Pompeya nunca deja de sorprender y emocionar. Siempre se había imaginado que las dos figuras abrazadas que aparecieron en las excavaciones de Pompeya correspondían a dos mujeres que habían muerto en la erupción del Vesubio en el año 79 después de Cristo. Ahora se descubre que son dos hombres en un íntimo abrazo al ser sorprendidos en la mañana del 25 de agosto, cuando la muerte se extendió por Pompeya en el arco de pocos minutos.
A esta conclusión se ha llegado gracias a los análisis con las más modernas técnicas, a comenzar por el ADN y también la TAC (tomografía axial computarizada). Diversos medios hablan incluso de abrazo gay. Al superintendente de Pompeya, Massimo Osanna, se le ha preguntado si es plausible la hipótesis de que los dos personajes fueran amantes. Osanna respondió que «no se puede decir con exactitud», pero considerada la posición en que aparecieron, «ciertamente se puede plantear la hipótesis, aunque es difícil tener la seguridad», explica el arqueólogo Osanna.
El suyo parecía un simple abrazo entre dos mujeres. Las figuras fueron descubiertas en 1913, en la Casa del Criptoportico. El superintendente de la época, el arqueólogo Vittorio, las denominó «las dos chicas». Los recientes estudios antropológicos revelan que los cuerpos corresponden a dos individuos: Uno de más de 20 años, y el otro de unos 18.
El responsable de la investigación que se acaba de presentar en Pompeya, el profesor Stefano Vanacore, precisa que los dos individuos no son parientes, ni hermanos, ni padre e hijo. En cuanto a la posibilidad de que existieran vínculos sentimentales entre ellos, subraya que «estamos en el campo de las hipótesis que no podremos nunca verificar».
De todas formas, según afirma el superintendente Osanna, «tendremos nueva luz sobre la vida de los pompeyanos» gracias a las investigaciones sobre los restos óseos encontrados en los calcos de yeso, un invento debido a la gran intuición de arqueólogo Giuseppe Fiorelli (1823-1896), destacado director de la excavaciones.
Solo desde1858, gracias al método genial introducido por Fiorelli, podemos apreciar la impronta que dejó la erupción en los pompeyanos, al obtener moldes de yeso de los muertos. Los cuerpos, al descomponerse a lo largo de los siglos, habían dejado espacios vacíos bajo la lava. Fiorelli los rellenó con yeso líquido introducido a través de los agujeros abiertos en la corteza creada sobre Pompeya tras la erupción. En esa cámara vacía, donde la materia orgánica había desaparecido, Fiorelli obtenía moldes de extraordinaria precisión que reflejaban los últimos momentos de la vida de esas personas.