas terminaron en ruinas y fueron utilizadas como tesoro de joyas arquitectónicas y cantera de materiales. La última columna que desapareció de las termas fue en 1563 y pesaba 50 toneladas. El Papa Pío IV se la regaló a Cosimo de Médici, quien la colocó en la plaza de la Santa Trinidad de Florencia para ensalzar a la Justicia.
En definitiva, gracias a las nuevas tecnologías se puede realizar un viaje en el tiempo entre el pasado y el presente para conocer las costumbres y el arte antiguo que hacen de Roma una auténtica Ciudad Eterna.