viernes, 21 de junio de 2019
ABC:Esta es la desconocida razón por la que el Coliseo de Roma ha llegado hasta nuestros días
Los romanos se maravillan cada día al ver que algunos de sus monumentos más emblemáticos, como el Coliseo, siguen en pie después de dos mil años, en profundo contraste con la realidad que hoy refleja la vida cotidiana de Roma: Una capital que se cae a pedazos, con sus calles llenas de baches, aceras reducidas a trincheras de guerra, alcantarillas obstruidas que causan lagos artificiales, estaciones de metro paralizadas durante meses por avería en sus escaleras mecánicas... Este desastre total se debe al ayuntamiento regido por Virginia Raggi, del Movimiento 5 Estrellas. Pero ante esta Roma que muere, se mantiene el esplendor de su legado arquitectónico realizado con una capacidad de ingenieros y arquitectos que todavía asombran.
Hay muchas teorías sobre el por qué las estructuras construidas por los antiguos romanos han durado tanto tiempo y por qué algunas incluso han permanecido prácticamente casi intactas. Seguramente los romanos eran maestros en el arte del cemento, cuyo secreto estaba en que contenía cenizas volcánicas. De todas formas, ese hormigón era vulnerable a las ondas sísmicas causadas por las erupciones o los terremotos, bastante habituales en la península itálica. Ahora un nuevo estudio sostiene que los antiguos ingenieros y arquitectos romanos conocían la ciencia de la invisibilidad estructural, y que estaban en condiciones de lograr que sus edificios fueran «invisibles» a los efectos de las ondas destructivas.
La invisibilidad no es ciencia ficción. Los romanos disponían de la tecnología para crear capas invisibles en torno a los monumentos, utilizando para ello metamateriales, según un estudio liderado por Stéphane Brûlé y los ingenieros civiles de la empresa Ménard de Lyon, junto con investigadores del Instituto Fresnel de Marsella. Se denomina metamaterial, en sentido amplio, al material artificial con propiedades electromagnéticas inusuales, capaz de influenciar las ondas, ya sean electromagnéticas o de otro tipo, como desviar la luz en torno a un objeto usando un especial modelo. Brûlé se encontraba de vacaciones contemplando los restos arqueológicos de la ciudad de Autun, en el centro de Francia, cuando vio una fotografía aérea que mostraba los cimientos de un teatro galo-romano enterrados bajo un campo justo al lado de la carretera. Al contemplar la estructura semicircular que formaban, pensó que tenía una extraña semejanza con la mitad de una de las mencionadas capas de invisibilidad.
Así lo confirmó una foto de un estudio arqueológico más detallada que superpusieron a una capa de invisibilidad de 20 centímetros de diámetro construida por Brûlé y sus colegas del Instituto Fresnel: los pilares del teatro y los elementos de la capa estaban casi completamente alineados. Ulteriores investigaciones sobre el Coliseo de Roma, el más grande anfiteatro del mundo, y otras construcciones presentaban el mismo esquema, lo que hace suponer que fuera una elección deliberada de los constructores romanos, para desviar las ondas sísmicas.
Si al descubrimiento se le da finalmente validez científica, podría ser aplicado en los edificios de ciudades con riesgo sísmico.