¿Qué hacía un guerrero griego en la ciudad fenicia de Malaka? En 2012 apareció una tumba durante una excavación de control previo a unas obras en la calle Jinetes, en pleno centro de la ciudad. Es del siglo IV a. C. y se calcula que estaba extramuros de la ciudad fenicia, sobre un promontorio.
Aquel resultó ser un yacimiento único,una vez explorado, porque fue excavado y construido con sillares perfectamente trabajados -nada habitual en las tumbas fenicias- y es hoy una pieza central en el relato del nuevo museo.
Era un soldado griego o un fenicio que adquirió esas armas. Sea cual fuera el caso, aquel hombre de mediana edad cuyos restos estaban en la tumba debió ser muy importante para merecer tal enterramiento. El museo incorpora con este y otros muchos elementos los frutos de las excavaciones e investigaciones de los últimos años en la zona.
Pero Málaga y su nuevo museo muestran al menos otras dos tumbas únicas de la época. Una es extremadamente rara: una tumba pozo, un caso sin comparación en el mundo fenicio, que tiene en el centro el delicado alabastrón que portaba las cenizas. Para encontrar la otra es necesario aventurarse en la planta baja del museo, porque se muestra en el almacén visitable (digno de verse, pues está lleno de muestras de las distintas colecciones, eso sí, dispuestas en orden de almacén). La planta de esta tumba parece de la que se llama de «piel de toro», pero aún se está investigando. Fue excavada por la malagueña Nerea Arqueología y demuestra que bajo el asfalto permanece nuestra historia.