viernes, 1 de julio de 2016
La 'Lusitania Romana' se asoma al Museo Arqueológico Nacional
El finisterre de los romanos se llamó Lusitania, la provincia más occidental del vasto dominio imperial. El territorio que hoy ocupan Portugal, Extremadura y la Andalucía atlántica fue hace 2.000 años una tierra ignota que sin embargo, dejó un legado valiosísimo en forma de infraestructuras, monumentos y cultura. Parte de aquella herencia se asoma al Museo Arqueológico Nacional en la muestra 'Lusitania romana, origen de dos pueblos', que se inaugura mañana viernes.
La exposición cuenta con más de 200 piezas procedentes de trece instituciones portuguesas y tres españolas, entre ellas el Museu Nacional de Arqueología de Lisboa y el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (MNAR). Precisamente fue Mérida, la Augusta Emérita de la época, la primera capital efectiva de la península ibérica tras la reforma administrativa de Diocleciano y la fachada occidental del Imperio. “Roma, que fue la primera Unión Europea, conoció gracias a Lusitania el Atlántico y entonces comenzó a ver más allá del Mare Nostrum”, explica la responsable de Investigación del MNAR, Trinidad Nogales.
En una época en la que en Europa parecen brotar de nuevo las fronteras, los responsables de la muestra creen que la colaboración entre instituciones portuguesas y españolas debe ayudar a borrar la ‘raya’ que separa a dos territorios hermanos. “El patrimonio nos enseña los valores que compartimos los dos pueblos”, explica el subdirector general de Museos Estatales, Miguel González Suela.
Entre las piezas destacan 16 bienes culturales de gran valor histórico y arqueológico que el Estado portugués tiene catalogados como ‘Tesoros Nacionales’. El más imponente de ellos es el ‘guerrero lusitano’, una escultura de dos metros de altura que abre la exposición y que sale por primera vez de Lisboa. “Se colocaba en lugares de control del territorio y tenía una función de impacto visual”, subraya Trinidad Nogales. En el ‘guerrero lusitano’ que se exhibe en Madrid se aprecia el torque (collar), el escudo y la faldilla. “Se conservan 34 guerreros, pero están fragmentados. Este es el mejor”, asegura Nogales.
Tierra de castigo o exilio
Otras atracciones de la muestra son la estela de Arronches, un ejemplar único de inscripción en lengua lusitana; los frescos de la Casa de Medusa, de Alter do Chao; los brazos de bronce monumental de Campo Maior; o el sarcófago de las Estaciones del Museu Nacional Soares dos Reis.
Para un romano, Lusitania no era un lugar fácil. “Solía ser una tierra de castigo o de exilio. Era un lugar al que se le veían posibilidades, pero también se contemplaba como una provincia muy lejana a la capital”, cuenta Nogales. “En cualquier caso, los romanos la integran en su civilización y la dotan de su esquema urbano y de sus vías”, indica José María Álvarez, director del MNAR, que destaca que pocas zonas conquistadas por los romanos legaron una herencia arqueológica tan importante como Lusitania.
Más allá de las piezas, la exposición es pionera entre los museos españoles en ofrecer una aplicación gratuita a través de Bemuseums que permite recorrer la muestra con el teléfono y con contenidos propios. Además, se incluyen 24 locuciones en latín con la lectura de las inscripciones de algunas de las piezas exhibidas.