jueves, 6 de febrero de 2020
National Geographic:Descubierta una "polvera" de la época romana
El último número de la revista Saguntum acaba de publicar un estudio que analiza los restos de maquillaje descubiertos en una antigua necrópolis romana del siglo I d.C. En el año 2000, durante los trabajos de construcción de una nave industrial en un polígono cerca de la ciudad de Mérida, salió a la luz un antiguo recinto funerario. Los arqueólogos que excavaron en esta necrópolis descubrieron en una de las tumbas –que bautizaron como A6– una vieira (Pacten maximus) que fue utilizada como "estuche" de maquillaje o "polvera", y que aún contenía restos del producto, prácticamente intacto tras más de dos mil años. El estudio ha sido realizado por investigadores del Consorcio de Mérida, la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto de Patrimonio Cultural de España.
Una vieira como "polvera"
Durante las excavaciones, los arqueólogos descubrieron varias tumbas de incineración e inhumación y parte de los cimientos de un edificio de época romana. En la tumba A6, aparte de la vieira con restos de maquillaje, también se encontraron restos humanos cremados, elementos cerámicos, husos de telar de hueso, objetos de vidrio como ungüentarios para óleos aromáticos, los restos de una caja de hueso desmontable y una gran cantidad de clavos, que seguramente formaron parte de un lecho funerario que resultó calcinado durante la ceremonia de incineración del cuerpo.
El estudio de la vieira (sin duda el elemento más interesante del ajuar funerario) ha proporcionado información muy valiosa para los investigadores, que hallaron pequeños filamentos de hilo de plata, que fueron usados como cierre de las dos valvas del estuche. Tras limpiar y abrir el objeto, en su interior se encontró una bolita de conglomerado de polvo de un curiosos tono rosa chicle. El análisis del material confirmó que se trataba de un cosmético compuesto por laca de granza, un producto obtenido de una planta llamada rubia (Rubia tinctorum) y que se conseguía a partir del uso del alumbre frío como fijador. Este tipo de pigmento orgánico tiene su origen en la Antigüedad y se han hallado pigmentos hechos de granza en yacimientos egipcios, persas, griegos y romanos. El análisis de los ingredientes utilizados para elaborar el maquillaje ha arrojado numerosas similitudes con los restos hallados en ungüentarios de la misma época descubiertos en Zaragoza, lo que sugiere que tal vez ésta fuese una fórmula ampliamente utilizada en la Hispania romana.
Pasión por la cosmética
Por otra parte, este tipo de soporte no es extraño, puesto que se documenta el uso de vieiras como estuches de maquillaje desde épocas muy remotas. Hay ejemplos procedentes de la ciudad sumeria de Ur datados en el año 2500 a.C. En estas vieiras se disponían productos de maquillaje sólidos y semisólidos, y eran ampliamente usadas ya que el soporte más característico como contenedor de maquillaje, el alabastro, tenía un alto coste y sólo podía ser adquirido por las clases altas. Éstas también utilizaban para ese fin los píxides, unas cajas que podían imitar a las conchas, pero que estaban elaboradas con materiales más lujosos, como incluso el ámbar o los metales preciosos.
El uso de una vieira como estuche de maquillaje presentaba asimismo una serie de ventajas, ya que en la parte cóncava se podía disolver y preparar el cosmético y la parte plana actuaba como cierre. Una de las arqueólogas que ha estudiado los contenidos de la tumba A6 ha sido Magdalena Bustamante Álvarez, de la Universidad de Granada, que considera que la cosmética "tenía un papel de vital importancia en la conformación de la imagen femenina" en el mundo antiguo.
El estudio también incide en destacar un tipo de maquillaje muy usado por las mujeres romanas, que servía para embellecer y resaltar las facciones (kommôtimkon). Se trataba de cristal triturado, de un color gris azulado, usado para dar resplandor al rostro. Otro elemento embellecedor era el antimonio o stibium (tizne), que también se aplicaba en cejas y pestañas, con un pequeño pincel impregnado en aceite y/o agua. Todos estos productos eran muy costosos, por eso surgieron otros más económicos, una especie de "marcas blancas", al alcance de todo el mundo.
Pero la preocupación por la belleza no era sólo algo propio de las mujeres, ya que, según Bustamante, "hombres y mujeres tenían mucha preocupación por ejemplo con el cabello. Los hombres especialmente con la pérdida capilar". Nada nuevo bajo el sol.