El Louvre volvió a dar en la diana con su séptima campaña de mecenazgo popular y ha logrado conseguir antes de tiempo los 500.000 euros que requería para empezar a restaurar la capilla funeraria de Akhethétep, rico y misterioso dignatario que vivió hace 4.000 años en el Egipto de los faraones.
El plazo del proyecto «¡Todos mecenas! ¡Todos arqueólogos!» concluye el próximo 31 de enero, pero además de haber obtenido ya los 558.490 de dólares necesarios para lanzar los trabajos el próximo otoño, el dinero sigue llegando.
De momento, más de 3.300 donantes individuales se apuntaron a la idea de participar en la restauración de la última morada de esa insigne figura del Antiguo Imperio, gran propietario en la región de Menfis, al sur del delta del Nilo, «jefe de los secretos de la casa de la mañana» y «sacerdote de Héka» (dios de la magia).
Procedente del sitio Saqqara, la capilla de su tumba monumental, de su mastaba construida hacia el año 2400 a J.C., es uno de los tesoros más valiosos del departamento de antigüedades egipcias de la pinacoteca, desde que en 1905 fue presentada al público.
Esa parte de la última morada de Akhethétep fue adquirida por el Estado francés dos años antes, cuando las autoridades egipcias empezaron a vender conjuntos decorados completos de su patrimonio milenario a principios del siglo XX.
Intentaban así «secar el mercado» y frenar los continuos y destructores saqueos de que era víctima la necrópolis de Saqqara, en la ribera occidental del Nilo, relató el museo en un comunicado.
Su valor es incalculable, no solo por venir de la época de las pirámides, sino también por la variedad y el virtuosismo de los bailes, figuras campestres, banquetes, animales, procesiones con ofrendas y otras escenas esculpidos en ella.
Del privilegiado finado -muy pocos egipcios podían ser inhumados en una tumba monumental cerca de la del faraón y gozar de servicios religiosos consecuentes- se conoce entre otros datos que casó a su primogénito con una princesa.
La impresionante lista de cargos que ocupaba en el entorno del máximo mandatario, de quien era «amigo único, es decir conocido personalmente por él, indica igualmente que tenía la responsabilidad de las coronas, los cetros y las joyas reales» todo ello cuestión de magia «y, por lo tanto, de medicina».
El proyecto de restaurar la capilla de su morada eterna ha sido posible gracias a los últimos hallazgos de los trabajos arqueológicos iniciados en 1991 por los equipos del Louvre, que dieron con el emplazamiento original del conjunto arquitectónico al que pertenecía.
En el museo calculan que a finales de febrero próximo se conocerá la suma definitiva alcanzada para su restauración, que incluirá las aportaciones de la Sociedad de Amigos de la pinacoteca y «varias pequeñas y medianas empresas».
Saben ya, sin embargo, que el éxito de esta campaña lanzada el pasado 11 de octubre permitirá ir «aún más lejos» en la restauración y reconstrucción de lo promete ser uno de los más grandes trabajos museográficos promovidos por el museo.
En principio, el público descubrirá en la primavera de 2018 el resultado de esta campaña de mecenazgo, que sigue a las lanzadas en años anteriores para otros proyectos monumentales como la compra de «Las Tres Gracias» de Lucas Cranach, o la restauración de «La Victoria de Samotracia», uno de los tres iconos del museo.