Foto: Manuel Pedrosa |
Un mosaico está revolucionando Linares. Es algo que trasciende a un simple hallazgo arqueológico y se ha convertido en un fenómeno turístico. En la excavación de 2012, debajo de un metro y medio de tierra, cascotes, escombros y piedras asomó la cara de una anciana que abrigaba con un velo sus arrugas. Una alegoría. Apenas lo vieron, los arqueólogos fueron conscientes de que habían desenterrado un mosaico extraordinario. En un rostro de tres palmos había teselas de 28 colores distintos, que dibujaban la vejez con precisión, con mil matices. Había vidrios y piedras extraordinarias, imposibles de hallar sin viajar a cientos o incluso miles de kilómetros del Cástulo romano, junto al Guadalimar, a cinco kilómetros de la actual Linares (Jaén). Poco a poco fueron apareciendo el resto de escenas. Paris, Selene, cazadores, la primavera y las otras estaciones, animales. Un descubrimiento que asombró al mundo científico. En 2012 National Geographic lo incluyó uno de los 10 hallazgos arqueológicos más importantes del mundo. El Mosaico de los Amores, lo llamaron. Un mosaico poderoso, que habla de amor pero que esconde una historia de muerte, intrigas y dominio. Y que casi 2.000 años después de que artistas probablemente llegados de Roma lo perfilasen tesela a tesela, ha sido capaz de levantar la estima de una toda una ciudad hundida en una crisis industrial y de identidad y que ahora mira a Cástulo, a sus raíces, con esperanza. El Mosaico de los Amores ha obrado el milagro: el yacimiento arqueológico pasó de languidecer en el olvido con 1.700 visitantes en 2010 a bullir con más 40.000 en el último año. Una vez que se vuelva a descubrir el mosaico tras los rigores del invierno (se tapó con grava en otoño pasado y ahora se le está haciendo una cubierta que estará a punto el 15 de junio) se espera una nueva avalancha. Además del gran valor histórico del yacimiento, uno de los puntos de interés de la visita a Cástulo es el de asistir al desarrollo de una excavación arqueológica de primer nivel mundial viva, en ejecución, que depara sorpresas continuas y cuyos resultados finales son aún un misterio. En Cástulo se asiste a la aventura de la arqueología y cómo se interpreta la Historia.
"En junio de 2012, durante la segunda fase de excavaciones en el foro romano de la antigua ciudad iberorromana de Cástulo, en Linares (Jaén), un equipo de arqueólogos, del Proyecto Fórum MMX, sacó a la luz un mosaico romano de comienzos o mediados del siglo II, que presenta un vivo colorido y un magnífico estado de conservación, gracias en parte a una capa de ceniza que lo cubría", explica la National Geographic en un artículo que sitúa a Cástulo a la altura de otras maravillas como el mausoleo de los guerrereos de Xian (China), las Momias «Frankenstein», en South Uist, el templo del sol nocturno en El Zoct (Guatemala, la fortificación de La Bastida en Totana (Murcia), el templo Mayor en Ciudad de México o el asentamiento prehistótico de Solnusata en Bulgaria.Y en 2013 otro pelotazo: los arqueólogos desenterraron un gran león ibero que guardaba una puerta, un hallazgo excepcional que propició que National Geographic incluyese Cástulo por segundo año entre los yacimientos más importantes del mundo. El león se puede ver en el Museo Arqueológico de Linares.
"Lo que se ha excavado hasta ahora es una mímina parte de Cástulo", aseguran los arqueólogos. Aún así, en torno a Cástulo se ha generado un movimiento formidable. Más de 40.000 visitantes en un año, cifra que multiplica por veinte lo que había tres años antes. Hay 67 personas trabajando en la excavación. Y más de 450 voluntarios en torno a los proyectos en el yacimiento y en el Museo Arqueológico de Linares, que también vive un esplendor desconocido y se llena de visitantes que quieren ver el león. Dos empresas ofrecen visitas teatralizadas. El mosaico y el león son ya símbolos locales. Todo Linares mira ahora hacia Cástulo con orgullo. Hay planes de futuro que conjugan el interés científico y el comercial, pues este verano se va a excavar una zona que se identifica con una judería, sin que a nadie se escape lo que eso significa en términos de turismo internacional. Y todo comenzó con una maldición, y con la cara de una anciana que cubría sus arrugas con un velo y que emergió de debajo de 2.000 años de olvido y metro y medio de escombros.
En la superficie del mosaico hay dos historias de amor universales. Paris le entrega a Hermes la manzana de la Discordia, mientras Afrodita da un paso al frente para recibirla ante las frustradas Hera y Atenea. Paris, hijo del rey de Troya Priamo, había elegido el amor de la mujer más bella del mundo frente a cualquier otro presente. Helena. Hubo romance. Aunque había un problema. Helena estaba casada. Homero contó la historia en la Odisea. La Guerra de Troya. En otra escena, la diosa Selene recorre la noche en el carro de la Luna por encima del pastor Endimión, que duerme. Los dos están desnudos. Un amor eterno pero también trágico. En la mitología, como en la vida, como tiene un precio. Los dioses concedieron a Endimión la eterna juventud y el amor de una. Diosa, pero solo mientras él duerme. Se aman en sueños, y la vigilia los separa eternamente.
Los arqueólogos han descubierto sin embargo, que el mosaico cuenta también una historia de poder, muerte y violencia. El mito de Paris y la Guerra de Troya remite a Eneas, fundador de Roma. Selene. El imperio. El mosaico, explica Marcelo Castro, director de la excavación que hace el Proyecto Forum MMX, estaba en la sala principal de un edificio dedicado al culto imperial. Fue construido para el espacio de ceremonias de un lugar donde se rendía culto al poder. Eso explica por qué los artistas que lo hicieron probablemente llegaron de Roma, por qué usaron teselas seguramente traídas ex profeso desde los cuatro puntos cardinales del Imperio, del alto y del bajo Egipto, de Tracia, de Galia y Germania ...
Un crimen y una maldición deciden el destino del mosaico. Un crimen de Estado cometido a miles de kilómetros de Hispania. En Roma. El 18 de septiembre del año 96 de nuestra era, el emperador Domiciano, el último flavio en cuyo honor se levantó el edificio donde se hizo el mosaico, es asesinado a puñaladas en una intriga cortesana. Nerva es el nuevo emperador. Inmediatamente, el senado -en una decisión que se tomó solo un par de veces más en la historia de Roma- lanzó una maldición: la 'damnatio memoriae'. La condena de la memoria: las monedas de Domiciano fueron fundidas, se borró hasta su nombre de los registros públicos. Todo lo relacionado con Domiciano debía ser destruido. Incluso su edificio en Cástulo. Paradójicamente, la condena es lo que salva al mosaico e, indirectamente, lo que ha resucitado el yacimiento linarense.
"Hemos encontrado evidencias de que tras la 'damnatio memoriae' desmontaron la techumbre, y se demolió uno de los muros de la sala del mosaico. El muro cayó sobre el suelo, y protegió el mosaico durante siglos", explica Marcelo Castro. Durante el resto de la dominación romana, el edificio permaneció abandonado, en ruinas, condenado como también se condenó al abandono, en pleno centro de una ciudad -una de las más grandes de la Península con casi 40.000 habitantes- toda la plaza diseñada en su entorno. Era el mensaje que Roma lanzaba a sus cuidadanos de este confín del Imperio: así acaban quienes desafían al pueblo romano.
Cruce de caminos
Cástulo, cruce de caminos entre el norte y el sur de la Península, entre el levante y el poniente, el punto navegable más al norte de la cuenca del Guadalquivir, ya sabía de historias que mezclaban el amor y la alta política. En las guerras púnicas, el cartiginés Aníbal lanza la guerra con Roma por la hegemonía en el Mediterráneo. Necesita buenos guerreros y plata para pagarlos. Y lo encuentra en Cástulo, con unas minas de riqueza legendaria, explotadas desde la noche de los tiempos hasta mediado el siglo XX. Buena parte del dinero que mantiene fieles a Cartago a los honderos baleares, a los jinentes númidas, a las falcatas iberas que durante años arrasan la Península Itálica, sale de esas minas. Aníbal paga su precio: se casa con una princesa de Cástulo. Con Himilce.
Tras las guerras púnicas, Cástulo se convierte en ciudad romana. Hasta el siglo V las minas apuntalan su prosperidad. Una riqueza que daba incluso para construir mosaicos en edificios imperiales. Luego llegó el olvido. La decadencia. Progresivamente la ciudad queda desierta. En 1450 un documento asegura que ya solo la habitaban bandidos y saqueadores. Úbeda y Baeza emergen como ciudades imporantes del Renacimiento del Sur. Los obispos y los nobles necesitan piedras, columnas, capiteles y piezas para sus palacios de inspiración clásica. Y tienen Cástulo a un paso. En unos siglos, lo que fue una ciudad importante queda convertida en una meseta yerma.
El expolio continuó durante siglos. En 1968 se hicieron las primeras excavaciones científicas. En los 80 aún se continuaba, pero solo con algunos puntos de la muralla, un aljibe y una zona de termas. Pero el abandono era tal que la única defensa contra los furtivos y los 'piteros' durante años fue sembrar el terreno de chapas de refrescos, para volver locos a los detectores de metales. Se tardaron años en construir una valla. Fueron años de promesas y desengaños. Cástulo no renace hasta 2011 con el impulso del Centro Andaluz de Arqueología Ibera y el proyecto Forum MMX. Al formidable hallazgo del Mosaico de los Amores en 2011 le acompañan otro gran mosaico en 2012 y otro bombazo en unas excavaciones impulsadas por la Diputación de Jaén: la aparición de 2013 de un gran león que guardaba una puerta cerca de la muralla.