miércoles, 25 de abril de 2018

El Mundo:El puzle del coloso del faraón hallado en el barro



Resucitó hace un año del fango de un descampado de El Cairo. Y desde entonces miles de fragmentos han ido apareciendo en los alrededores. El coloso del faraón Psamético I ha sumado una colección de 4.500 nuevos fragmentos que permitirán dar forma a una estatua de cuarcita castigada por el tiempo y que llegó a medir ocho metros de altura.El ministerio de Antigüedades egipcio ha anunciado un hallazgo que ayuda a recomponer el puzle de la figura del monarca (664-610 a.C.) que estableció la dinastía saita, por tener su capital en Sais, ubicada en el delta del Nilo. Según Ayman Ashemawi, jefe de antigüedades egipcias del ministerio, la misión germano-egipcia que excava el área de Suq al Jamis, en el barrio cairota de Matariya, ha rescatado durante la actual campaña 4.500 piezas que, sumadas a las recuperadas el pasado año, alcanzan los 6.400 fragmentos.

El tesoro desempolvado del lodo confirma que se trata de una efigie en la que el faraón es representado de pie pero con alguna peculiaridad como la posición del brazo izquierdo. En la parte trasera del pedestal aparece tallada una escena en la que Psamético I se arrodilla ante el dios solar Atum. Los fragmentos fueron hallados precisamente al sur del pedestal, en un pozo abierto en época fatimí cuando las paredes del templo fueron usadas como cantera para la construcción de otros edificios.

Las piezas recuperadas serán trasladadas al Museo Egipcio de la céntrica plaza cairota de Tahrir, en cuyo jardín se hallan expuestas las dos primeras y colosales piezas -la corona y parte del torso- recuperadas en marzo de 2017. El pasado octubre se sumaron unas 2.000 piezas, entre ellas, tres dedos y partes de la falda real. Uno de los fragmentos, un pilar tallado con el nombre del monarca, fue clave para arrojar luz sobre un hallazgo que fue inicialmente adjudicado a Ramsés II.Durante el longevo reinado de Psamético I, que duró 54 años, Egipto dejó de estar sometido al imperio asirio; recuperó la independencia; experimentó el renacimiento de la civilización faraónica; y cuidó sus lazos con los gobernantes helenos. El yacimiento por el que asomó el coloso fue reducido a ruinas hace más de dos milenios. Desde entonces los vecinos que poblaron sus alrededores convirtieron su perímetro en cantera. Robaron sus piedras para usarlas en sus propias edificaciones o en los inmuebles que aún se levantan sobre el laberíntico barrio islámico de El Cairo.

Durante la última campaña, la misión de las universidades de Leipzig y Ciencias Aplicadas de Mainz ha seguido excavando el templo de Nektanebo I (380-363 a.C.). El equipo dirigido por Dietrich Raue se ha topado con una puerta de cuarcita de Ramsés II (1279-1213 a.C.) y Nektanebo I. Un examen geofísico ha desvelado que los fragmentos del antiguo templo se hallan esparcidos por amplias zonas del solar. Las primeras piezas localizadas corresponden a un friso de halcones, partes de una puerta de Merenptah (1213-1201 a.C) y una colosal esfinge esculpida en granito rojo de época ramésida.